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¿Por qué escapa el paralelo?

CRONISTA.- Nunca un mismo bien podría tener dos precios distintos en un mismo mercado, a condición que sea suficientemente fluido y sin intervención del poder. Es justamente esto último lo que genera el fenómeno del desdoblamiento de precios. Se requiere además que haya alguien que esté dispuesto a vender el bien a un precio menor del que obtienen otros. Es raro que ese no sea el propio estado o alguien a quien el gobierno obligue a hacerlo. Si nos referimos al dólar o a las divisas en general, estas consideraciones son enteramente aplicables. Actualmente la Argentina expone un mercado oficial administrado, denominado único y libre, que no es ninguna de las dos cosas, y otro mercado paralelo o “blue”. Las operaciones en el mercado oficial le permiten al Banco Central ganar reservas si puede comprar divisas, o bien perderlas si se ve obligado a venderlas para evitar un aumento no querido de la cotización. Normalmente, hasta que comenzó el control de cambios, operaban en este mercado no sólo los exportadores e importadores sino también toda persona o empresa que lo quisiera por cualquier motivo. Esto incluía el atesoramiento o la mera especulación en montos que se contabilizaban por residuo como formación de activos externos o más conocidos como fuga de capitales. Si bien en los últimos 10 años la Argentina tuvo un saldo positivo en su comercio exterior y hasta 2010 también en la cuenta corriente del Balance de Pagos, la fuga de capitales fue importante y creciente. Durante el conflicto con el campo superó los 20.000 millones de dólares anuales y luego osciló en ese orden de magnitud. El gradual retraso cambiario alentó este fenómeno.

Cuando el gobierno decidió pagar con reservas los vencimientos de la deuda pública externa, advirtió que no disponía de holguras. Ya no cubrían la base monetaria y además decrecían. Comenzó poniendo trabas a las importaciones, creando serios inconvenientes a la economía real. Viendo que esto no resultaba suficiente frente a la persistente fuga de capitales, introdujo controles y prohibiciones en el mercado de cambios. Se eligió el procedimiento de que todo demandante de dólares debía comprobar ante la AFIP su capacidad para hacer la compra que solicitaba. Allí apareció el mercado paralelo ya que las autorizaciones se daban con discrecionalidad y a cuentagotas. Al mismo tiempo se lanzó la policía y la gendarmería a la calle sobre los operadores para enrarecer el mercado, logrando enfriarlo por algún tiempo. La brecha entre paralelo y oficial se mantuvo por algunos meses debajo del 20%. Los controles se agudizaron. Ya no hay dólares oficiales para el público a sola excepción de los viajes al exterior y pagando con cheque. Los créditos hipotecarios no se pueden dolarizar, lo que terminó de paralizar el mercado inmobiliario. Son cada vez más los que no tienen otra forma que acudir al mercado paralelo. Por último un golpe sin contemplaciones a los que reciben jubilaciones del exterior: se las pesifican al cambio oficial.

Desde octubre de 2011 el gobierno ha acumulado errores y señales negativas. La medición del riesgo país ubica a la Argentina arriba de los 1.000 puntos básicos en una deplorable posición internacional que la deja fuera de acceso a los mercados de deuda. La situación fiscal es negativa y el déficit financiero supera los cuatro puntos del PBI. El financiamiento monetario es creciente convirtiéndose en un fuelle para la inflación. La situación de varias provincias es dramática a pesar de la paralización de la obra pública. Sólo se observa improvisación y hay una creciente conflictividad política dentro del propio oficialismo y en el sector gremial.

Los argentinos hemos vivido varias veces situaciones como ésta y sabemos que si no se hace un giro copernicano en la gestión, el final será como ya lo conocemos. Este giro parece difícil a la vista del entorno ideologizado que abarca a la Presidente y que impregna un relato oficial de tono epopéyico. Todo esto lo percibe el ciudadano común que no desea que se le licúen sus ahorros y busca una moneda que sea reserva de valor, o sea el dólar. Se entiende por lo tanto porqué se sostiene la presión sobre el dólar paralelo en un mercado que independientemente de su tamaño, está fuertemente demandado. Todo lo que haga el gobierno con la policía, perros y gendarmes, aumentará el spread del paralelo entre compra y venta, pero no disminuirá su brecha con el oficial. Toda nueva señal negativa genera el riesgo de huida del peso con dos obvios destinos: bienes y más inflación, o dólares y mayor brecha.

