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OBAMA Y EL ESTADO DE LA UNIÓN

Desde le época del segundo Bush insisto en que Estados Unidos se viene latinoamericanizando a pasos agigantados en el peor sentido de la expresión, con gastos y deudas públicas gigantescas en cuyo contexto no es una exageración decir que viven de prestado (de 2001 a 2008 G.W.Bush duplicó la deuda y Obama de 2009 al presente la volvió a duplicar, lo cual significa el 103% del producto) a lo que se agregan crecientes regulaciones absurdas y muchas veces contradictorias. Es cierto que la declinación viene de antes en ese país, pero el problema se ha acentuado enormemente en los últimos tiempos.Endeudamiento de los Estados Unidos

El discurso de Obama del 28 de enero de 2014 en el Congreso, para rendir cuentas sobre lo ocurrido en el ejercicio 2013, contiene afirmaciones que clara y contundentemente están en las antípodas de los extraordinarios principios y valores de los Padres Fundadores de esa notable nación en la que se produjo la revolución más exitosa de la historia de la humanidad como consecuencia de la libertad y el consiguiente respeto a los derechos individuales.

A diferencia del “State of the Union” pronunciado por Washington que consumió solo 800 palabras, la larga y por momentos extenuante presentación del actual Presidente no nos permite glosarla en su totalidad en una nota periodística por lo que nos concentraremos en ocho resumidos puntos que estimamos clave.

Antes entrar en materia, conviene resaltar que los reiterados aplausos de pie de los presentes en el recinto del Congreso estadounidense (casi después de cada párrafo) no está en consonancia con la tradición republicana en cuanto al necesario recato, sobriedad e independencia que las circunstancias exigen, más bien, como apunta Ron Paul, ex candidato a Presidente por el Partido Republicano en la última contienda electoral, se trata de “un lamentable circo” lo cual manifestó por televisión en entrevista con John Stossel. Esta completa desproporción de aplausos de pie nos retrotrae al Senado romano en la época de Calígula y, en nuestros tiempos, a la caricatura de Parlamento en Venezuela. Economistas de la talla de Walter Williams, Robert Higgs, Thomas Woods, Pascal Salin y Peter Schiff mostraron profundos desacuerdos con el mencionado discurso del Presidente.

Por nuestra parte, veamos entonces los ocho puntos anunciados. Primero, aunque parezca mentira, Obama reiteró lo que es moneda corriente en los países del tercer mundo donde se considera que puede aumentarse la riqueza de la gente por decreto (si esto fuera cierto no habría que proceder tímidamente y hacernos a todos millonarios de una vez). Frente a ambas Cámaras reunidas, Obama declaró muy suelto de cuerpo que incrementará el llamado salario mínimo por decreto y sin que pase el proyecto por el Congreso. Esta medida inexorablemente provocará desempleo (además de los diez millones actuales declarados oficialmente) puesto que salarios superiores a las tasas de capitalización existentes no permiten absorber empleo, desocupación que puede eventualmente disimularse con inflación monetaria la cual, a su vez, genera otros efectos indeseables al elevar salarios nominales y derretir los reales.

Segundo, en varios tramos de su alocución sostuvo que debe combatirse la desigualdad sin la menor comprensión del hecho de que ésta es una consecuencia directa de las preferencias puestas de manifiesto por el público en los supermercados y equivalentes al mostrar en grado diverso las opiniones de la gente según lo que estiman es la capacidad para satisfacer sus deseos en los diferentes rubros. Lo que si son políticas inadmisibles son los “salvatajes” que llevó a cabo esta administración que son recursos detraídos del fruto del trabajo ajeno para alimentar la irresponsabilidad e ineptitud de empresarios que tienen poder de lobby. Esta desigualdad no es el resultado del plebiscito diario en el mercado sino lisa y llanamente del pillaje.

