Skip to main content

El pensamiento del Papa Francisco

INFOBAE.COM.- Los medios mundiales muestran cómo la revolución de Francisco empieza basándose en la austeridad, la humildad y la autenticidad del mensaje de Cristo. Es un hombre preocupado por la pobreza y por la justicia social. Un artículo de Alberto Benegas Lynch (h) escrito hace un año atrás, describe las ideas de Jorge Bergoglio sobre la economía que no se apartan del pensamiento más difundido en la Argentina. Así el artículo cita frases donde aparecen los conceptos de “justicia social”, “igualdad de oportunidades”, “distribución de la riqueza”, todo en el contexto de la “deuda social” —que a su juicio reviste carácter eminentemente “moral.

bergoglio_afp_g.jpg_1508290737

Hay un paralelismo entre las ideas económicas del Papa con las ideas peronistas. De hecho los medios han reiterado que muchos consideran que el Cardenal Bergoglio era peronista. Es por este motivo creo que el papa Francisco puede convertirse en un tsunami de cambio en Argentina.

Desde sus inicios las ideas de Perón tuvieron diversas raíces que podríamos dividir en dos tipos de pensamientos, unos compatibles con el ideal de amor propuesto por Jesús, y otros absolutamente incompatibles con él. Las primeras son las ideas cercanas a la social democracia, la “justicia social” cercana a la “Teoría de la Justicia” de John Rawls, que suelen derivar en la presencia de un Estado que actúe para eliminar la desnutrición y la pobreza, y que facilite la educación, multiplique las oportunidades de los pobres, y cobije a los más necesitados.

Pero las otras, están imbuidas de las ideas de Marx, Gramsci, la nueva política económica de Lenin y que, paradójicamente, se unen con las ideas del fascismo y de Carl Schmidt (resumidas por intelectuales como Ernesto Laclau). Aquí aparecen las graves antinomias. Según estas ideas es preciso dividir a la sociedad entre amigos y enemigos. Entonces los ricos son culpables por la pobreza de los pobres. Estas ideas se basan en el odio y derivan en la lucha de clases, a menos claro, que la “clase burguesa” permita que le confisquen la gran mayoría de su renta sin oponerse.

Cuando el peronismo se inclina por este último grupo de ideas, se permite avasallar las instituciones y las libertades individuales, busca el poder absoluto y perpetuarse en él, concentrándose en la persona del único líder popular, dejando poco margen para que las minorías que no gobiernan sientan que pueden vivir en paz y tranquilidad en el país.

Tal vez, el Papa logre que el peronismo se incline definitivamente por el primer cuerpo de ideas, es decir, que se transforme en un partido social demócrata moderno que excluya las prácticas fascistoides y respete la Constitución sin cambiarla.

El Cardenal Bergoglio también tenía un poderoso mensaje para los opositores. Impulsó siempre la idea de pasar “de habitante a ciudadano” que popularizó su discípulo y amigo, el rabino Sergio Bergman. Tal vez, los principales culpables del retraso argentino seamos aquellos que pudiendo ser “clase dirigente”, nos dedicamos a nuestras propias familias, a ganar dinero y disfrutar de la vida, lo cual no está mal en sí mismo, pero olvidamos ocuparnos de los destinos del país y ni siquiera hemos sido capaces de organizar un partido político verdaderamente republicano, federal y democrático.

Quizá la influencia más importante que puede tener el Papa, creo que será la reconciliación y pacificación de la Argentina, superar las viejas antinomias entre peronistas y anti-peronistas; entre ricos y pobres, e incluso entre los hijos de los guerrilleros de los 70 y los hijos de los militares de la dictadura.  Tal vez, se acabó la mala racha de los argentinos.

La elección de un Papa argentino es una gran oportunidad para examinarnos cada uno, meditar, orar, buscar perfeccionarnos y, como nos lo pide él, orar los unos por los otros, sin importar las religiones o aún con un rezo laico.

El futuro progreso de la Argentina está en la búsqueda del ideal del amor que, a la larga, prevalece por encima del odio. Entonces Argentina podrá volver a ser el ejemplo de un país donde conviven en paz, judíos, musulmanes, cristianos y las demás religiones, junto con ateos o agnósticos.

*PUBLICADO EN INFOBAE.COM, MIÉRCOLES 20 DE MARZO DE 2013.

