Jefe de economía de Libertad y Progreso. Profesor Economía Internacional en Universidad del CEMA, Profesor ayudante de Análisis Económico y Financiero en la Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires,Asesor en la Secretaria de Comercio Exterior la Nación yAsesor Secretaria de Comercio de la Nación.
Mg. en Economía y Lic. en Economía Universidad del CEMA
PERFIL La escalada inflacionaria no golpea a todos por igual y afecta en mayor medida a los sectores más pobres, los cuales destinan una mayor parte de sus ingresos al consumo, principalmente a los alimentos.
Según un informe de Ecolatina, los sectores de menores recursos económicos destinan una mayor proporción de su ingreso al consumo de alimentos y bebidas: dentro de la canasta del 40% de los hogares más pobres, los alimentos representan en promedio el 32% del consumo, mientras que para el otro 60% de las familias de mayores ingresos este rubro explica el 21% del gasto.
Estos últimos destinan una mayor proporción de sus ingresos al consumo de artículos para el hogar, educación, esparcimiento o salud.
Asimismo, Ecolatina afirmó que “mientras que el gasto en alimentos y bebidas e indumentaria representa casi la mitad (44%) del gasto del 10% de los hogares más pobres, en el 10% de los hogares más ricos estos dos rubros explican menos de un 20%, menos de la mitad.
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Por este motivo, “el crecimiento dispar de algunos rubros del IPC respecto a otros puede profundizar la regresividad que tiene por definición la inflación (afecta en mayor medida a quienes destinan una mayor proporción de sus ingresos al consumo) o, por el contrario, o darle un carácter menos regresivo”, señaló la consultora.
¿A qué responde esto?
Esta situación se debe principalmente a una mayor dinámica relativa de los precios de los alimentos: mientras que el Nivel General del IPC trepó 32% en los primeros cuatro meses del año, los alimentos y bebidas aumentaron más de 41% (+9 puntos porcentuales).
Por esta razón, los alimentos y bebidas explicaron casi la mitad de la inflación de los hogares más pobres (48,3%) en lo que va del año, mientras que para los sectores más ricos la incidencia fue de 20,4%.
“En los sectores de mayores ingresos la inflación se explicó en mayor medida por los mayores aumentos en Educación y en Restaurantes y Hoteles (que se ubicaron 9,2 y 3,5 puntos porcentuales por encima del Nivel General respectivamente) que tienen un mayor peso en las canastas de los hogares más ricos”, indicó Ecolatina.
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En el mismo sentido, la actualización en las tarifas de servicios públicos (gas, electricidad, agua y transporte público) que se viene efectuando desde finales de 2022 tiene asimismo un componente regresivo en materia de precios.
“Su consumo es ineludible y representa un porcentaje mayor del gasto de los hogares de menores recursos”, explicó la consultora
“Si bien la tarifa social está operativa, protegiendo a las familias de los primeros deciles, la ‘porosidad’ de la segmentación (hogares que no se inscriben, fallas en la implementación) hace que este sea un problema adicional para algunos de los hogares de menor ingreso”, aseguró la consultora.
Otras miradas
Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, dijo: “La inflación en Argentina ha generado una redistribución de riqueza; de tenedores a emisores de pesos; de ahorristas a deudores; de aquellos con mayor capacidad de presionar por ajustes salariales a aquellos que no”.
“No solo eso, sino que además ha roto el principal mecanismo de ordenamiento económico, que es el sistema de precios. Como resultado, vivimos en una economía estancada, donde el ajuste se va haciendo mediante la caída en el poder adquisitivo, pero de manera heterogénea”, afirmó.
“El sector más afectado ha sido justamente el de menor poder de negociación de subas salariales: los informales. El salario real de este grupo de trabajadores cayó 42% desde noviembre de 2017; mientras que el salario privado registrado se contrajo 19% y el público 18%”, detalló.
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Consultado respecto a qué puede hacer el Gobierno en este contexto, Marí apuntó: “Para frenar con esta dinámica es necesario cortar con las fuentes de la emisión exógena que hoy tiene el BCRA, que es el financiamiento del déficit. Si comparamos el resultado primario del primer cuatrimestre de los últimos años, vemos que este gobierno recibió un superávit primario de 0,1% del PBI, que cayó a un déficit de 1,4% en 2020 y, luego, nunca volvió a sus niveles pre-pandemia”.
“Es más, el déficit se fue ampliando; en el primer cuatrimestre de 2021 fue de 0,2% del producto, en 2022 trepó a 0,3% y este año se ubicó en 0,6%. Los esfuerzos para ajustar el gasto en subsidios a las tarifas y transferencias han sido parciales, y poco se ha hecho para achicar la estructura del Estado o reducir el déficit de empresas públicas. Como resultado, se sigue dependiendo de la emisión como fuente de financiamiento y la inflación se sigue acelerando”, agregó.
En tanto, el Director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), Hernán Letcher, indicó: “Si bien los salarios no pierden sustancialmente contra la inflación, hay una pérdida de participación de los asalariados, hay un proceso de distribución del ingreso regresivo”.
Además, “los salarios no logran recuperar nada de lo perdido entre el 2016 y 2019, que se dio una caída del poder adquisitivo de 20 puntos, porque los niveles de inflación elevados lo impiden”, dijo.
Por otro lado, Letcher afirmó: “La canasta básica alimentaria se encuentra por encima de la inflación e incluso de la evolución de los alimentos de la inflación general”
“Es decir, aquellos que consumen productos más económicos probablemente sufrieron una inflación más elevada que la del promedio de la economía”, explicó.
“La prioridad del gobierno está puesta en lograr el acceso a dólares que impidan una devaluación, que por cierto está promovida por algunos sectores que se verían beneficiados, la cual tendría efectos inflacionarios muy negativos y afectaría al conjunto”, aseguró.
“Hay otro condicionante muy significativo que es el acuerdo con el Fondo, que impide el uso de las habituales anclas inflacionarias como el tipo de cambio o las tarifas”, destacó.
Por su parte, Camilo Tiscornia de C&T Asesores Económicos dijo: “En general, la inflación siempre es regresiva porque generalmente afecta al que tiene ingresos fijos en pesos y al que usa mucho efectivo, que es el caso de las personas de menores ingresos. La inflación es un impuesto regresivo”.
En cuanto a qué medidas se podrían tomar, Tiscornia dijo: “Bajar la inflación no es sencillo y no alcanzan este tipo de medidas cosméticas que toma el gobierno de los acuerdos de precios. Hace falta una reforma profunda”.
“Las medidas que se vienen tomando no vienen dando resultados y por el contrario, como al mismo tiempo que toma esas medidas, expande el déficit fiscal y mantiene la tasa de interés baja, termina generando más inflación”, agregó.