Lic. en Administración de Empresas. Magister en Economía Aplicada de la UCA. Doctorando en Economía en la UCA.
DATA CLAVE – El mercado cambiario suele ser una de las principales preocupaciones económicas en Argentina. Al ser una economía bimonetaria, la demanda por el dólar ha ido creciendo generando tensiones en el tipo de cambio. En la última semana, el BCRA ha vuelto a ser vendedor neto de divisas, cuando en las semanas anteriores venía siendo comprador neto de divisas. No obstante, sólo en enero, el dólar contado con liquidación se devaluó un 7,3%. ¿Implica esto que se acabó el veranito cambiario que se venía viviendo?
En el corto plazo probablemente no, aunque los problemas de fondo continúan latentes y preocupan. Sin embargo, hay tres ventajas para el mercado cambiario en el corto plazo. Esto no quiere decir que los dólares paralelos se quedarán inmóviles, lo más probable es que sigan su tendencia al alza, pero es en el segundo semestre donde hay un mayor riesgo de que una devaluación se acelere. ¿Cuáles son las variables que juegan a favor hoy en el mercado cambiario?
En primer lugar, marzo y abril son meses favorables para el mercado cambiario debido a que ingresan los agro-dólares. En este marco, está jugando a favor los precios de los commodities que se encuentran en niveles elevados y las expectativas son al alza. En el 2021, el valor exportado de la soja, trigo y maíz podrían significar en torno a US$5.500 millones adicionales que vienen muy bien para darle respiro al mercado cambiario.
Otro punto importante es que aún hay un saldo superavitario a favor de aproximadamente US$4.000 millones correspondientes al ejercicio del 2020. El Intercambio Comercial Argentino publicado por el Indec, revela un superávit de alrededor de US$12.500 millones para el año pasado. Por otro lado, los datos del Balance Cambiario publicados por el BCRA arrojan un superávit de US$8.500 millones. Esta diferencia es lo que explica los US$4.000 millones que aún faltan ingresar. La diferencia entre los datos publicados por el Indec y los del BCRA es que el primero utiliza datos “base devengado” mientras que el BCRA lo hace “base caja”. En otras palabras, el saldo superavitario es de US$12.500 millones, pero sólo se han pagado US$8.500 millones. Esta diferencia se encuentra explicada principalmente por exportaciones que restan liquidar por un monto de US$4.500 millones, mientras que las importaciones que aún restan pagar correspondientes al ejercicio 2020 son de casi US$500 millones.
Por último, aunque de mucho menor impacto, el BCRA ha logrado fortalecer levemente las reservas de rápida disponibilidad. Éstas eran de US$200 millones hacia finales de diciembre y ahora se encuentran en torno a los US$1.000 millones. Esto quiere decir que en caso de que haya una corrida cambiaria, el gobierno cuenta con este último monto para hacerle frente. Sigue siendo poco, pero puede llegar a ser suficiente para llegar a marzo, mes en que comienzan a ingresar los agro-dólares. Además, a la ANSES todavía le quedan bonos en dólares para vender y podría seguir interviniendo.
Con todo esto, cuesta imaginar que, en el corto plazo, el tipo de cambio tenga una disparada fuerte. Pero tampoco posee herramientas para llegar a octubre necesariamente. La carta final será el desenlace de las negociaciones con el FMI y qué tanta tranquilidad brindará dicho acuerdo o si ingresarán dólares frescos. No obstante, la raíz del problema continúa existiendo: escasa oferta de dólares frente una fuerte demanda de dólares. El mercado cambiario también requiere de recuperar la confianza y el plan económico del gobierno continúa ausente.