Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso.
Profesor de Finanzas e Historia Económica, Director del Centro de Estudios de Historia Económica y miembro del Comité Académico del Máster de Finanzas de la Universidad del CEMA (UCEMA). Profesor de finanzas en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York (2013-14). Licenciado en Economía UBA (1985) Master of Business Administration (MBA) de la la Universidad de Chicago (1990). Autor de numerosos libros y artículos académicos sobre historia, economía y finanzas.
ÁMBITO FINANCIERO.- Finalmente, parece que está por suceder lo que era inevitable. Me refiero a la eyección de Grecia de la eurozona y el consiguiente default. Estos últimos dos años hemos sido espectadores de distintos actos de lo que en un artículo publicado en enero de 2010 denominé «una tragedia griega para el siglo XXI» (no fui el primero ni el único), y un año más tarde, «la muerte de los mil cortes». Creo que de todo lo que ha ocurrido en el mundo desarrollado desde mediados de 2007 (inicio de la actual crisis global), el colapso griego es el acontecimiento que menos debería sorprendernos.
Como escribíamos en marzo de 2011, aunque los problemas de los países de la periferia europea son de orden económico, su solución pasa por la política. Y la política tiene una dinámica que los mercados no siempre entienden o quieren entender. Aunque ya conocíamos el final de esta tragedia, no sabíamos exactamente cuándo iba a llegar. Hace más de un año escribíamos: «Las tragedias griegas se caracterizan no sólo por su final trágico (por algo son tragedias), sino también porque ese final es conocido por los espectadores desde el comienzo. Es decir, no hay sorpresas. En esta tragedia que comenzó en Grecia a principios de 2010 ya sabemos el final. El final tendrá varios actos. En el primero, todos los PIGS van a ser rescatados por la Unión Europea y el FMI. En el segundo, el plan de austeridad que se impondrá sobre estos países tendrá un costo enorme en términos de crecimiento económico y empleo, lo cual en vez de resolver el problema fiscal lo agudizará. Y en el tercero, va a haber una reestructuración de deuda en uno o más de los países en problemas (Grecia es el principal candidato)». Mi conclusión entonces: «La eurocrisis lleva más de un año y todo parece indicar que todavía no estamos cerca de su resolución. La dinámica de la política en la UE y la posibilidad de los rescates hacen que cada acto de esta tragedia se extienda hasta el máximo tiempo permisible por el mercado. A nivel de la economía real es como «la muerte de los mil cortes». De esta manera los PIGS sufrirán durante más tiempo los efectos de la recesión y los altos niveles de desempleo». Esta situación se hace cada vez más insostenible.
El voluntarismo y el cálculo político combinados con el calendario electoral (y la inestimable ayuda de los contribuyentes alemanes) lograron alargar al máximo cada uno de los actos de esta tragedia. Ninguno de los líderes europeos quiso confrontar la realidad y menos aún pasar a la historia como el responsable del ocaso del proyecto de la eurozona. Todos han seguido la estrategia de «patear la pelota al córner» y dejar las decisiones difíciles a sus sucesores. Pero después de los recambios de Gobierno ocurridos en España, Grecia y Francia nos acercamos inexorable y rápidamente a la hora de la verdad, o en términos escénicos, al final del tercer acto.
La salida de Grecia de la eurozona va a ser traumática, de eso no deben quedar dudas. Los tratados constituyentes de la unión monetaria europea no contemplan esta posibilidad (ni tampoco la expulsión). Desde el punto de vista legal, la salida de Grecia será una decisión unilateral tomada por el Gobierno griego. Y según algunas interpretaciones, esta decisión, y la inevitable cesación de pagos que acarreará, automáticamente significarán la expulsión de Grecia de la Unión Europea (lo cual es un tema mucho más serio). La permanencia en este último grupo en definitiva dependerá de una negociación política que a su vez estará estrechamente relacionada con la renegociación de las obligaciones contraídas con el resto de Europa. Creemos que ambas partes (Grecia y la Unión Europea) intentarán que esto no suceda.
En diciembre pasado nos preguntábamos cómo seguiría la «película» (o la tragedia) con relación a un default por parte de Grecia. Escribíamos entonces: «Si la historia argentina sirve de guía, podemos esperar un feriado cambiario, corralitos y controles estrictos a los flujos de capitales, ya que en su ausencia colapsaría el sistema bancario griego. Esto a su vez significará la salida forzada de Grecia de la eurozona y la reimplantación del dracma. Y si esto sucede, podemos esperar un ataque especulativo sobre Portugal, España e Italia». Reiteramos que si alguno de estos países (o Irlanda) se contagia y sigue el mismo camino que Grecia, las consecuencias pueden ser mucho más serias que las que provocó el colapso de Lehman Brothers. En tal escenario, estaríamos frente al colapso de la eurozona.
Este escenario ya no es tan improbable. Los tesoreros de importantes empresas multinacionales están reduciendo silenciosamente su liquidez en países en problemas. Esto a su vez está contribuyendo a agudizar el desequilibrio en el Target2, el sistema de pagos y transferencias que vincula a todos los bancos centrales de la eurozona. Hoy bajo este sistema los bancos centrales de España, Portugal, Grecia, Italia e Irlanda le deben al Bundesbank casi 650.000 millones de euros. Si hubiera corridas bancarias en cualquiera de estos países, el desequilibrio se agravará (en la eurozona los depósitos en los bancos son garantizados a nivel nacional, por lo cual es inevitable una transferencia de fondos a bancos en los países más sólidos).
Como advertimos hace ya varios meses, no hay precedentes en la historia económica mundial que permitan imaginar qué sucederá si uno o más países abandonan la eurozona. Pero ninguno de los posibles escenarios es benigno. Y las consecuencias se sentirán tanto en la Argentina como en el resto de los países emergentes.
¿Cuándo ocurrirá el colapso griego? Según estimaciones oficiales, el tesoro griego se quedará sin fondos en junio (a menos que sigan llegando los fondos del rescate acordado con la Troika hace dos meses, lo cual parece improbable en las actuales circunstancias). Pero es posible que la crisis se detone antes por razones políticas. Dos escenarios se plantean para esta semana. En el primero, las negociaciones en curso fracasan y no surge un Gobierno de coalición. Esto significa nuevas elecciones, lo cual pospondría algunas semanas cualquier resolución. En el segundo escenario, el nuevo Gobierno de coalición repudia el acuerdo alcanzado y eso desencadena el default. En pocos días sabremos cuál de estos escenarios tendrá lugar.