LA NACIÓN.- La multiplicación de los típicos “arbolitos” financieros que compran y venden dólares y el crecimiento de las llamadas “cuevas” en el microcentro porteño dan la pauta de que las restricciones cada vez más rigurosas para operar en bancos y casas de cambio están provocando una mayor apetencia por el billete estadounidense y aumentando la brecha entre el mercado oficial y el paralelo.
El llamado dólar “blue” se podía conseguir ayer a unos 5,22 pesos; esto es, un 17% más caro que a la cotización del oficial, de 4,47 pesos. Esta situación ya está haciendo sentir su impacto en distintos mercados, como el inmobiliario, donde se está registrando una caída en el número de operaciones de compraventa de inmuebles ante las dificultades de los compradores para hacerse de los dólares que exigen los vendedores y frente a las diferencias entre las partes para ponerse de acuerdo en el valor del dólar si la operación se hiciera en pesos.
La incertidumbre se eleva si se escuchan los cálculos que distintos economistas realizan sobre el nivel de las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Es que si bien éstas ascienden a 47.593 millones de dólares de acuerdo con el balance de la entidad monetaria al 4 de mayo pasado, ese número incluye encajes por 7026 millones de dólares y obligaciones con organismos internacionales por 3311 millones, por lo cual el respaldo real representaría unos 37.256 millones de dólares, según la estimación que hizo el ex presidente del BCRA, Rodolfo Rossi, a LA NACIÓN.
Como la base monetaria era a esa fecha de 222.245 millones de pesos, según Rossi, el respaldo en divisas apenas supera el 74 por ciento, por lo cual el valor del dólar de equilibrio sería de 5,96 pesos. Este sería el precio al que el BCRA debería vender sus dólares si todos quisieran cambiar sus pesos por la moneda norteamericana.
Claro que a las reservas mencionadas, habría que descontarles unos 9624 millones de pesos (equivalente a unos 2150 millones de dólares), correspondientes a la emisión de una letra intransferible por un total de hasta 5674 millones de dólares que el Tesoro Nacional le ha colocado al Banco Central. De este modo, el monto de las reservas se reduciría aún más, a unos 35.100 millones de dólares y el precio de equilibrio del dólar en función de la base monetaria aumentaría a 6,33 pesos.
Otros economistas, como por ejemplo Agustín Monteverde, estiman que las reservas verdaderamente disponibles son inferiores aún, porque no se suelen computar otros pasivos que afectan al Banco Central en una porción relevante, lo cual reduciría el respaldo en moneda extranjera.
Frente a este panorama, quizás quien mejor interpretó la concepción del gobierno de Cristina Kirchner fue el titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), José Sbatella, quien sostuvo que “hay que recuperar soberanía monetaria por la buena o por la mala” y que la política “debería inducir a una desdolarización del pensamiento”, lo cual implicaría “ponerle un límite a la facilidad con que se hacían las cosas”.
En otras palabras, al decir de Sbatella, la política de restricciones cambiarias habría llegado para quedarse e incluso para profundizarse. Y la Argentina se acercaría al modelo de la Venezuela chavista, donde hoy está virtualmente prohibido adquirir dólares y donde la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo es de más del doble.