Tercero, el aire de ejecutivo de una empresa denominada Estados Unidos y no el gobernante de una nación respetable lo hizo decir que seguiría dando órdenes y otorgando subsidios  en el área energética según sus inclinaciones y las de los burócratas que lo acompañan con total independencia de lo que ocurre en el mercado. Esto nos recuerda a la triste experiencia de Carter en los setenta que en plena suba en los precios de la energía decretó precios máximos con lo que estimuló que se consumiera más, al tiempo que hubo por vez primera filas de automóviles en las estaciones de servicio debido a la consecuente escasez y, al adulterar precios, se bloquearon las posibilidades de explorar fuentes alternativas de energía. En este caso, al subsidiar áreas energéticas por decisión política a espaldas de la economía se desarticula la asignación de los siempre escasos factores de producción.

Cuarto, volvió con la idea de obligar a las mutuales de medicina a tomar pacientes en base a “condiciones preexistentes”, es decir, aceptar a personas que no han realizado aportes al sistema, lo cual significa poner en peligro toda la estructura médica basada en el seguro. Es igual que a las compañias de seguro del automóvil: si se les impusiera la obligación de aceptar y cubrir a personas que se han accidentado pero que no han participado con el pago de las cuotas requeridas. Esto es desconocer los principios actuariales más elementales.

Quinto, le dedicó una parrafeada a la necesidad de continuar con la ayuda financiera gubernamental destinada a otros países, directamente o a través de organismos internacionales financiados con recursos de los contribuyentes. Esto como si no hubiera documentación suficiente en cuanto a que las referidas entregas han servido para consolidar políticas estatistas y corrupciones varias que provocan fuga de capitales y cerebros de los países receptores, en lugar de permitir que se modifiquen las políticas socializantes al efecto de repatriar las antedichos fugas y recibir así préstamos sobre bases sólidas. Así lo han señalado reiteradamente autores como Peter Bauer, Melvyn Krauss, Karl Brunner, Anna Schwartz, Doug Bandow y James Bovard.

Sexto, ha llamado poderosamente la atención la bravuconada de Obama en cuanto a que seguirá su rumbo “con o sin el Congreso”, lo cual significa un declarado y abierto desafío institucional y una decisión de quebrar tradiciones republicanas que hasta el momento básicamente solo ocurrían en países muy atrasados.

Séptimo, volvió a prometer el cierre de la pocilga inaudita de Guantánamo con detenidos sin juicio previo lo cual aseguró que haría en su primera campaña electoral y que aun no ha llevado a cabo. Este nuevo anuncio curiosamente estuvo sustentado en principios jurídicos cosa que está muy bien pero se da de bruces con lo que hemos subrayado en el punto anterior y con el bochornoso espionaje que el gobierno realiza sin orden de juez competente (esto ha sido especialmente denunciado y lamentado cuando se ejecuta contra gobernantes pero no se ha demostrado suficiente preocupación y alarma con lo que se viene realizando contra individuos indefensos que teóricamente son los mandantes del aparato estatal).

Y octavo, enfatizó que no hay más tropas estadounidenses estacionadas en Irak y menor cantidad de soldados apostados en Afganistán situación muy loable por cierto pero no aludió a las torpezas, invasiones y misiones militares que simultáneamente se han llevado a cabo en Egipto, Siria y Somalia.

Paralelamente ocurre un hecho gravísimo puesto de manifiesto por el Senador Mich McConnell -quien lidera a distinguidos denunciantes- en el programa de Fox News conducido por Megin Kelly. Es el documentado intento de Obama de utilizar la entidad fiscal (IRS) para perseguir a los críticos de su gobierno, lo cual ha constituido una de las herramientas de más baja estofa de los países totalitarios por lo que es de esperar que no prospere tamaña iniciativa.

