Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso. Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Es consultor económico y Profesor titular de Economía Aplicada del Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica del Master de Economía y Administración de CEYCE.
INFOBAE – Que expliquen cómo piensan crecer con esta carga impositiva
Finalmente la realidad dijo basta y la implementación de una reforma del estado para bajar el gasto público se impuso por las circunstancias. No es la primera vez que ocurre algo así en nuestro país. Gobiernos que se niegan a ordenar las cuentas públicas en su momento, recurren a todas la piruetas financieras, monetarias y cambiarias que uno puede imaginar hasta que, finalmente, se acaba la magia de las piruetas y la realidad impone hacer a las apuradas lo que podría haberse hecho en forma ordenada desde un principio, con el problema de haber acumulado más problemas de los heredades por el costo que generaron esas piruetas financieras. Ahora me refiero a desarmar la bomba de las LEBACs.
Pero, como es de rigor, ni aun ante la gravedad extrema de las condiciones económicas y el porrazo contra la realidad que se dan los que se niegan a bajar el gasto público llamándolo ajuste salvaje, aceptan lo que está delante de sus narices y empiezan con una nueva historia. Resulta que ahora aparece la nueva corriente de “pensamiento” que dice que el déficit fiscal se resuelve con crecimiento y no bajando el gasto público. Hay que crecer, aunque no explican cómo se hace para crecer, y con ese mayor crecimiento se recauda más impuestos y se cierra la brecha fiscal.
En rigor no están diciendo nada diferente a lo que sostuvo Cambiemos desde el inicio. No había que bajar el gasto público, sino que había que congelarlo en términos reales, es decir, el gasto tenía que crecer al mismo ritmo que la inflación. Al mismo tiempo, el crecimiento de la economía permitiría generar más ingresos fiscales y la brecha fiscal se iba a ir cerrando. El gradualismo iba a generar un mágico crecimiento que resolvería el problema fiscal, sin comprender que el problema de la Argentina es, entre otros, el nivel y la calidad del gasto público.
Pero volviendo a la nueva “genialidad” de no bajar el gasto sino que hay que crecer para recaudar más, es bueno recordarles a esos magos de la economía que ya no hay más margen para recaudar. Es más, con esta carga tributaria es impensable crecer en forma sostenida, como ha quedado demostrado. Basta un año con pocas lluvias y entramos en un problema económico fenomenal.
Gráfico 1
El gráfico 1 muestra la evolución de la recaudación impositiva en dólares, tomando el tipo de cambio promedio de cada año. Como puede verse entre 2003, cuando llegó el kirchnerismo a poder, y 2017 el estado recauda U$S 129.270 millones más que en 2003. Para tener idea de la magnitud de cuántos recursos más recibió el estado de los bolsillos de los contribuyentes podemos compararlo con el Plan Marshall que fue implementado por Estado Unidos, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, para ayudar tanto a aliados como a los países vencidos. El Plan Marshall comenzó a funcionar en 1948 durante 4 años y era por un monto de U$S 13.000 millones de aquella época. A valores actuales son unos $ 130.000 millones. Es decir, entre 2003 y 2017 Argentina incrementó la recaudación por el equivalente a todo el Plan Marshall, aclarando que en total fueron 18 los países europeos que se vieron beneficiados con el Plan Marshall para reconstruir sus economías. El que más apoyo recibió del total del monto el Plan Marshall fue Gran Bretaña, con el 26% del total, el segundo fue Francia con el 18% y el tercero fue Alemania, en ese momento Occidental, con el 11% del total. De manera que, dicho sea de paso, cuando se dice que Alemania se recuperó gracias al Plan Marshall, no es cierto. Gran Bretaña recibió más del doble que Alemania y la que despegó económicamente fue Alemania, mientras Inglaterra entraba en una senda de estancamiento con las ideas intervencionistas que imperaban en el Laboralismo que fue el que ganó la elecciones luego de la guerra derrotando a Churchill.
