LA NACIÓN – En un año en el que las restricciones por el covid fueron levantándose una tras otra, la industria logró en 2021 remontar los malos números que había tenido en 2020: la producción industrial manufacturera (IPIM) arrojó un crecimiento acumulado de enero a diciembre de 15,8%, respecto de igual período del año anterior. En tanto, la actividad de la construcción tuvo un alza anual de 30,8%.
Ambos datos fueron publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en sus informes sobre el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPIM) y sobre el Indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC). Respecto de la industria, el organismo estadístico oficial señaló, además, que el índice de la serie desestacionalizada mostró en diciembre una variación positiva de 0,6% respecto al mes anterior.
En el Ministerio de Economía, en tanto, se destacó que el IPIM lleva catorce meses en alza. Además, se agregó: “El crecimiento acumulado para el año 2021 fue de +15,8% interanual. Se trata de la primera suba luego de 3 años consecutivos en caída. La industria registró el nivel más alto para un diciembre desde el inicio de la serie en 2016″.
Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, enfatizó en su cuenta de Twitter, que la industria tuvo el mejor diciembre de los últimos cinco años. “Creció 10,1% contra 2020, 15,9% respecto de 2019 y 17,6% con relación a 2018. Incluso estuvo levemente por encima de 2017 y 2016, previo a la crisis iniciada en 2018″, subrayó.
Sin embargo, Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, remarcó que la evolución de la segunda parte de 2021 hay varios altibajos. “Hubo cierta pérdida de impulso, después de la recuperación posterior a los cierres por el covid en abril y mayo. Ya el nivel de producción es muy parecido al pico último que hubo, que fue en 2017; es decir que se superaron ya los niveles prepandemia”, explicó el economista.
Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma, subrayó que la industria en diciembre recupera contra el mes anterior (+0,6%), pero todavía no termina de recuperar la caída de octubre. “Sigue en serrucho en torno a un nivel de actividad que es superior a la prepandemia, pero todavía inferior al período precrisis 2018-2019. En particular, diciembre está aún 0,5% abajo de septiembre, que es el máximo post pandemia”, indicó.
Por su parte, Natalia Motyl, economista de la fundación Libertad & Progreso, observó cierto estancamiento de la producción manufacturera en el último trimestre del año. “Sigue siendo impulsado el crecimiento mensual por la reactivación de ciertas actividades, como la oleaginosa, que se mantuvieron paralizados en el último mes del 2020 a causa de las restricciones económicas llevadas adelante por el Gobierno por la pandemia. También hay un retroceso de productos químicos como agroquímicos y pinturas en comparación con diciembre de 2020 por una caída de la demanda. En términos desastacionalizados se observa una desaceleración de noviembre a diciembre”, analizó.
En el caso de la construcción, Caamaño explicó que la obvia menor dependencia de insumos importados permitió un mejor desempeño en el segundo semestre, lo que le permitió tener en diciembre un nuevo máximo para el postpandemia. “Aun así el panorama es similar al de la industria; es decir, está por encima de los niveles prepandemia, pero por debajo todavía de lo exhibido en el período de precrisis, de 2018/2019″, afirmó el economista.
Para Motyl, movida por el crecimiento de las inversiones públicas en el último semestre del año, la construcción mostró un buen desempeño de noviembre a diciembre. “Nuevos planes de obras públicas impulsan las perspectivas a futuro del sector. Aunque, podría verse afectado en los próximos meses por la inestabilidad macroeconómica, Se espera una recesión de la economía en el segundo trimestre del año”, concluyó.
La gran pregunta es qué puede pasar este año en ambas actividades, en medio de variables claves como el tipo de cambio, la inflación y la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Para Tiscornia, es complejo y los riesgos son altos. “Sin acuerdo con el Fondo, no se puede sostener el tipo de cambio y la inflación será más alta. Ahora, con un acuerdo firmado, se compra tiempo de corto plazo, aunque después hay que ver qué va a pasar con la sequía y si van a entrar los dólares de la soja en abril”, dijo el economista.
Según Tiscornia, en el caso de que se llegue a un acuerdo con el FMI, habrá que ver si se van a poder cumplir las metas trimestralmente y si se va a ir desembolsando lo convenido. “Mucho va a depender también de si en el acuerdo se logra que el Fondo entregue algo más de dinero de entrada, como los US$4500 millones de los DEG del año pasado. Eso daría un poco más de fortaleza, pero siempre que aparezcan los dólares de la soja. De todos modos, los riesgos para este año son altos”, opinó.
Motyl, por su parte, comentó que habrá una pérdida de impulso en la producción manufacturera a partir del segundo trimestre del año, debido al incremento del costo de financiamiento para el sector privado y la inestabilidad macroeconomica. “El sector de la construcción no lo sufriría tanto, porque estaría impulsado por obras públicas”, acotó la economista.