La desaceleración parece frenarse, con un cuarto mes en torno al 4%

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CIUDADANOS La inflación sigue siendo un gran desvelo de los argentinos, con su efecto inmediato en ingresos que han perdido mucho en los últimos tiempos y se ven diezmados por este impuesto que actúa sin miramientos. Si bien ha descendido fuerte en los últimos meses, ese 4% que se viene rondando en los útimos meses -con 4,6%, 4,0% y 4,2% para mayo, junio y julio- parece un piso difícil de vulnerar.

¿Logrará estar por debajo del 4% de julio o se frena la desaceleración?, con esa pregunta en mente, aparece la investigación de la Fundación Libertad y Progreso, quienes hicieron una predicción de una inflación para agosto de 4,4%, y al respecto su director ejecutivo, el economista Aldo Abram, dialogó con Círculo Político (Lunes a viernes de 14 a 16 por FM 91.7 y Ciudadano.News Radio), explicando : “Sería del 4,4% probablemente, hoy estamos relevando la última semana y puede ser un poco menos pero lo más probable que esté por arriba de la inflación de julio, que fue del 4%”.

Economista Aldo Abram, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso.
Economista Aldo Abram, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso.

A la hora de explicarlo, sostuvo: “tiene que ver no tanto con que se haya frenado la desaceleración de la inflación que veníamos observando, en julio se postergaron aumentos de tarifas de servicios públicos que se terminaron dando en agosto. Entonces, en vez de impactar en julio impactaron en agosto, pero si no hubiera estado ese impacto probablemente hubiera dado más abajo que julio”, y pronosticó: “de hecho, estamos esperando que los próximos meses, por ahí septiembre empieza con un 2%, e incluso podríamos ver algunos 3% después de septiembre, esto por el tema de la baja del impuesto país, pero más bien tirando al 3% y quizá también algún otro 2% en lo que resta del año”.

A la hora de las razones, el análisis resaltó que “Cuando una moneda tiende a perder valor, eso suele llevar tiempo que impacte en el total de los bienes y servicios de la economía; pasa en todos lados del mundo y más o menos en los países normales se calcula que va entre 9 y 18 meses, acá va a estar más cerca de los 9 por el hecho de que tenemos una larga y lamentable historia inflacionaria, hemos aprendido a acomodarnos mucho más rápido que los países que no tienen esta tragedia. Entonces, deben rondar los 9 meses y cuando se destruyó el valor de nuestra moneda en la gestión anterior, era lógico esperar que viéramos que el primer fogonazo, que fue en diciembre, alcanzara una mayor cantidad de bienes y servicios, y que claramente donde más se impactara fuera justamente en los bienes, que son los alimentos, medicamentos, vestimenta, todo lo que está en mayor proporción en las canastas de las gente que tiene menos ingresos”.

Y la secuencia lógica marca que, luego de ese impacto, “eso tendiera cada vez más a aumentar menos y lo que empezara a mostrar mayores aumentos sean los otros bienes más prescindibles y también los servicios, los servicios privados. Y no es casualidad que sean hoy los servicios públicos que tienen tarifas reguladas por el Estado y los precios regulados los que están un poco desacelerando el ritmo de caída de la inflación, porque durante la anterior gestión se los atrasó fuertemente, para que no impactara antes de las elecciones en el bolsillo de la gente”.

La fórmula jubilatoria

Abram expresó, en algunas entrevistas, que la nueva fórmula jubilatoria llevaría al sistema previsional a la quiebra, lo que reconoció durante el diálogo, y lo lleva a coincidir con el veto presidencial: “Eso dependerá de los recursos con los que cuente, pero la nueva fórmula hay que vetarla, porque hay varias partes dentro de esa ley, una es el recuperar lo perdido en el primer trimestre del poder adquisitivo de los jubilados concretamente, otra es la suba de la jubilación mínima y la otra, el cambio de fórmula”.

“Tenemos que tener claro que el sistema de reparto de la Argentina está quebrado y lamentablemente es la segunda vez que quebramos un sistema de reparto, somos el único país del mundo que lo ha hecho; en 1988 el presidente Alfonsín declaró la quiebra del sistema de reparto de ese momento, él ya lo había recibido casi quebrado pero tuvo la responsabilidad de ponerle la banderita de quiebra, y nuestros abuelos cobraron miserias”, recordó el economista, remarcando que “Una cosa cierta es que los jubilados han perdido poder adquisitivo, se han empobrecido en estas últimas décadas, pero todos los argentinos también y somos los que aportamos para que los jubilados cobren del otro lado. Ahí tenemos un problema porque con sueldos de pobre no vamos a tener jubilados ricos, y encima con un sistema quebrado”.

Por ello, concluyó que “lo que hicieron en el Congreso que es una enorme irresponsabilidad y demagogia, sin decir de dónde vamos a sacar la plata hay que pagarle más a los jubilados porque lo único que va hacer es quebrar aún más el sistema de reparto, llevarlo a la quiebra absoluta como pasó en 1988 y los que estamos aportando hoy vamos a cobrar miseria como cobraba mi abuelo y eso no creo que sea la solución”.

“La solución sería que se junten, actúen seriamente y vean cómo reforman este sistema que está quebrado porque que no quiebre mucho más, podamos mejorar las jubilaciones en el tiempo del sector pasivo, pero sin que eso cueste que los que hoy aportan para que ellos cobren, el día de mañana no puedan cobrar nada y esa discusión no es la que se dio en el Congreso”, destacó.

Por último, aclaró que hay diferentes proyectos en ese sentido: “Lo que hay que hacer es juntarse y hay propuestas, en Libertad y Progreso tenemos una propuesta, AISIPEC también tiene propuesta como para ver cómo hacemos para que esto no vaya para peor, y los jubilados puedan cobrar lo más que se pueda”.

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