Milei y Musk, protagonistas del evento «El renacer de la libertad en Argentina y el mundo»

LA GACETA Argentina se ha vuelto el epicentro de las «ideas de la libertad», de la mano del primer presidente libertario del mundo. Como tal, la capital de los argentinos fue sede del evento «El renacer de la libertad en Argentina y el mundo». Aunque el enfoque de los anfitriones, Instituto Cato y Libertad y Progreso, es principalmente económico, parte del «efecto Milei» ha empujado el eje político más allá del «economicismo».

Si bien Javier Milei es economista, su discurso trasciende su especialidad. Exalta la defensa de los derechos naturales a la vida, propiedad y libertad, en ese orden. Eso ha logrado que en entornos que antes se enfocaban meramente a cifras y estadísticas ahora hablen más de lo necesario para sostener una nación y civilización

Elon Musk: «sin humanos no hay humanidad»

En ese sentido el más enfático fue nada menos que el hombre más rico del mundo: Elon Musk, padre de 10 hijos. Entre risas concordó más de una vez con el director del Instituto Cato, Johan Norberg, sobre todo en materia de regulaciones. Destacó a Musk como un experto en eludirlas y este respondió que los gobiernos deberían tener una entidad que las elimine. Pero el clímax de su intervención fue ante la pregunta sobre qué rumbo debe tomar la humanidad, instó al público a tener más hijos. «Sin humanos no hay humanidad», exclamó.

Cada vez es más visible su preocupación por el invierno demográfico que sufren tantos países. Cuestionó si la alternativa es estar a merced de los robots. El mensaje fue clave para un público que tiende a la lógica utilitaria.

Frente a la pregunta del moderador, Musk fue crítico frente al socialismo pero quedó en claro que el problema no se limita al autoritarismo y el fracaso económico, sino la lógica materialista que subyace. El ser humano trasciende lo material. Es herencia y legado.

Para dar un giro positivo él y el moderador hicieron hincapié en el hecho que se debe sembrar optimismo y esperanza para que la gente se quiera reproducir siquiera. Pues al momento el fatalismo de los ambientalistas empuja a cada vez más personas a no querer hacerlo.

Musk destacó que hay dos tipos de personas: los que pretenden que nos extingamos y los que quieren que nos expandamos. Por su parte se expandió incluso al espacio exterior por medio de su empresa Space X. Con su ejemplo pretende promover una retórica contraria al terror infundado por los ambientalistas más radicales. Muestra de lo que es capaz el ser humano para hacer el bien y como tal que hayan más personas que lo hagan, frente a un discurso que promueve que el ser humano es lo peor para el planeta y lo mejor es que no se reproduzca.

Una autocrítica necesaria

En ese sentido, en el primer día del evento habló el economista chileno Axel Kaiser. Es decir, es un discurso cada vez más presente en entornos donde antes no estaba. Destacó que discursivamente la izquierda y el socialismo venden porque ofrecen una utopía. Entonces la oferta contraria debe ser mejor.

Habló de la importancia de abandonar la lógica subjetiva que toda decisión es igualmente buena. Aunque no lo citó, esto podría visiblemente chocar con la frase que sostiene Milei haciendo eco de su mentor Alberto Benegas Lynch: «el liberalismo es el respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo». Pues una vida de vicios y adicciones que acarrean problemas de salud no es igual a uno libre de ellas.

Si bien Benegas Lynch hijo, legislador, destacó la importancia de reconocer que hay ideas variadas y que no son una secta, la voz de Kaiser recordó que la libertad es más profunda que una elección, es estar libre de ataduras. Y en ese sentido un vicio que esclaviza merece ser cuestionado. O al menos tener la libertad de cuestionar que no todo da igual. Lo mismo respecto a diferenciar la importancia del individuo, sin caer en el atomismo que lo disgrega de la sociedad. Otra de las tentaciones del liberalismo.

En resumen, el fenómeno Milei y su eufórico «viva la libertad carajo» no se limita a reformas económicas. Congrega pensadores y agentes de cambio del mundo entero que cuestionan hasta sus propios colegas para recordar que la libertad no es superficial. Al contrario, necesita de un terreno fértil para subsistir y perdurar y sobre todo con un arraigo en la verdad. Pues no todo da igual.

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