[E]l creador de la Web, Tim Berners-Lee, advirtió en una entrevista publicada por el diario The Guardian que los planes del gobierno británico de controlar el acceso de los ciudadanos a Internet son peligrosos, afectan su privacidad y suponen una “destrucción de los derechos humanos”. En el Reino Unido, el gobierno ha elaborado un plan con el que quiere vigilar las llamadas telefónicas, los mensajes de texto y los correos electrónicos de la población por razones de seguridad.
Y sus declaraciones se publican al tiempo que la Unión Europea acuerda con los Estados Unidos compartir el Registro de Nombre de Pasajeros (NPR, según sus siglas en inglés), que concentra toda la información de los pasajeros que vuelan en el continente europeo y hacia o desde el país norteamericano, e incluye sus nombres, dirección postal, teléfono, elección de comida a bordo y otra información.
Para Berners-Lee, “es increíble el gran control que uno puede tener sobre alguien si puedes vigilar la actividad del Internet”. Según explicó, controlando el acceso de un ciudadano al Internet se pueden conocer “detalles íntimos” de su vida, mucho más que si hablase personalmente con él, porque los individuos se sienten más seguro para averiguar cosas que no lo harían de otra manera.
“La idea de que debemos registrar de manera rutinaria la información sobre la gente es obviamente muy peligrosa. Eso quiere decir que habrá información que puede ser robada” y después utilizada, por ejemplo, para “sobornar gente”, agregó.
En el caso de las empresas como Facebook, además, hay una creciente preocupación por el cruce de información privada que los usuarios van dejando en ese y otros sitios, y el comercio que surge por la venta de esos datos .
En su opinión, si el gobierno quiere reunir información sensible sobre determinadas personas, entonces tendría que crear un organismo independiente que supervise esas labores de vigilancia.
Según el plan, los datos que se recabarán de la población en el centro de escuchas de Cheltenham (oeste de Inglaterra), conocido por sus siglas GCHQ y cuyas actividades son secretas, incluyen la hora y la duración de cada llamada telefónica, así como los destinatarios de correos electrónicos y mensajes de texto.
Políticos y organizaciones defensoras de los derechos civiles han censurado el programa gubernamental porque entienden que viola el derecho a la privacidad de la ciudadanía británica.