ÁMBITO FINANCIERO Los empresarios locales deberían evaluar qué hacer para lograr más productividad o si su negocio realmente puede generar más bienestar para el resto de la sociedad.
La elevada presión tributaria afecta a todos los sectores productivos y no solamente a aquellos que compiten con bienes importados.
Los empresarios locales que se encuentren en esa situación deberían evaluar qué hacer para lograr más productividad o si su negocio realmente puede generar más bienestar para el resto de la sociedad. Si no es así, deberían cambiar de actividad. Esto puede sonar “desalmado”; pero debo recordarles que es lo que tendríamos que hacer cualquiera de nosotros si lo que hacemos no nos alcanza para mantenernos, debido a que la gente no lo valora como lo suficientemente útil. Todos somos iguales ante la ley y no es justo que se la utilice para que algunos ganen plata pese a no generar el bienestar necesario a los demás.
Es cierto que durante años los pésimos gobiernos que tuvimos hicieron que los argentinos buscáramos refugio en el dólar, Por eso, tenía un valor, o sea un poder adquisitivo, elevado en términos de todo lo que fuera local, incluidos nuestros ingresos; ya que preferíamos tener moneda extranjera a invertir o consumir acá. También es verdad que esas pésimas gestiones siempre fueron propensas a escuchar a quienes pedían que los protejan de los productos importados. Así, en un contexto como el descripto, es lógico que se haya generado una posibilidad, ficticia, de hacer plata en sectores en los que nuestro país no puede ser eficiente y que se incentivara invertir en ellos. Sin embargo, ambas cosas cambiarán si queremos tener un país que brinde el máximo de posibilidades de progreso a la gente; ya que no habrá incentivos a priorizar ahorrar en moneda extranjera y quienes quieran ganar plata deberán hacerlo siéndole útil a los demás, no a su costa.
Por último, para que cualquier país pueda brindar el máximo posible de bienestar económico a sus ciudadanos debe lograr que su economía funcione lo más eficientemente posible. Si con prebendas, subsidios o protecciones incentivamos la existencia de sectores de baja productividad, el conjunto de la economía no funcionará lo bien que podría. Incluso, su evolución será peor aún si el costo de esa ineficiencia se lo hacemos pagar a quienes son eficientes.
Por lo tanto, los que viven en esa sociedad tendrán una peor calidad de vida. De hecho, eso es algo que los argentinos ya deberíamos haber aprendido luego de décadas de empobrecimiento relativo. Por eso, es muy bueno que el actual Gobierno haya priorizado moderar el peso con el que carga a nuestro sector productivo, bajando el gasto para reducir la presión tributaria. También, lo es que haya empezado un proceso de eliminación de regulaciones absurdas que impedían producir los mejores bienes y servicios al menor precio. Por fin, estamos liberando las fuerzas del trabajo, la creatividad y el emprendedurismo argentinos, lo que redundará en crecientes oportunidades de progreso para todos los habitantes de la Argentina.