  • Visto: 13

Nada ha cambiado en la Cuba de Raúl Castro

ELCATO.ORG.- El régimen de Raúl Castro quiere modificar la percepción general sobre Cuba. Está empeñado en transmitir la imagen de que en la Isla se están produciendo cambios fundamentales, pero no es verdad.

fidel_raul_afp

Los cubanos tienen más facilidades para hablar por teléfono, o para entrar en los hoteles, restaurantes y tiendas que antes estaban reservados para los turistas. Pueden abrir minúsculas empresas familiares de servicio, o se les permite explotar en régimen de usufructo pequeñas parcelas de tierra para producir alimentos, pero nada de esto es esencial.

Ésas sólo son minucias encaminadas a aliviar las nefastas consecuencias económicas de un sistema totalmente improductivo en lo material y cruelmente desagradable en el terreno emocional.

¿Cuál es la esencia de ésa y de todas las tiranías totalitarias? Evidente: el hecho monstruoso de que una persona, un grupo de mandamases o un partido tomen todas las decisiones básicas, pisoteen la volunta de los individuos, y construyan una falsa realidad a la medida de la imagen prefabricada por ellos de acuerdo con los dogmas de la secta o con el discurso del Jefe.

Lo terrible es la ocultación de la realidad y la propagación de la mentira, viles tareas a las que esos regímenes dedican casi toda su energía. A partir de esa burda prestidigitación se produce el resto de las catástrofes: todos mienten para poder sobrevivir, para que no los aplasten.

Miente el jefe cuando promete un futuro que sabe que nunca llegará porque su reino está hecho de promesas, no de realidades. Miente el funcionario cuando falsea sus datos para adaptarlos a los planes que le impone la jefatura. Miente el trabajador que debe ejecutar esos proyectos inalcanzables o absurdos. Miente el que aplaude una realidad que no ignora que es falsa, tan falsa como las aldeas Potemkin, puras fachadas de pueblos inexistentes construidos en Rusia para complacer a la Zarina y engañar a los viajeros.

He aquí una prueba clarísima de que la dictadura de Raúl Castro es más o menos igual que la de su hermano Fidel.

En julio del 2012, Oswaldo Payá y Harold Cepero, murieron en un supuesto accidente de automóvil ocurrido en una remota carretera de la región oriental de Cuba. Payá, demócrata de la oposición, premio Sajarov del Parlamento Europeo, era una de las figuras más queridas e internacionalmente respetadas de la disidencia cubana. Cepero era uno de sus más brillantes lugartenientes. Conducía el auto Ángel Carromero, dirigente de la juventud del Partido Popular de Madrid. Junto a él se encontraba Aron Modig, joven sueco vinculado a la Democracia Cristiana de su país. Carromero y Modig habían ido a la Isla a darle su solidaridad a los luchadores cubanos por la libertad.

En rigor, no había sido un accidente, sino un incidente. Un coche de la policía política que los venía siguiendo, los embistió por detrás, sacó de la carretera al pequeño vehículo en que viajaban Payá y sus amigos, los lanzó contra un árbol, y los dos cubanos resultaron heridos de muerte, o acaso fueron rematados en el hospital para que nunca contaran lo sucedido, algo que sospechan los familiares de Payá, pero que difícilmente se podrá probar.

A partir de ese punto se inició la vil tarea, propia del totalitarismo, de ocultar la realidad. A Modig y a Carromero les dijeron que si contaban la verdad les aplicarían el código penal cubano y serían condenados a muchos años de cárcel por auxiliar a contrarrevolucionarios. A Carromero, además, como era quien conducía el vehículo, lo drogaron durante días para “ablandarlo” hasta que admitiera que manejaba a exceso de velocidad por un camino mal asfaltado, imprudencia que culminó en el accidente que le costó la vida a Payá y a Cepero.

La tragicomedia duró hasta que Carromero llegó a España y habló con Rosa María Payá, la hija de Oswaldo, a quien no podía mentirle: no sólo la policía política había generado el incidente (nada de accidente), sino que el régimen, absolutamente intacto en su desprecio por la realidad, había puesto toda su maquinaria al servicio del encubrimiento del delito. Toda: la policía, la justicia, la escandalosa propaganda interior y exterior.

Afortunadamente, Carromero se lo contó al diario Washington Post y la verdad se supo finalmente.