La realidad es que Alemania recibió U$S 1.430 millones de ese momento, unos U$S 14.300 millones actuales. Así que si comparamos los U$S 129.000 millones más que recauda el gobierno Argentino, con lo que recibió Alemania para reconstruirse luego de la guerra, el gobierno Argentino mejoró sus ingresos en un monto que equivale a 9 Plan Marshall de los que recibió Alemania. Uno logró sacar a su país de debajo de los escombros y las ruinas y el Kirchnerismo, recaudando casi U$S 142.000 millones más, algo así como 10 planes Marshall de los que recibió Alemania, dejó a la Argentina sin energía, con las rutas destruidas, con 12 millones de cabezas de ganado menos, en default, con cepo cambiario y el listado sigue.
El kirchnerismo fue una catástrofe económica e institucional para Argentina y esa catástrofe requería de un tratamiento de shock como el que aplicó Ludwig Erhard en Alemania implementando una economía de mercado que, dicho sea de paso, no era del agrado de los gobiernos de los países aliados, que en esos momentos estaban mayormente dominados por las ideas intervencionistas y keynesianas.
Pero si el dato de la evolución de la recaudación en dólares no conforma a algún lector, podemos ver cómo evolucionó la recaudación tributaria consolidada en términos de PBI, es decir incluyendo los impuestos nacionales, provinciales y municipales, entre la década del 90 y el último año del kirchnerismo tenemos que aumentó unos 13 puntos del PBI. Y si tomamos el 2017 respecto a los 90, cuando ya la carga tributaria era elevada, tenemos, aproximadamente 10 puntos más del PBI que se quedan la nación, las provincias y los municipios de los ingresos que generan los contribuyentes.
Gráfico 2
Quienes afirman que el problema no es el gasto público sino la recaudación vía un mayor crecimiento económico, o no pagan impuestos o no logran conectar la carga tributaria con el crecimiento económico. ¿Quién puede invertir en un país donde el impuesto a las ganancias a las empresas es del 35%, pero como no se pueden ajustar los balances por inflación la carga efectiva supera el 40%? ¿O todavía no se enteraron que el crecimiento viene de la mano de la inversión y nadie invierte para ser expoliado impositivamente?
Pero veamos un dato más. Cómo evolucionó la recaudación tributaria de los impuestos nacionales entre 2003 y 2017 a pesos de 2017 utilizando IPC para indexar.
Gráfico 3
En pesos de 2017 los ingresos tributarios nacionales (IVA, Ganancias, Combustibles, Aportes y Contribuciones, al cheque, etc.) se multiplicaron por 2,5 o aumentaron el 150% en términos reales. Una verdadera masacre tributaria.
De manera que, mientras no se baje el gasto público y la carga tributaria, además de implementar una reforma laboral y otras cuestiones más, es impensable que la economía crezca. El sector privado tiene encima a un luchador de sumo que es el estado y lo mantiene inmovilizado con su peso. Es imposible imaginar una economía creciendo con el actual peso del estado sobre el sector privado. Con la feroz carga tributaria que hoy soporta el sector privado, es impensable que el déficit fiscal vaya a solucionarse con crecimiento. Afirmar que tenemos un problema de recaudación raya en el delirio y más delirante es creer que el sector informal puede pasarse al sector formal con esta carga tributaria.
Este nuevo discurso que empieza a aparecer diciendo que el problema fiscal se resuelve con crecimiento es típico de los que quieren seguir con un gigantesco e ineficiente gasto público.
Que expliquen cómo piensan crecer con esta carga impositiva. Con estas tasas de interés que son fruto del endeudamiento del sector público para financiar el déficit fiscal y con esta tasa de inflación que es consecuencia del déficit fiscal. No pueden explicar semejante disparate. Es el discurso típico del demagogo, del que habla sin saber o del necio que niega la realidad.
Asumamos la realidad, el problema fiscal, de la inflación y de la altas tasas de interés se resuelve reformando el estado para bajar el gasto y con menor presión impositiva. El desafío es grande, no tengo ninguna duda, pero lo otro es un delirio mayúsculo que nos puede llevar a otra crisis económicas de las que ya conocemos.
ESTA NOTA FUE PUBLICADA ORIGINALMENTE EN http://www.infobae.com