Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso.
http://gzanotti.blogspot.com/ Lo que pasó el jueves en Argentina no es sólo argentino. Sucede en otros lugares. Sobre todo, en EEUU. Todos los alcaldes y gobernadores demócratas, todos los dirigentes, diputados y senadores demócratas, todos, sin excepción (si hay alguna me alegro) han sido los más fanáticos defensores de la cuarentena obligatoria. Han perseguido y encarcelado gente de la manera más brutlamente totalitaria, de modo totalmente inconstitucional, cosa terrible en los EEUU. Eso sí: cuando sucedieron las protestas por el caso George Floyd, ah, entonces ahí, todo bien. El virus ya no era peligroso. Todos los mass-media, idem, excepto Tucker Carlson, Judge Junine, Sean Hannty y otros. Para protestar, y para robar, saquear, agredir y asesinar, como Antifa y “Only” Black Lives Matter, avanti. Vamos compañeros. Vamos que los únicos que contagian son los odiosos partidariso de Trump y sus rallies.
Por ende, gente, si quieren el famoso mal de muchos consuelo de tontos, ok, seamos tontos. Ya no es la Argentina caótica versus el EEUU de los 80 y Ronald Reagan. Biden, Maduro, Alberto Fernández, son todos el mismo totalitario producto. La impresionante coherencia con la cual toooooooooooooooooooooooooda la izquiera internacional ha encarcelado a todo el mundo y liberado al mismo tiempo a quienes “hagan lío” como ellos, es asombrosa. Una coherente incoherencia milimétrica, de manual, repetida como si verdaderamente todos fueran actores de la misma película. Me pregunto: ¿como si?
Una manera de interpretar la cuestión es que ellos creen que verdaderamente hay un virus de alta letalidad dando vueltas; que crean verdaderamente -como mucha gente honesta- que la OMS tiene razón. Pero, en ese caso, la incoherencia sería peor: sería criminal.
Pero no. Sencillamente se nos ríen en la cara. Ellos saben perfectamente que este nuevo virus corona tiene ahora una bajísima tasa de letalidad, precisamente porque aumentaron los casos asintomáticos. Al revés, justamente, de cuando el virus aparece. Lo saben perfectamente, pero se nos ríen en la cara. La mentira de la “terrible” peligrosidad del virus, más un público formado hace muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuucho tiempo en la Nueva Religión, o sea, la fe en la ciencia y sus profetas, los gobiernos, ha sido aprovechada a la perfección para terminar con todo rastro de libertad. Claro, no son maoistas, no son nazis, y por eso el éxito de su perverso plan. A Hitler se lo veía invadiendo Polonia. A estos, no. Y la perversidad del plan se completa con la persecución y el silenciamiento a quienes sí lo vean, que son ridiculizados como conspiradoides, negacionistas, etc.
La pura verdad, gente, es que Alberto Fernández sabe perfectamente que todo esto es una mentira. No es un criminal porque sabe perfectamente que no habrá hoy un alto grado de letalidad. Claro, el que haya ido a gritar como loco y subirse a los barrotes de la Rosada, con 300 de colesterol, diabetes, hipertensión y sistema inmunológico deprimido, sí, posiblemente algo le suceda, pero claro, entonces será Covid-19……………….
No, gente. NO es que nuestro presidente haya sido incoherente. NO es que autorizó lo peligroso. Promovió un espectáculo más del populacho, arma favorita del kirchnerismo, pero no promovió algo en sí mismo insalubre. El sabe que todo se podría abrir y con un poco de liderazgo ético, cosa de la que él y los demás carecen en absoluto, se podrían luego manejar con prudencia las medidas elementales de salud pública para un nuevo virus corona que como todo virus puede tener más alta letalidad al principio (“principio” que ya es pasado). Pero no, gente. No lo va a hacer. Porque, en última instancia, es un cínico al cual la moral le resbala. Y criminal también, como todos los cuarentenitas, que han matado gente con sus nuevos campos de concentración con un grado de letalidad del cual están lejos todos los virus corona habidos y por haber.