Un informe elaborado por la Fundación Libertad y Progreso en base a estadísticas oficiales con datos hasta agosto de 2023 señala que, el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores más vulnerables, los no registrados, cayó un 13,1% desde agosto de 2022, fecha de asunción al frente del Ministerio de Economía de Sergio Massa.
En comparación con diciembre de 2019, el poder adquisitivo de los salarios cayó en todos los rubros salvo para el sector público (cuyo poder de compra subió 0,3%). Sin embargo, es especialmente preocupante la evolución de los privados no registrados, cuyo poder de compra bajó 26,6%.
Según lo informado por el INDEC al segundo trimestre del año, existe 3,6 millones de trabajadores asalariados sin descuento jubilatorio (36,8% del total). A los que se suman unos 3,4 millones de no asalariados; entre ellos unos 2,0 millones de monotributistas y más de 610 mil inscriptos al monotributo social.
La contracara de este proceso ha sido un persistente aumento de la pobreza en Argentina. Los datos oficiales del INDEC muestran que en el semestre julio-diciembre de 2019 la pobreza alcanzaba al 35,5% de las personas. Mientras que en el semestre enero-junio de 2023 esa tasa aumentó hasta el 40,1%, es decir, un incremento de 4,6 puntos porcentuales. Esto significó que la cantidad de personas bajo la línea de la pobreza aumentó de 9,9 millones a 11,8 millones en el período mencionado.
Desde que se publicó la información del INDEC, la evolución de la economía fue desfavorable; la tasa de inflación se aceleró del 115% al 138% anual, y del 6,0% al 12,7% mensual. El resultado es que desde junio más argentinos han quedado bajo la línea de la pobreza. Según las estimaciones publicadas por la Universidad Torcuato Di Tella, la tasa de pobreza se habría ubicado en 42,0% en septiembre de 2023. Lo que representa una suba de 1,9 puntos porcentuales desde el último dato dado a conocer por el INDEC.
Lautaro Moschet, Economista de la Fundación Libertad y Progreso dijo que “está claro que el rumbo de la actual política económica nos conduce a un país cada vez más empobrecido. La inflación carcome a los salarios, y afecta con mayor agresividad al sector informal. Por lo tanto, se combinan ambas problemáticas: la falta de una moneda estable, que mantenga el poder adquisitivo de la gente, y por otro lado la falta de empleo formal producto de la presión tributaria hacia el sector privado. El resultado de esto es que cada vez más gente cae bajo la línea de pobreza y es más difícil salir de esa situación.
Emilio Prado, Economista de la Fundación Libertad y Progreso dijo que “la irresponsabilidad en materia fiscal y monetaria se combina con una estructura laboral que deprime el empleo formal e incentiva la informalidad y que trae consigo salarios cada vez más bajos y una pobreza creciente. En ese sentido, los datos preocupan porque en el primer semestre del año, 300 mil personas más quedaron por debajo de la línea de pobreza y más del doble (640 mil) en situación de indigencia, es decir, que no llegan a adquirir la canasta básica de alimentos. Esta situación puede profundizarse cuando vemos el creciente ritmo de emisión de pesos actual (+70%ia) y la distorsión de precios que amenaza con un futuro ajuste que eleve la aceleración de los precios y deteriore aún más los salarios de los argentinos”.
Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso añadió: “el modelo económico vigente está agotado y la inflación anual de tres dígitos y creciendo es su consecuencia visible. En lo laboral es un modelo que excluye a los nuevos trabajadores que ingresan al mercado, ya que en gran medida deben hacerlo en la informalidad, donde los salarios han sido los más golpeados”.
“Si el próximo gobierno avanza en un programa de reformas profundas, podrá mejorar las expectativas y recuperar la credibilidad, y Argentina podría entrar al segundo semestre del 2024 creciendo con bases más fuertes. Pero debe ser un cambio de modelo económico. La continuación de lo que está vigente hoy, el cepo, los controles de precios, las regulaciones inútiles, el manejo discrecional de las jubilaciones y la asistencia social, las empresas públicas deficitarias, el Banco Central financiando al gobierno, todo eso tiene que cambiar”, agregó Marí.