Una Argentina al borde del precipicio, a la espera de reformas y con Brasil como esperanza

PORTFOLIO PERSONAL – 2019 dependerá de dos cosas: primero, de que la incertidumbre de que vuelva un gobierno más populista que Cambiemos no genere mayor desconfianza en los mercados; y segundo, de que el gobierno de turno de señales de verdadero “cambio”. De hecho, el Banco Mundial advierte a nuestro país que, de no resolver el problema del gasto público, podría volver a caer en una nueva crisis cambiaria.

Luego de un año recesivo, 2019 se proyecta a la espera de un mejor horizonte. Cabe aclarar que básicamente dependerá de que se den dos cosas: primero, de que la incertidumbre de que vuelva un gobierno más populista que Cambiemos no genere mayor desconfianza en los mercados. Y segundo,  de que el gobierno de turno de señales de verdadero “cambio”.

Desde hace casi una década, la Argentina no crece y eso sucede porque a lo largo de mucho años se priorizó el despilfarro de las cuentas fiscales por sobre el crecimiento económico del país. Es alarmante la vulnerabilidad en que se encuentra, en 2019, un país que en 1895 y 1896 obtuvo el PBI per cápita más alto del mundo y se perfilaba entre las mayores potencias mundiales. ¿Qué sucedió entre 1896 y 2019? Una secuencia de políticos populistas al frente del poder que terminaron por posicionar a la Argentina en una serie constante de vaivenes económicos.

En estos días, ha salido el informe del Banco Mundial de proyecciones económicas para los próximos tres años. Es alarmante cuando analizan la región latinoamericana, ya que centran el foco en nuestro país, el único que luego de Venezuela, refleja caída en su Producto Bruto Interno en 2019, en comparación con el resto de los países que crecerán.

Además, lo más preocupante es que la Argentina se encontrará expuesta a cualquier mínimo vendaval debido a que se transitará un año electoral sin haber llevado adelante las reformas necesarias para arreglar el problema que tenemos en las cuentas fiscales.

Según el Banco Mundial, nuestra economía caerá un 1,7% en 2019, después de bajar, según estimaciones, 2,8% en 2018. El resto de los países que supieron resolver en mayor o menor medida sus problemas estructurales crecerán con un promedio del 3,0%. Los países con mejor desempeño económico durante este año serán Bolivia (4,3%), Paraguay (3,9%), Perú (3,8%), Chile (3,5%) y Colombia (3,3%).

En tanto, los que se ubicarán por debajo del promedio de la región son Brasil (2,2%), Uruguay (2,1%) y Ecuador (0,7%). En el informe, advierten a nuestro país que, de no resolver el problema del gasto público, la Argentina podrá volver a caer en una nueva crisis cambiaria como en 2018 y generar una especie de “efecto contagio” a sus países vecinos por medio de los flujos comerciales y financieros.

Por lo tanto, lo que (no) haga este gobierno impactará no sólo a los bolsillos de los argentinos sino también sobre aquellos países que se encuentren más ligados el nuestro. Es necesario prestar mucha atención al efecto dominó que puede disparar los problemas estructurales no abordados por los países.

Por otra parte, del otro lado de la vereda se encuentra Brasil, que con la victoria de Jair Bolsonaro nos regala un hilo de esperanza. El nuevo gobierno brasileño parece estar muy predispuesto en realizar todas las reformas necesarias para que su país se posicione entre los primeros del mundo.

Si pueden aplicar rápidamente sus reformas, del Estado y la previsional, Brasil apuntará a un crecimiento por arriba del promedio de la región en 2020. Su ministro de Economía, Paulo Guedes, ya afirmó que intentarán privatizar la mayor cantidad de empresas, achicar el tamaño del Estado y adoptar un sistema previsional parecido al de Chile, de sistema de capitalización. Éste, que debería volver a implementarse en la Argentina y remplazar el actual sistema de reparto que se encuentra en quiebra, es un mecanismo en el que cual cada individuo ahorra parte de su ingreso para su propio retiro.

En Chile, funciona a la perfección, ya que es la plata de uno la que se asegura para la vejez y no se depende de la caridad del gobierno de turno. Además del hecho de que sólo los que pospusieron consumo presente en pos de futuro podrán disfrutar del dinero que ahorraron en la vejez. Si Brasil toma las riendas del asunto (algo que debió hacer nuestro presidente ni bien asumió), definitivamente generará mucha confianza en los mercados. Y  las inversiones que tanto anhelaba la Argentina, lloverán inmediatamente.

Basta sólo con observar el comportamiento de la Bolsa de Sao Paulo, que se dispara optimista, cuando anuncian que llevarán adelante tal y cual reforma para darse cuenta de cuáles son las señales que ansían los mercados. El caso de Brasil puede servir de aliento para que vecinos como la Argentina se animen a progresar.

En particular, para 2019, se espera que tanto el campo como la industria muestren cierta recuperación. Sin embargo, luego de incrementar las retenciones a las exportaciones y ahogar aún más al sector, pongo en duda de cuanto será el aporte total del campo a la economía.

Asimismo, las perspectivas de la industria dependen mucho de lo que ocurra en Brasil, ya que la demanda interna no se encuentra en su mejor momento y como hemos comprobado en 2018, los shocks exógenos juegan un rol de protagonista en un país vulnerable.  Por ello, hay que hacer tanto hincapié en las reformas que necesita nuestro país,  para no volver a una nueva crisis que arrase con todo a su paso.

En definitiva,  de mantenerse la inacción, Argentina sigue estando al borde del precipicio. Las cuatro reformas básicas que hay que hacer son la Estatal, Previsional, Laboral, Fiscal y Monetaria.

La Argentina necesita un Estado más chico y eficiente, un sistema previsional que priorice los ahorros de los pasivos que aportaron para el retiro, un sistema laboral que incremente el empleo, un sistema fiscal que no ahogue al sector privado y una política monetaria que defienda el valor de la moneda.

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