La conclusión es obvia: nada fundamental ha cambiado en la Cuba de los hermanos Castro. Es el mismo perro, dotado de un collar ligeramente diferente, que sólo sabe un truco y lo repite hasta el infinito: ocultar la realidad y ladrar y morder a quien intente desmentirlo.

*PUBLICADO EN ELCATO.ORG, LUNES 18 DE MARZO DE 2013.

  • Visto: 15

Paupérrimo libreto

El populismo contemporáneo ha construido una estructura desde la cual defiende su visión ideológica, que incluye una historia que redactaron a su arbitrio y que suscriben linealmente, para diseminarlo como verdad única. Se trata de un relato de escasa jerarquía, que con el paso del tiempo y el esperable desgaste en el ejercicio del poder, se debilita progresivamente y ya no resiste el más mínimo contraste cuando se lo tamiza con la realidad.

Queda claro que los gurúes del poder, se han quedado sin letra y también sin creatividad, y no tienen otra alternativa que reiterarse, por eso es que abusan del mismo ardid, y lo replican hasta el cansancio.

Cristina enojada

Se amparan en esa vieja creencia, errónea por cierto, que dice que “si hasta aquí ha funcionado, porque habrían que cambiar”. Y así se mantienen firmes en esta variante, porque entienden que no hay motivos suficientes para modificar la estrategia. Se apalancan además en el éxito de los resultados electorales como aval inapelable de las decisiones elegidas.

Abundan ingredientes en ese discurso, pero algunos de ellos asombran por su evidente autoritarismo e intolerancia manifiesta.

Por un lado invocan aquel alegato que insiste en que aquellos a los que “les va bien” no deben quejarse. Bajo esa línea de razonamiento, los fanáticos del modelo parecen pretender, desde su posición de iluminados, indicar que los únicos que pueden hablar son los perjudicados por el sistema, y como no los hay según su visión, pues entonces nadie puede reclamar.

Esta interpretación es despiadadamente despótica. Propone que los que se lamentan se callen, sólo porque su realidad económica es positiva, y como se atribuyen el mérito gubernamental de ese resultado, pretenden como agradecimiento el silencio de los que ellos definen como favorecidos.

Es tan básico y elemental ese razonamiento, que bajo esa forma de ver la realidad, el gobierno actual debería seguir siempre, porque al hacer las cosas bien, según ese criterio, casi no tendría sentido ir a elecciones. Lo que no admitirán es que quieren “discurso único”, y por lo tanto que los que no están de acuerdo, enmudezcan. Es que se acostumbraron a que su voluntad, siempre se cumple. Compran a los mas con dinero, subsidios prebendarios y planes sociales, favores políticos o tráfico de influencias, créditos blandos o concesiones generosas, y en el caso de los medios y el periodismo, la suficiente dosis de pauta publicitaria oficial.

Les molesta terriblemente la opinión diferente y eso ya no lo pueden ocultar, por eso apelan a buscar cualquier mecanismo para minimizar las críticas ajenas, o bien al menos menoscabarlas sistemáticamente.

Es que cuando la razón no los asiste, el último recurso al que pueden apelar es el cruel e inconsistente, de desacreditar a su interlocutor de turno. Si tuvieran mejores argumentos para defender su postura, los usarían, pero como están frágiles en ese plano, entonces solo les queda la dinámica de desprestigiar a quien manifiesta el reproche.

Cuanto más flancos presente la víctima elegida, mucho mejor para los perversos operadores del NO debate. Ese eventual traspié, error o alocución desafortunada en el pasado, es suficiente para que sea castigado.

La otra variante, siempre posible, es condenarlo por su presente, sobre todo por su circunstancial cercanía a algún personaje público que disponga de algún costado endeble para ser así el blanco predilecto de la reprobación.

Una modalidad utilizada adicionalmente es la de juzgar al sujeto según la actividad profesional o el sector al que pertenece, o bien buscar algún pariente que, en el presente o en el pasado, permitan generar alguna relación familiar que posibilite desnaturalizar el primer esbozo.

Ese es el juego que proponen. Cambiar el eje, mutar el foco. El único que pueden usar. Lo concreto es que no tienen argumento mejor, solo les queda despotricar contra el interlocutor, lo que evidencia la debilidad de su razonamiento y la pobreza intelectual de su construcción dialéctica. No tienen razón, y si la tienen, lo disimulan muy bien. Solo recurren a lo emotivo, para desarmar el debate en base al ataque personal para luego pasar a la quebradiza estrategia de la incomprensión y la victimización.

