Proteccionismo vs. ganar plata siendo útil a los demás

ÁMBITO FINANCIERO Los empresarios locales deberían evaluar qué hacer para lograr más productividad o si su negocio realmente puede generar más bienestar para el resto de la sociedad.

Director de la Fundación Libertad y Progreso.

Director de la Fundación “Libertad y Progreso”.

Ámbito

El Gobierno avanza en eliminar las restricciones para importar bienes y servicios; lo cual ha traído muchas críticas de los sectores que empiezan a tener que competir con productores del exterior. Lo primero que hay que entender es que cuando se prohíbe o restringe o encarece con aranceles la entrada de algo importado, quien lo produce localmente puede ganar plata vendiéndonos lo que hace aunque sea de menor calidad y/o más caro. Eso no está bien; ya que un empresario debería ganar plata sólo si lo hace brindándole más bienestar económico a sus conciudadanos. O sea, vendiéndoles los mejores productos o servicios al mejor precio. Lo otro es poner el bienestar del consumidor al servicio de la ganancia de alguien que consiguió una prebenda.
El argumento que suele justificar mantener esta injusta situación es la enorme presión tributaria argentina. Sin lugar a dudas, hay que seguir exigiendo que, no sólo la Nación, sino también las provincias y municipios manejen la plata de los contribuyentes con austeridad y bajen fuertemente los impuestos. No somos naranjas a exprimir para que los políticos puedan gastar todo lo que se les ocurre.
Sin embargo, esa elevada presión tributaria afecta a todos los sectores productivos y no solamente a aquellos que compiten con bienes importados. También, impacta negativamente en los productores locales que logran colocar sus productos en otros países compitiendo con empresarios de todo el mundo y, encima, tienen que sumar el costo de hacerlos llegar a ese lugar y el de conseguir que alguien se los compre. Es más, también la agroindustria logra exportar y tiene una presión tributaria mucho mayor que la del resto de la economía.
Sin embargo, quiénes producen aquí bienes que se pueden traer del exterior, ¿no pueden competir pese a que quien tiene que asumir todo el costo de traerlo hasta acá es el productor del otro país? El ser un productor local de algo, ya tiene una ventaja de costo respecto a quien quiere entrar a su mercado desde el exterior. Por lo tanto, si logra hacerlo, es porque parte o toda su producción interna es ineficiente.
La elevada presión tributaria afecta a todos los sectores productivos y no solamente a aquellos que compiten con bienes importados.

La elevada presión tributaria afecta a todos los sectores productivos y no solamente a aquellos que compiten con bienes importados.

Los empresarios locales que se encuentren en esa situación deberían evaluar qué hacer para lograr más productividad o si su negocio realmente puede generar más bienestar para el resto de la sociedad. Si no es así, deberían cambiar de actividad. Esto puede sonar “desalmado”; pero debo recordarles que es lo que tendríamos que hacer cualquiera de nosotros si lo que hacemos no nos alcanza para mantenernos, debido a que la gente no lo valora como lo suficientemente útil. Todos somos iguales ante la ley y no es justo que se la utilice para que algunos ganen plata pese a no generar el bienestar necesario a los demás.

Es cierto que durante años los pésimos gobiernos que tuvimos hicieron que los argentinos buscáramos refugio en el dólar, Por eso, tenía un valor, o sea un poder adquisitivo, elevado en términos de todo lo que fuera local, incluidos nuestros ingresos; ya que preferíamos tener moneda extranjera a invertir o consumir acá. También es verdad que esas pésimas gestiones siempre fueron propensas a escuchar a quienes pedían que los protejan de los productos importados. Así, en un contexto como el descripto, es lógico que se haya generado una posibilidad, ficticia, de hacer plata en sectores en los que nuestro país no puede ser eficiente y que se incentivara invertir en ellos. Sin embargo, ambas cosas cambiarán si queremos tener un país que brinde el máximo de posibilidades de progreso a la gente; ya que no habrá incentivos a priorizar ahorrar en moneda extranjera y quienes quieran ganar plata deberán hacerlo siéndole útil a los demás, no a su costa.

Por último, para que cualquier país pueda brindar el máximo posible de bienestar económico a sus ciudadanos debe lograr que su economía funcione lo más eficientemente posible. Si con prebendas, subsidios o protecciones incentivamos la existencia de sectores de baja productividad, el conjunto de la economía no funcionará lo bien que podría. Incluso, su evolución será peor aún si el costo de esa ineficiencia se lo hacemos pagar a quienes son eficientes.

Por lo tanto, los que viven en esa sociedad tendrán una peor calidad de vida. De hecho, eso es algo que los argentinos ya deberíamos haber aprendido luego de décadas de empobrecimiento relativo. Por eso, es muy bueno que el actual Gobierno haya priorizado moderar el peso con el que carga a nuestro sector productivo, bajando el gasto para reducir la presión tributaria. También, lo es que haya empezado un proceso de eliminación de regulaciones absurdas que impedían producir los mejores bienes y servicios al menor precio. Por fin, estamos liberando las fuerzas del trabajo, la creatividad y el emprendedurismo argentinos, lo que redundará en crecientes oportunidades de progreso para todos los habitantes de la Argentina.

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