Abogado. Asesor laboral de empresas y cámaras empresarias. Consejero Académico de Libertad y Progreso.
CRONISTA – El Fondo de Despido y Desempleo, el Subsidio Universal Bilateral, y el Régimen Legal del Teletrabajo son tres de los institutos que ya se están debatiendo en distintos ámbitos como parte de un cúmulo de reformas que se presentan como imprescindibles para salir de la crisis.
La vuelta a la normalidad nos enfrentará con 1.500.000 puestos de trabajo destruidos por la situación económica preexistente agravada por la crisis pandémica que por ahora no ha terminado de producir daños sociales, económicas, laborales y sobre todo en ´pérdidas de vidas humanas.
Que pasará con los supermercados y los shoppings frente al mercado electrónico, que ocurrirá con los negocios que vendían dentro de sus espacios con los que venden por catálogo por internet que además le ofrecen encontrar el mejor precio, qué pasará con quienes no supieron interpretar los cambios de los hábitos de los clientes y los esperan sentados dentro de sus locales, cuando el cliente quiere que el producto se lo lleven a su casa.
En breve ya no habrán más escusas, y la realidad nos pasará por encima, sin más remedio que afrontarla. Los abogados nos adaptamos rápido, todo lo podemos operar a distancia, equipados con equipos telemáticos, podemos asesorar a nuestros clientes, atender los procesos judiciales, y los reclamos en sede administrativa. Podemos hacer todo lo exigido por la profesión desde cualquier lugar.
Pero en muchos casos, que se paralizaron por la pandemia, resulta evidente que si seguimos con los mismos modelos que nos arrastraron al desastre económico y social, insistir en ellos nos seguirá inclinando la balanza aumentando el deterioro, acrecentando los efectos de la crisis, y colocándonos en un escenario decadente e insoluble. Einstein decía que “no podemos solucionar un problema pensando de la misma manera que cuando lo creamos”, y por lo tanto un problema reitera, “no puede ser resuelto por el mismo nivel de conciencia con que se lo creó”.
Es en alguna medida una forma de pensamiento lateral como lo describiría Edward de Bono.
En el nuevo mundo de las ideas se dice que los líderes del cambio, deben enfrentar la innovación rediseñando bajo nuevos enfoques o puntos de vista. Es lo que con frecuencia se sintetiza como pensar fuera de la caja (“to think out of de box”).
Los nuevos líderes de las empresas que se valdrán de las tecnologías exponenciales deberán ser también líderes exponenciales, que se desarrollarán en el marco de nuevas ideas y concepciones. UBER, Cadify, Rappi, Glovo, Pídalo y otros modelos basados en aplicaciones que relacionan al prestador del servicio con el usuario del servicio son algunas de las expresiones que invaden el nuevo mundo que se nos impone día a día. En otra dimensión operan Mercado Libre, Despegar.com, Alí Baba y Amazon.
Parece ser entonces este tiempo breve que nos separa de un regreso debemos llevar el modelo de relaciones laborales a otro nivel, abriendo un debate verdaderamente disruptivo en el que se escuchen todas las voces.
El nuevo modelo de recursos humanos, de relaciones laborales no tiene que destruir las conquistas laborales logradas hasta la fecha, debe crear las nuevas condiciones que imponen los mercados, respetando los derechos adquiridos.
Repasemos algunos temas que son de tratamiento urgente:
- El fondo de despido y desempleo deberá reemplazar a la incertidumbre en la que se encuentran hoy los trabajadores de la pymes, que cuando los despiden, rara vez cobran sus indemnizaciones por el distracto. En otros términos puede ser un régimen general o uno circunscripto a empresas de menos de 100 trabajadores por ejemplo;
- El teletrabajo, el trabajo a distancia, el home office, el trabajo deambulatorio o nómada, debe ser una fuente generadora de nuevos puestos de trabajo, como ocurre en el derecho comparado, reenfocando sus instrumentos básicos;
- Se debe pensar en nuevas formas de contratación, como son el caso de los contratos por obra del derecho italiano, en donde el trabajador es contratado solo para cumplir con un proyecto, una obra, un objetivo o un objeto predeterminado, de modo que tiene vigencia determinable en función del cumplimiento del mismo;
- La jornada y los descansos tienen que enfrentar una revisión integral. En efecto, no solo se enfrenta el tiempo de trabajo con los cambios tecnológicos y con las nuevas formas de organizar el trabajo, también tienen que ver con lo que se les demanda a los trabajadores por efecto de las necesidades de productividad y de eficiencia;
- La reducción de la jornada semanal de 40 a 35 horas en Francia (Lionel Jospin, 1998-2002) cumplió casi veinte años y nadie pudo comprobar si bajó el desempleo o si perjudicó la competitividad de las empresas. Lo cierto es que en España cuando se planteó la reducción de la jornada, igual que en Francia, se redujo proporcionalmente el salario, y los resultados son inciertos. Hoy no se piensa tanto en la reducción como en la adecuación a los nuevos modelos de relaciones laborales.
- La autonomía de la voluntad colectiva por empresa es y puede ser una fuente de creación del derecho moderno, adecuado a los momentos y a las demandas que imponen las circunstancias muy cambiantes y hasta sorpresivamente disruptivas. Las partes han logrado adecuar el marco regulatorio a partir del convenio, como ocurrió con Minera Lumbrera, Toyota, GM, Cerro Vanguardia, Minera Gol Barrick Gold y Pacua Lama, Heladerías Freddo, Tren y Parque de la Costa, y últimamente Bagó y Biogénesis, Papel Prensa, o el convenio gastronómico de UTGHRA.
- La disponibilidad colectiva dio frutos casi revolucionarios aun cuando solo operó en materia de jornada promedio (art. 198 LVT), permitiendo que las partes negocien las condiciones especiales que demandan por empresa actividades en condiciones especiales, como de hecho ocurrió exitosamente en nuestro país, pero ahora extendido a todos los institutos del derecho individual o colectivo del trabajo.
Si los actores sociales son responsables se impone el debate de lo que vendrá, que ya está instalándose en los países de la región, mientras nosotros seguimos distraídos con la pandemia, cuyas medidas de prevención son claras y definitivas si la comunidad es responsable y las cumple con convicción, mientras llega la vacuna.
Si existen verdaderos responsables de los cambios que habrán de operarse, éste es el momento de debatir, discrepar, y finalmente acordar las nuevas condiciones que requiere el modelo de recursos humanos y de relaciones laborales para enfrentar los desafíos del futuro, antes de que nuevamente sigamos atrapados en el laberinto de un conflicto social que nos lleve a la decadencia.