Cuando ya nada funciona, aparece la tesis de las mayorías, esa que utilizan también para finalizar la discusión. De última, si no tienen razón, tienen al menos el número suficiente para imponerla, porque han obtenido el voto popular.

En fin, más de lo mismo. Nada nuevo ni demasiado atrayente. NO les interesa la discusión, ni el debate, solo los mueve seguir en el poder.

Es importante no entrar en el juego que ellos proponen. Por eso, cuando aparece este esquema que empuja a responder en línea con el planteo, no se debe seguir el ritmo del poder. Hacerlo implica ser funcional al relato que ellos intentan establecer.

Los argumentos malos solo se contrarrestan con argumentos mejores, superadores y no, a la defensiva, explicando si el protagonista que emite su opinión tiene pasado, presente, parientes, amigos, historias, o lo que sea que tenga que ver con su individualidad. Si el ataque al referente en cuestión fuera veraz, eso no cambiaría en nada la eventual solidez o debilidad de su planteo para neutralizar el original.

Cuando recurren al golpe bajo, es porque se quedaron sin explicaciones consistentes. Esto queda cada vez más en evidencia. Ya está agotado el artilugio. No se puede mentir todo el tiempo. Solo les queda la agresión personal. Pero es  un error seguir ese juego irracional del relato como si fuera cierto. En definitiva estamos solo frente a un paupérrimo libreto.

 
  • Visto: 14

Bob Woodward y la libertad de prensa

El tema presupuestario en Estados Unidos se está convirtiendo en un embrollo en el contexto de 16 trillones de deuda pública federal de la cual 6 son el resultado de la presente administración, lo cual significa un 105% del producto con un déficit fiscal que ahora representa el 7% de ese mismo guarismo en el contexto de aumentos siderales en el gasto y monetización de aquella abultada deuda.

bob-woodward

Michael Tanner, uno de los distinguidos directores de proyectos de Cato Institute en Washington DC, publicó en CNN.com un artículo titulado “Mitos acerca de los recortes presupuestarios” en donde muestra muy documentadamente que lo que se dice son recortes, en verdad aluden a disminuciones en incrementos proyectados lo cual es sustancialmente distinto a lo que aparece a primera vista, monto que se traduce en un 2,3% del gasto total del gobierno federal y el 0,03% del producto.

Los miembros del Partido Republicano favorecen los gastos militares mientras que los integrantes del Partido Demócrata patrocinan elevar los ya abultados gastos en lo que ha dado en llamarse seguridad y medicina social. La actual administración ha disminuido efectivos bélicos en distintos lugares del planeta pero no ha logrado achatar las erogaciones en la materia puesto que se ha embarcado en aventuras militares en otros lugares como Egipto, Libia, Siria y algunos países de África. En otros términos, ambas fuerzas políticas, por razones distintas, están hoy en las antípodas de los consejos de los Padres Fundadores a los que tanto he citado en estas columnas sobre lo que pensaban es el rol de un gobierno compatible con un sistema republicano.

El conocido y celebrado periodista Robert U. Woodward (Bob) trabaja desde 1971 en The Washington Post donde ahora es editor asociado. Fue junto con Carl Bernstein quien levantó el escándalo de Watergate y es autor de numerosos libros entre los cuales se cuenta la formidable obra titulada Las guerras secretas de la CIA (traducida y publicada por Grijalbo de México) donde pone al descubierto las patrañas monumentales de esa agencia de inteligencia (como escribe Woodward en el prólogo, un ferviente partidario de la CIA -el senador John C. Stennis- declaró en el Senado estadounidense que a esa repartición “la vamos a proteger como tal y cerrar un poco los ojos y prepararse para lo que venga”).

En todo caso, en este mes de marzo saltó el hecho de que como consecuencia de una columna del mencionado periodista publicada en el diario para el que trabaja, el asesor económico de la Casa Blanca, Gene Sperting, le gritó malamente al autor en una agitada conversación telefónica y le envió un correo electrónico donde se lee que el funcionario público le advierte que “se arrepentirá” (“you will regret”) de lo que escribió.

