El IPC-LyP de septiembre arrojó un avance del 6,9% mensual, registrando la tercera mayor suba de toda la Administración Alberto Fernández. Los rubros que más aumentaron en el mes fueron: “Educación” (20,3%, “Bebidas Alcohólicas y Tabaco” (13,7%) y “Transporte y Combustibles” (8,7%). Por su parte, aquellos que tuvieron mayor incidencia en el incremento del índice fueron “Alimentos y Bebidas no Alcohólicas” (1,6p.p.); “Transporte y Comunicaciones” (1,0p.p.) y “Vivienda, Agua, electricidad, gas y otros combustibles” (0,8p.p.).
De esta manera, en los primeros 9 meses del 2022, la inflación acumulada alcanza 67,2%. Esta es la inflación acumulada más grande para los primeros nueve meses del año desde 1991. Dentro de la última década, los años que le siguen con mayor inflación en los primeros tres trimestres son el 2021, con una inflación acumulada del 37,0%, y el 2019, con 37,7% de inflación.
La tasa de inflación interanual fue del 84,3%, quedando a solo 15,7% puntos de los tres dígitos.
De esta forma, la inflación acumulada durante los primeros 33 meses de la presidencia de Alberto Fernández es de 243,6%.
Lautaro Moschet, Economista de Libertad y Progreso explicó que “este mes hubo una presión en el índice de precios debido a la quita de subsidios a la energía y la actualización de tarifas reguladas como lo es el transporte público. También hay que destacar los aumentos tanto en alimentos como educación, que son gastos imprescindibles para un hogar y generan mayores dificultades para que el salario resista hasta fin de mes.” Con respecto a lo que queda del año sostuvo que “si en los meses restantes, la inflación promedio no baja de 6,2% vamos a cerrar el 2022 con inflación de 100%, duplicando la tasa del 2021”.
Eugenio Marí, Economista Jefe de Libertad y Progreso dice que “Argentina ingresó decididamente en un nuevo régimen inflacionario, con el nivel de precios corriendo al 7% mensual por tercer mes consecutivo. Y no hay señales de que se vaya a desacelerar. En septiembre el BCRA aumentó su deuda remunerada en $1,3 billones, lo que lleva a que el total de deuda remunerada devengue $480.256 millones mensuales. Si a esto sumamos un Estado con déficit fiscal, pocas razones para pensar en una desaceleración de la emisión y de los precios”. Además, Marí agregó que “los alimentos aumentaron al mismo ritmo que el índice general, lo cual presionará aún más sobre el dato de pobreza del segundo semestre, que subirá respecto al que publicó el INDEC esta semana”.
Aldo Abram, director de Fundación, dijo “ si el Banco Central no baja el ritmo de emisión, el piso de la inflación será del 6% o poco menos. Por lo tanto, si no llegamos al 100% a finales de año, lo estaremos superando a principios del que viene. Puede ser que, antes de las elecciones de 2023, usen los mismos instrumentos distorsivos que en 2021 para deshacerla, como retraso cambiario y congelamientos; aunque cuenta con menos reservas que en 2021 para manejar el dólar oficial. Así que, con suerte, la inflación de 2023 se ubicará cerca de la de este año.” Agregó, “Un problema adicional es que, para parar la aceleración del tipo de cambio paralelo y la inflación, se elevó la tasa de interés a niveles que vuelve preocupante la situación de solvencia de un Banco Central y un gobierno excesivamente endeudado para mantener un gasto excesivo. Así que esto hace que el impacto sea coyuntural. Si la falta de credibilidad en la actual gestión no se resuelve pronto, la merma de la demanda de peso volverá a profundizar y tendremos una inflación creciente”.