Se acaba de publicar la segunda edición de mi libro Estados Unidos contra Estados Unidos por Unión Editorial de Madrid (la primera fue por el Fondo de Cultura Económica), donde me detengo a considerar con cierta amplitud los aspectos medulares por los que los últimos gobiernos estadounidenses se han apartado grandemente del espíritu que iluminó la existencia de esa nación y los consiguientes efectos negativos de ese apartamiento y de esas gestiones. El libro trata detenidamente la educación, la política exterior, la economía, las guerras, los servicios de inteligencia, la estructura jurídica, las drogas alucinógenas para usos no medicinales, la inmigración, los basamentos éticos y el terrorismo. Es de esperar que se reaccione lo antes posible puesto que si ocurriera otro traspié de peso en Estados Unidos, el resto del mundo entrará en un cono de sombra difícil de revertir.

En resumen, respecto al “estado de la Unión”, es como ha dicho Wiley Vaugh “es muy lindo decretar mejoras pero el dinero es sustraído de los vecinos”. Es como ha preguntado mi hijo menor: si más bien que “State of the Union” no debería denominarse “State Over the Union”.

Las ideas expresadas en esta nota son de exclusiva responsabilidad del autor.
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Los empleados no compran dólares por ser prósperos

DIARIO LA PRENSA - El analista de la Fundación Libertad y Progreso indicó que "cuando el gobierno a través de sus políticas hace prever la posibilidad de una crisis, lo que la gente hace por experiencia histórica es cubrirse con activos externos".

El economista de la Fundación Libertad y Progreso, Aldo Abram, aseguró hoy que los empleados que compran dólares "lo hacen por cuestión de supervivencia" y no por ser más prósperos.Compra de dólares , devaluación del peso

"No es una cuestión de prosperidad, es cuestión de supervivencia", afirmó Abram al referirse a expresiones de la presidenta Cristina Fernández formuladas el martes por cadena nacional.

El economista indicó que "cuando el gobierno a través de sus políticas hace prever la posibilidad de una crisis, lo que la gente hace por experiencia histórica es cubrirse con activos externos".

Abram señaló que la forma que tiene un empleado de resguardarse es "hacerse de una masa de ahorros para amortiguar los costos de la crisis".

Y señaló que "la gente tiende a confundir cuando se habla de fuga de capitales, porque se imagina a un señor rico con un maletín lleno de dinero esperando el avión en Ezeiza".

En otro aspecto, consideró que la posibilidad de que el gobierno levante los subsidios a las tarifas públicas a la gente que compra divisa "empeora la calidad de vida".

"La gente va a tener que disminuir la compra de dólares y se va a sentir mal, porque va a tener que disminuir su consumo", señaló. Abram consideró que el gobierno "está tomando medidas por las razones equivocadas".

"Tiene que corregir porque el 70 por ciento de los subsidios va a sectores que los pueden pagar", señaló el economista quien dijo que el beneficio "debe ser direccionado".

*PUBLICADO EN DIARIO LA PRENSA, 5 DE FEBRERO 2014.
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Se avecina una crisis peor a la del 2001 si no se empiezan a resolver los problemas económicos

RADIO EL MUNDO - “Aun dándoles el respiro de creerles que tenemos 27 mil millones de reservas, no esta tan lejos del nivel de reservas que dejó De la Rúa. El gráfico de la evolución de las reservas de año 2001, la pendiente de caída en la del 2001 es un poco más pronunciada que la de este año. El banco central lo que está haciendo ahora es meterle mano a los dólares de los bancos. El plan primavera consistió para tratar de llegar al final del mandato en donde se incentivaba la tasa de interés que aumentaron con el objetivo de que invierta la gente, vendiendo en dólares y poniendo los ahorros en pesos en esa tasa. El gobierno cree que llegando a Mayo del año que viene van a zafar pero en realidad nada te asegura que llegando a ese momento te vayas a salvar porque la caída de reservas viene a un ritmo muy intenso. Me parece que si se deja estar esta situación se dirige a un conflicto social muy grande" declaró el economista Roberto Chachanosky en diálogo con Claudio Chiaruttini.BRECHA

ESCUCHAR LA ENTREVISTA EN RADIO EL MUNDO, 5 DE FEBRERO 2014.
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¿Por qué es necesario eliminar el control de cambios?