*Publicado en El Cronista, Buenos Aires
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TV: Aldo Abram en Agrositio

 

El 25 de Julio, Aldo Abram fue entrevistado para el programa de Agrositio, TV por internet del agro. El economista y Director de Libertad y Progreso hizo un análisis de los números fríos que nos gobiernan. ¿Alcanza con la soja para pasar el actual momento económico? Mirá el vídeo:

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TV: Aldo Abram en Cosechas y Negocios

Cosechas y Negocios (del 25/7/12), conducido por Cristian Mira y Emiliano Galli. Miércoles 22hs, canal Metro (Cablevisión, Argentina) Invitados de este programa: Sebastián Olivero (Director de Agro T.E.C.E.I) y Aldo Abram (Director Ejecutivo de Libertad y Progreso)

 
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El Gobierno del "apriete"

LA NACIÓN.- Para cualquier observador de la realidad argentina no resulta fácil comprender la actitud condescendiente de dirigentes empresarios y representantes de entidades de muy diverso tipo frente a políticas gubernamentales que objetivamente los perjudican. La aceptación pasiva llega a los extremos de la obsecuencia cuando se ven obligados a hacer presencia en actos convocados por la Presidenta, en los que quien no acompaña el aplauso puede terminar siendo identificado para un posterior castigo.

No es curioso entonces que las declaraciones públicas de estas personas difieran de sus opiniones en privado. El doble discurso es cosa común. Quien lo practica aduce que tiene la responsabilidad de no dañar a sus entidades o empresas, de las que dependen numerosas familias. Si esa justificación es comprendida, y por general lo es, significa que hay consenso en que cualquier opinión adversa al Gobierno puede ser condenada. No se trata de una presunción teórica, sino que resulta de hechos conocidos que no dejan dudas sobre la relación causa-efecto.

Las amenazas desde el poder a quienes no se sujetaran al designio oficial fue iniciada por Néstor Kirchner cuando era presidente. Desde el atril del Salón Blanco la emprendía casi a diario en discursos improvisados contra supuestos enemigos, a quienes señalaba con nombre y apellido. Le apuntó, por ejemplo, al presidente de la empresa Shell, Juan José Aranguren, por haber desoído un pedido arbitrario sobre precios. La venganza llegó pronta: el empresario debió soportar un boicot hacia sus productos, además de escraches piqueteros impulsados por el propio presidente. Aranguren, cuyas opiniones no fueron silenciadas pese a las amenazas oficiales, debió sufrir en su propia persona 57 causas penales, promovidas principalmente por el secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Es justamente este funcionario el que más ha contribuido a alinear conductas mediante el miedo.

Su lenguaje procaz e imperativo, basado en la amenaza constante, es la forma que ha hallado para imponer sus deseos, incluso por encima de sus atribuciones formales, haciendo notar el poder delegado del que dispone. Puede aplicar multas y castigos aun por omisión, no autorizando aumentos de precios o importaciones, o invocar la ley de lealtad comercial y hasta la de abastecimiento. Para que esto sea posible el Gobierno ha creado una madeja de regulaciones, aumentando el grado de intervención a niveles inéditos.

El apriete por excelencia es el que se ejerce por medio de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), ya desde los inicios de la gestión kirchnerista, aunque se ha intensificado en los últimos años. Se han conocido muchos casos y seguramente habrá muchos otros que no se han difundido, justamente por temor. El actual director de la AFIP, Ricardo Echegaray, pudo entrenarse en estas lides cuando tuvo a su cargo la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario, (Oncca).

Se han multiplicado las inspecciones a personas o empresas luego de que incomodaran al Gobierno. Entre muchos otros, se conocen los casos de Juan Manuel del Potro, quien se negó a visitar a la Presidenta luego de su triunfo en el US Open; también el del economista Roberto Cachanosky por sus opiniones; el del periodista Luis Majul; el de la comisión directiva del club Los Cardos de Tandil, luego de que Echegaray fuera abucheado por sus socios; el del diario Clarín, y el del comedor que recibió a Jorge Lanata en Tucumán.

La confirmación oficial del uso de la AFIP para castigar a opositores la brindó la propia Presidenta por la cadena oficial, cuando dijo que había pedido a Echegaray estudiar el cumplimiento tributario de Rodrigo Saldaña tras haber expresado éste, en una nota periodística, que la actividad inmobiliaria se había enfriado. El castigo al que lo sometieron fue hacer público un incumplimiento que mantenía con el fisco.

