La economía necesita de un plan potente para cambiar las expectativas y atraer inversiones de largo plazo

Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso. Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Es consultor económico y Profesor titular de Economía Aplicada del Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica del Master de Economía y Administración de CEYCE.

INFOBAE – La repetición de fracasos y confiscaciones en las últimas dos décadas minaron la confianza en el país. Solo con iniciativas audaces y consistentes se podrá consolidar la paz cambiaria de las últimas semanas

La tranquilidad cambiaria de los últimos días difícilmente pueda considerarse fruto de un repentino ataque de confianza en el peso por parte de los agentes económicos.

Algunos analistas consideran que cuando llegó a $ 195 el blue estaba caro. Difícil saber en qué se basan para formular semejante afirmación dado que el concepto de barato o caro es totalmente subjetivo. Depende de cada persona en un momento dado. Pero en todo caso, el salto cambiario que llevo el blue a $ 195 y luego bajó por diferentes acciones del gobierno, es más un problema ligado a la desconfianza en el peso. Más que afirmar que el dólar está caro, se podría decir que la depreciación del peso es exagerada y habría que fundamentarlo con datos para poder sostenerlo. Caso contrario se está haciendo una afirmación antojadiza sin fundamentos científicos. Algo así como la vacuna rusa contra el COVID 19.

Si se acepta que en todo caso la paz cambiaria de los últimos días tiene que ver con un tema de mayor o menor confianza en el peso, además de las intervenciones en el mercado por parte del gobierno, la pregunta es: ¿presentó el gobierno un plan de largo plazo que genere la suficiente confianza como para cambiar las expectativas y hacer que aumente en forma natural la demanda de pesos? O, si se prefiere, ¿que la gente no huya del peso?

No luce convincente el anuncio del ministerio de Economía que en el último bimestre del año no le va a pedir más adelantos transitorios al BCRA. Entre el 10 de diciembre del año pasado y el 2 de noviembre, el BCRA emitió $ 1,8 billones para financiar al tesoro. De esa cifra, $ 567.750 correspondieron a Adelantos Transitorios y $ 1,2 billones a transferencias de utilidades. Es decir, solo el 32% de la emisión monetario fue por Adelantos Transitorios y el 68% por transferencia de utilidades, de manera que no dice nada afirmar que el tesoro no va a recurrir en el último bimestre del año a los Adelantos Transitorios del BCRA sino aclaran que tampoco recurrirán a la transferencia de utilidades.

Por ahora el ministro Guzmán llenó de aspirinas el mercado de cambios para bajarle la fiebre (la cotización del blue) pero no resolvió el problema del tipo de cambio oficial. La pregunta es: ¿está preparando un plan que ataque a la causa de la fiebre o va a seguir dándole aspirinas al mercado de cambios?

¿Qué significa atacar el problema de fondo que genera la fiebre? Presentar un plan económico consistente que tenga un fuerte respaldo político.

El punto al que debe prestarse atención es que, con el paso de los años, el mínimo indispensable para cambiar el rumbo de decadencia de la economía argentina es cada vez mayor.

Por ejemplo, en 1985 bastó un plan como el plan austral con un simple cambio de signo monetario y algunas medidas más para generar un shock de confianza que permitió cambiar las expectativas de los agentes económicos y le dio la victoria electoral de medio término a Alfonsín pocos meses después de ser anunciado.

Pero ni el austral, ni el australito en sus diferentes versiones sirvieron para evitar tener que anunciar otro plan, el plan primavera, que mantuvo tranquilo el mercado de cambios unos meses hasta el fatídico 6 de febrero de 1989 en que se acabó la paz cambiaria y se desató la hiperinflación.

Fue necesario, entonces, recurrir al plan Bonex en diciembre de 1989 para tratar de resolver parte del problema de los depósitos indisponibles (el equivalente a las actuales LELIQs y las LEBACs anteriores), plan que tampoco resolvió el problema y en 1991 se lanzaba la convertibilidad. Una regla mucho más estricta que estaba acompañada de un amplio plan de privatizaciones, que no solo servía para mejorar la eficiencia de la economía, sino que, además, eran parte del plan de estabilización por las pérdidas de las empresas estatales que tenían que ser cubiertas por el tesoro con emisión monetaria, emisión que generaba inflación.

La convertibilidad fue abandonada y se recurrió a la pesificación asimétrica. Aquí viene el primer problema. Dado que hoy no tenemos moneda y para que el peso sea aceptado como reserva de valor la gente tiene que confiar en las instituciones jurídicas, políticas y económicas, ¿es posible volver a tener moneda loal en el corto plazo o habrá que pensar en algo más potente que la misma convertibilidad? ¿Alguien creería en una nueva convertibilidad si se intentara aplicar luego que fue abandonada de la forma más brutal o hay que pensar en mecanismos más potentes para restablecer un sistema monetario? Todo parece indicar que volver a una convertibilidad no sería creíble y algo más potente sería necesario. ¿Dolarización, competencia de monedas?

Lo mismo ocurre con el sistema financiero para que la gente vuelva a confiar y traer sus ahorros a la Argentina. Luego del plan BONEX, corralito, corralón, pesificación asimétrica, confiscación de los ahorros en las AFJP y demás medidas confiscatorias, ¿cómo hacer para que la gente utilice los ahorros declarados en el exterior para realizar transacciones en el mercado interno?

Otro punto de gran relevancia. El gasto público consolidado estaba en 30% del PBI en las décadas del 80 y del 90. Esos niveles de gasto público eran infinanciables y tuvimos inflación, megainflación, default, hiperinflación, confiscaciones de ahorros, etc. Si ese nivel de gasto público consolidado era infinanciable, ¿qué medidas hay que tomar de recorte del gasto para bajarlo del actual 46% del PBI para llegar al 30% que ya era infinanciable?

En 1999 la presión impositiva consolidada era 22% del PBI y actualmente ronda el 42% del PBI y aun así no alcanza para cubrir el gasto público. ¿Cuán potente tiene que ser la reforma impositiva para hacerla más sencilla y reducir semejante carga tributaria que espanta inversiones?

El punto es que se han cometido tal cantidad de barbaridades económicas, violaciones de los derechos de propiedad y de contratos, que la recuperación de la confianza en la calidad institucional llevará tiempo. Pero, además, las medidas económicas a aplicar necesariamente tendrán que ser lo suficientemente contundentes como para recuperar la confianza en la economía y tengan resultados concretos.

A medida que pasa el tiempo y somos más irresponsables en lo económico e institucional, más alta es la valla que habrá que sortear para conseguir recuperar la economía de esta larga decadencia.

ESTA NOTA FUE ORIGINALMENTE PUBLICADA EN http://www.infobae.com

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