Un “cepo” o sistema de control de cambios es uno en el cual el tipo de cambio está fijado por el Banco Central (más allá de que vaya ajustándolo en el tiempo). Su característica particular, sin embargo, es que la moneda se vuelve “inconvertible”, es decir, que la gente no tiene plena libertad para intercambiarla por otras divisas como el dólar, el euro o el real.

Cepo cambiario

Los controles de cambio se imponen para “divorciar el balance de pagos de los movimientos internacionales de capital”. Es decir, para evitar perder reservas a un tipo de cambio que la autoridad monetaria quiere mantener. En otros términos, si los cajones de manzanas se venden en el mercado a $20 pero la “autoridad de la manzana” quiere mantener su precio en $10, lo más probable es que la gente haga cola para comprar el segundo cajón. Rápidamente la autoridad de la manzana se encontrará con que el precio del cajón tiene que subir o con que sus existencias de manzanas se terminarán.

Frente a esta situación, pueden imponer un racionamiento de las manzanas para seguir vendiéndolas a $10 pero evitar que se le terminen rápidamente las existencias. Esto mismo hizo el gobierno con el dólar en Argentina allá por octubre de 2011. El remedio, sin embargo, fue peor que la enfermedad.

Dos años después, el 13 de noviembre de 2013, escribí un artículo a partir de un informe de la Fundación Libertad y Progreso donde contaba por qué había que eliminar el cepo inmediatamente. 70 días después, el gobierno reaccionó haciendo el 1% de lo que pedíamos. En este sentido, cabe recordar todas las consecuencias negativas que tiene este sistema y que han impactado de manera directa en Argentina:

1.Destruye el ahorro: dado que la Argentina tiene niveles récord de inflación, el ahorro en pesos no sirve para posponer consumo ya que, si ahorramos 100 pesos hoy, en un año no podremos comprar la misma cantidad de bienes. En ese contexto ahorrar en alguna moneda que preserve su poder de compra es, en primer lugar, una mejor idea y, en segundo lugar, algo fácil de hacer. Ahora bien, hasta hace una semana el ahorro en dólares estaba explícitamente prohibido por el Banco Central. Si bien ahora esta regulación se modificó, el acceso al dólar sigue cuidadosamente regulado para algunas personas pero sigue prohibido para aquellas que tienen ingresos bajos, lo que condena a más del 75% de la población a ahorrar en una moneda que pierde 20% del poder de compra al año. En este sentido, la regulación los fuerza a incurrir en terrenos más riesgosos como las acciones o, más onerosos, como el mercado paralelo, donde hoy la cotización supera en un 50 % a la del regulado mercado oficial.

2.Mata la inversión: nadie niega la importancia que tiene la inversión extranjera en el desarrollo de un país. Facilitar la inversión genera incentivos para que ahorros de ciudadanos del exterior vengan al país para crear nuevos bienes y servicios y, en el camino, generen puestos de trabajo. Al mismo tiempo, incluso el gobiernoreconoce que le gustaría que los ahorros que los mismos argentinos tienen en el exterior, estén volcados en la “actividad productiva nacional”. Sin embargo, como el control de cambios establece un precio para el dólar que siempre está por debajo de su nivel de mercado (si no, no se necesitaría cepo), los incentivos para ingresar dólares al país para hacer grandes inversiones, se caen. ¿Quién vendería dólares al tipo de cambio oficial para realizar una inversión de magnitud si sabe que el tipo de cambio “de verdad” está por encima de ese precio? ¿Por qué aceptar tamaña reducción de la riqueza si en cualquier otro país del mundo se reconoce el verdadero valor de la divisa?

3.Desincentiva la exportación: los exportadores venden su producción en el mercado internacional. En general, la moneda que se usa allí es el dólar con lo que los exportadores reciben dólares luego de la venta de sus productos. Ahora, si estos quieren llevar adelante sus negocios de manera legal, tienen que vender esos dólares al Banco Central y convertirlos a pesos. Nuevamente, a un tipo de cambio que está por debajo del que existiría en un mercado libre, no hay incentivos para exportar, con lo que la actividad del sector exportador se ve afectada.

