Lic. en Administración de Empresas. Magister en Economía Aplicada de la UCA. Doctorando en Economía en la UCA.
LA NUEVA – La inflación de 2021 será “del 50% al 55%” y la del año próximo estará “arriba del 60%” debido a las complicaciones del Gobierno para reducir las tasas mensuales de los precios minoristas y al regreso de una política de “fuerte emisión monetaria” para financiar el déficit fiscal y hacer frente a los vencimientos de deuda local de los próximos meses.
El pronóstico pertenece al economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso (LyP), Iván Cachanosky, quien consideró de “después de las elecciones” la inflación volverá a acelerarse como consecuencia del excedente de pesos en circulación, reflejado en un nivel de base monetaria que superó los 3 billones.
LyP pronosticó una inflación del 3% para julio, que llevaría a la tasa interanual al 51,8% y el acumulado de los primeros siete meses del año al 29,1% con lo que ya se habría superado la pauta del 29% en base a la que se elaboró el Presupuesto para este año.
De esta forma, tanto la inflación general como los rubros de Salud (27,9%) y Alimentos y bebidas no alcohólicas (31%), “subieron por encima de lo que lo hizo la jubilación mínima que, en lo que va del año, creció solamente un 21,2%”, remarcó la entidad.
Al respecto, LyP señaló que “las jubilaciones mínimas pierden un 6,5% de su poder adquisitivo frente a la inflación general, un 5,6% frente a la inflación en Salud y un 8,2% frente al rubro de Alimentos y Bebidas”, que desde septiembre de 2018 crece más que el índice general en términos interanuales.
En declaraciones a NA, Cachanosky reconoció que la inflación “es menor a la de los meses anteriores”, pero aclaró que “no hay mucho para festejar, porque aún está en niveles muy altos”.
“Hace nueve meses que el Gobierno no puede mostrar una inflación menor al 3% y si se cumple nuestro pronóstico, con julio ya serán diez”, indicó, además de aclarar que esa dinámica se da “con tarifas pisadas y precios cuidados”.
El economista previó que “de acá a las elecciones va a rondar ese nivel y en algún mes se puede lograr un ‘dos y algo’, pero después de los comicios volverá a acelerarse, fundamentalmente por la expansión de la base monetaria”.
El último informe del Banco Central da cuenta de una base monetaria de $3.000.129 millones, levemente por debajo del nivel récord de $3.030.974 del 15 de julio, con un alza interanual de 20,13% y del 74,17% desde la asunción presidencial de Alberto Fernández.
Cachanosky describió “tres etapas” de la política monetaria: desde diciembre de 2019 hasta agosto de 2020, en la que se “emitió muchísimo” y a partir de entonces se recurrió a “un apretón monetario hasta mayo de este año, que incidiría para que en lo que resta del año la inflación no suba demasiado”.
Desde entonces se desarrolla la tercera etapa, con un regreso a la “emisión fuerte”, tanto por las necesidades ante la campaña electoral como por la insuficiencia del endeudamiento para financiar el déficit y hacer frente a los vencimientos de deuda en el mercado local en lo que resta del año.
Ese cambio de política monetaria podría complicar no solo las proyecciones de inflación para este año sino principalmente las de 2022.
En ese sentido, a pesar de que en el reciente Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central los economistas consultas previeron un promedio de inflación del 48,2%, Cachanosky proyectó para este año “alrededor del 50% al 55%”, en tanto espera para el próximo que esté “arriba del 60%”.
“Salvo que nos sorprendan con un acuerdo muy bueno con el FMI (Fondo Monetario Internacional) no veo muy factible que la inflación del año que viene sea menor”, sostuvo.
De todos modos, consideró que “lo más probable es que se acuerden facilidades de pago, pero no mucho más que eso… no me imagino a este gobierno accediendo a encarar reformas estructurales”, concluyó. (NA)