El artículo en cuestión sostiene la tesis que todo el galimatías presupuestario y la correspondiente discusión ácida sobre la materia es debido a las propias actitudes vacilantes, contradictorias, inconducentes e inapropiadas de Obama y del ex asesor presupuestario Jack Lew, actualmente Secretario de Tesoro.

Woodward en general simpatiza con las políticas de tendencia estatista de los demócratas que han dominado el escenario en Estados Unidos durante los últimos tiempos y que paradójicamente han recrudecido a partir de G. W. Bush, pero lo ocurrido en la capital estadounidense como consecuencia del referido artículo enciende una potente luz colorada y es totalmente independiente a las ideas que sustente el periodista en cuestión. Es inadmisible que esto suceda en Estados Unidos, el baluarte de la libertad de expresión que básicamente ha acompañado la sentencia de Jefferson en cuanto a que “frente a la alternativa de contar con un gobierno sin prensa libre, o prensa libre sin gobierno, decididamente me inclino por esto último”.

Estos sucesos son lamentablemente muy comunes en los regímenes autoritarios de ciertas naciones latinoamericanas, asiáticas y africanas pero no en Estados Unidos, por lo que debe celebrarse el escándalo que ha producido lo relatado en muy diversos ámbitos. Hay un problema colateral en este espinoso asunto y es que aparentemente las autoridades que representan a  The Washington Post no acompañarían los dichos consignados ni se solidarizarían con el altercado sufrido por su periodista estrella. Es de esperar que esta conjetura que exponen acaloradamente entendidos en los medios de difusión norteamericanos no resulte correcta para bien de la independencia y el futuro de ese diario y para la salud de la libertad de prensa en el país que por el momento y a pesar de todos los problemas por los que atraviesa sigue siendo el bastión del mundo libre.

Cierro con un pensamiento más general de Jefferson, pero para tomar nota y estar atento debido a la actitud prepotente del asesor de la Casa Blanca frente a un periodista por publicar una nota que no le agradó al gobierno de Obama: “Cuando el pueblo teme al gobierno hay tiranía, cuando el gobierno teme al pueblo hay libertad”. Lo ocurrido es un primer síntoma peligroso que esperamos no se repetirá debido a la reacción adversa que afortunadamente suscitó.

*PUBLICADO EN DIARIO DE AMÉRICA, NUEVA YORK, JUEVES 14 DE MARZO DE 2013.
  • Visto: 7

El cepo a la palabra

INFOBAE.COM.- La República es la forma de gobierno que divide el poder de manera que nadie sea demasiado poderoso. Es un sistema de pesos y contrapesos, primero se divide entre el Ejecutivo, la Justicia y el Legislativo; segundo se divide territorialmente (Nación, Provincias y Municipios), lo que se llama federalismo. Y finalmente aparece la prensa libre como un contrapeso indispensable de los demás poderes. Es decir, la prensa debe ser independiente. Esto no significa que sea independiente del dueño del diario o del canal de televisión, sino que los dueños de esos medios deben ser independientes del Gobierno. La prensa, entonces, sirve para escudriñar y sacar a luz ideas o hechos que un gobierno desea esconder, para iluminar y transparentar donde está oscuro, y combatir la corrupción. Eso les da cierto poder, y por eso se denomina “el cuarto poder”.

libertad_prensa

Nuestra Constitución garantiza magistralmente estos derechos: en el artículo 32 expresa literalmente: “El Congreso federal no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdicción federal” y en el artículo 14 garantiza el derecho de “publicar sus ideas por la prensa sin censura previa”.

Pero estas garantías y derechos se convierten en una fantasía cuando un funcionario de tercera categoría logra forzar a empresarios privados para que no publiquen avisos en determinados diarios. Basta con constatar que algunos medios han perdido un tercio de la facturación las últimas semanas. Cualquier empresa con altos costos fijos, como lo es un periódico, si pierde un tercio de la facturación está destinada a quebrar o vender.

Es el momento en que la Justicia debe restablecer el equilibro constitucional, de otro modo, sólo quedará el recurso de que la sociedad civil vuelva a enarbolar el viejo grito sagrado de nuestro himno nacional: “Libertad, Libertad, Libertad“.

*PUBLICADO EN INFOBAE.COM, MIÉRCOLES 13 DE MARZO DE 2013.
  • Visto: 7
Doná