4.Genera un estímulo artificial a la importación: si uno sabe que en su barrio las manzanas se venden a $20 pero un kiosco las vende a $10, probablemente vaya a comprar a ese quiosco. Además, cuando llegue al quiosco, demandará dos manzanas en lugar de una, ya que ve que el precio está barato. Lo mismo pasa con el control de cambios. Dado que el tipo de cambio establecido por el Banco Central está barato, los importadores tienen un incentivo extra para importar a precios bajos. Como esto pone en riesgo la producción nacional, el gobierno intercede nuevamente frenando las importaciones con controles específicos y, en nuestro caso, con regulaciones poco claras. El cepo al dólar, entonces, termina genera el cepo a las importaciones.

5.Reservas internacionales: dado que, como venimos diciendo, a la paridad fijada por el Banco Central el dólar está barato la gente buscará la forma de hacerse de esos dólares. Como el Banco Central no puede bloquear totalmente el acceso a la divisa (o no lo puede hacer en un tiempo suficientemente rápido), tendrá que seguir vendiendo reservas. Esto, sumado a que al precio bajo nadie quiere vender dólares, genera que haya un exceso de demanda y una escasez de oferta. Al precio oficial, son muchos los que desean comprar divisas mientras que son muy pocos los que están dispuestos a venderlas. La consecuencia inevitable es la caída de las reservas internacionales.

6.Devaluación: la imposición del cepo refleja que ya hay una devaluación en marcha. En relación a la demanda, la oferta de dólares es escasa y, por tanto, su precio debe subir. Esto no cambia, en esencia, cuando se imponen controles sino que solo demora el reconocimiento oficial de la situación. El mercado negro que surge a partir de los controles muestra la devaluación que, tarde o temprano termina reconociendo la autoridad monetaria, como lo hizo (a medias) el gobierno la semana pasada.

En conclusión, la inflación es un problema grave, pero si la solución son los controles de precios, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Con el tipo de cambio pasa lo mismo, la inflación es un problema y la suba del dólar es otra de sus consecuencias. Si se impone un cepo para evitar reconocer esta realidad, las consecuencias pueden ser devastadoras para la economía.

 
*PUBLICADO EN PUNTO DE EQUILIBRIO, 3 de febrero 2014.
Las ideas expresadas en esta nota son de exclusiva responsabilidad del autor.
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Vamos camino a la estanflación

LA TECLA- El director ejecutivo de Libertad y Progreso, conversó con La Tecla sobre las nuevas medidas adoptadas por el Ejecutivo nacional. Al respecto dijo que “es posible que el Gobierno puede recuperar algo de credibilidad a partir de estas iniciativas”.Medidas económicas, devaluación Además advirtió que en términos económicos “el impacto en la sociedad es bastante menor, porque no resuelve los problemas cotidianos de la gente”. Sin embargo, sostuvo que “esto puede llegar a ser un paso modesto para flexibilizar el cepo”. Acerca del alcance que puede tener esta iniciativa en la economía cotidiana, Abram indicó que “a la única gente que le va a servir esta medida es a aquella que quiera ahorrar buena parte de su sueldo en dólares, pero este sector es muy acotado”. Con relación a la apertura parcial del cepo, el economista señaló que “realmente, como flexibilización al cepo es bastante light”, y que es importante aclarar que esta medida “no soluciona las pérdidas de las reservas”. También dijo que “es indiscutible que estamos yendo a un proceso de estanflación. Por este camino seguramente vamos a terminar en recesión el año que viene, con altísima inflación”. Sobre la visión a futuro, Abram afirmó: “Espero que el Gobierno se dé cuenta cuál es el verdadero problema. Hasta ahora, lo único que se está haciendo es diagnosticar erróneamente, y eso, inevitablemente, nos desembocará en una crisis”.
*PUBLICADO EN LA TECLA, 1 DE FEBRERO 2014.
Las ideas expresadas en esta nota son de exclusiva responsabilidad del autor.
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