Diana Mondino es Directora de Relaciones Institucionales y profesora de Finanzas en los Master en Dirección de Empresas y Master en Finanzas de la Universidad CEMA. Tiene experiencia en temas económicos y de management.
Por Diana Mondino – Consejera Académica de Libertad y Progreso – Economista de la UCEMA.
ÁMBITO FINANCIERO – En la reforma impositiva del año pasado se introdujeron reducciones en algunos impuestos, pero se mantuvo la estructura impositiva, es decir el tipo y mecanismo de cobro de los impuestos. Posiblemente si se modificara dicha estructura impositiva se pudiera recaudar lo mismo y al mismo tiempo permitir a las empresas crecer.
La existencia de ingresos brutos, recaudados por las provincias, tiene un efecto devastador sobre las pymes. Las mismas están especializadas en alguna etapa de un producto o servicio. Son parte de un proceso (las múltiples etapas necesarias hasta vender un producto o servicio) al que se integran de diferentes maneras. Si en lugar de proceso pensamos en una cadena de valor, es más claro que son muchas las empresas que participan. Es evidente que si pudieran hacerlo todo… pues ya no serían pymes!.
Sin embargo Ingresos Brutos grava cada venta, por lo tanto si un proceso tiene varias etapas, es alcanzado múltiples veces y se encarece notablemente el producto. Es diferente al IVA que aunque también grava cada etapa tiene un impacto total mucho menor. Por lo tanto, quienes dicen defender a las pymes las están ahogando con el impuesto más distorsivo que existe. Este impuesto induce a la integración, a que haya menos empresas.
Agrego la forma de cobro, que en general es a través de percepciones, muchas veces antes que el productor haya cobrado por su servicio. Adicionalmente muchos impuestos se deducen de la cuenta bancaria, esté o no vinculada a un hecho impositivo. La repetición o devolución de esos impuestos es costosísima en tiempo, o directamente imposible y difícilmente una pyme tenga los recursos para lograr esta devolución. Nuevamente una empresa grande tiene más posibilidades de utilizar esos créditos fiscales. Algo similar ocurre con el IVA que al tener diferentes tasas según el producto, deja a algunos productores con créditos fiscales imposibles de recuperar. Es decir, sus costos aumentan por no poder absorber el IVA, a lo que se agrega que la AFIP lo considera un activo y por lo tanto han de pagar el impuesto a ganancia mínima presunta sobre este crédito del país-de-nunca-jamás.
Si las provincias eliminan el régimen de percepciones y retenciones de impuestos, sería un gran desahogo financiero para las empresas. La empresa pagará lo mismo, pero solo después de haber cobrado a su propio cliente. ¡Un cambio no menor! Ya son muchas las provincias que tienen situación financiera holgada, ¿por qué seguir asfixiando a sus empresas locales?
De la misma manera, el Estado Nacional podría devolver el crédito fiscal de IVA o al menos permitir su uso para el pago de otros impuestos en forma generalizada (hoy sólo admisible en casos muy particulares). Devolverlo sí tendría un impacto, ya que ese impuesto no se devolvería nunca, pero permitiría a las empresas recuperar sus propios activos.
La reducción de alícuotas de Ingresos Brutos a lo largo de 3 a 5 años ya aprobada tendrá un efecto positivo sobre las empresas pero muy lento. Modificar la forma de cobro tendría un efecto instantáneo mucho mayor, ya que libera fondos -que hoy se usan para anticipar estos impuestos- para cada empresa. Las provincias cobrarían lo mismo, tal vez sólo desfasado entre 1 a 3 meses. Creo que sería suficiente para quitar palos en la rueda y mejorar la situación financiera de muchas empresas. Afortunadamente cada provincia puede decidir individualmente.