Pero no es la AFIP el único ariete. La apropiación del Estado, de sus poderes, instituciones y organismos le ha permitido al Gobierno emplearlos cada vez con más fuerza y arbitrariedad para hostigar, perseguir y atemorizar a todos aquellos que disienten de su angosta visión de la realidad. También son usados para extorsionar y amedrentar la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) la Unidad de Información Financiera (UIF), los fondos estatales y hasta los reiterados discursos de la Presidenta por la cadena oficial.

Esta gravísima desviación de los objetivos de los organismos del Estado conlleva una paralela desnaturalización y alejamiento de sus funciones. Es lo que ha ocurrido con la UIF, órgano encargado de luchar contra el lavado de dinero, que se encuentra a cargo del inexperimentado José Sbattella. Hace menos de un año, la Justicia acusó a las autoridades de la UIF por presunto incumplimiento de los deberes de funcionario, encubrimiento agravado y violación de secretos, pues sobre 130 pedidos de levantamiento de secreto fiscal requeridos por la unidad, sólo dos casos habrían tenido trámite posterior en la UIF. Se trata, precisamente, de los casos abiertos contra dos altos ejecutivos del Grupo Clarín. En cambio, la UIF habría actuado casi como encubridor en el caso Schoklender-Fundación Madres de Plaza de Mayo al haber cajoneado una denuncia antes de estallar el escándalo.

También se habrían verificado en la UIF otros ocultamientos de reportes de operaciones sospechosas de aliados del Gobierno y la filtración de información contra empresas e individuos enfrentados con el kirchnerismo, lo que llevó al corte de colaboración con su par estadounidense, el FinCen. Por ejemplo, información que la UIF había solicitado a ese organismo norteamericano se quiso emplear por razones políticas contra el dirigente opositor Francisco de Narváez. A su vez, la Comisión Nacional de Valores (CNV) ha actuado en contra de una empresa del grupo Techint y contra Papel Prensa. Al mismo tiempo, esos órganos, a los que debe agregarse la Afsca (ex Comfer), dejan de cumplir su función de control, como también ocurre con la Sigen y la Inspección General de Justicia (IGJ).

En manos del Gobierno, la Policía Federal y la Gendarmería también se han convertido en herramientas de castigo, privando de sus servicios o retaceándolos a distritos que no se han alineado con las autoridades nacionales o cuyos mandatarios han perdido el favor oficial. Así, sin reparar en que se está jugando con la seguridad de la población, en la Capital se ha puesto fin a la tarea de custodia que realizaba la Policía Federal en subtes, hospitales, escuelas y autopistas para castigar a Mauricio Macri, mientras que la Presidenta negó el empleo de la Gendarmería en Santa Cruz durante la última huelga policial, medida que tuvo que rever días después.

Esta perversión en el empleo del Estado va en aumento y la facilita la creciente colonización de las principales áreas, ocupadas, en muchos casos, por militantes de La Cámpora, que se caracterizan más por su obediencia ciega que por su idoneidad o experiencia.

En esencia, se han invertido las cosas. El Estado no se encuentra al servicio de la sociedad, sino de los gobernantes, y éstos, al servicio de su ambición de perpetuidad y más poder. Nada más alejado de la democracia. De continuar estas prácticas, terminaremos viviendo en un Estado policíaco en el que prevalecerán el temor, el aplauso forzado y la obligatoria ausencia de críticas.

El "apriete" es una manifestación del nulo respeto por los derechos y las libertades individuales y refleja claramente el desprecio por la seguridad jurídica: "Un concepto horrible", según ha dicho públicamente la nueva estrella del poder Axel Kicillof. Este pensamiento y estas actitudes deben llamar la atención sobre la defensa de los principios liminares de nuestra Constitución Nacional, amenazados por un "vamos por todo" que no excluye la supresión de los derechos y garantías individuales, que son la esencia de la república y de la convivencia en paz y libertad.

*Publicado en La Nación, Buenos Aires
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Volvieron a recalentarse los precios en julio: alza de 2%

LA NACIÓN.- La economía se enfría y la inflación se calienta. En el mes que está terminando, la inflación volvió a registrar un incremento de cerca del 2%, después de tomarse un pequeño respiro en mayo y en junio, y los analistas privados alertan que el segundo semestre llega con una aceleración del costo de vida.

De la mano de los aumentos en alimentos -hace dos semanas la Secretaría de Comercio Interior autorizó subas para más de cien artículos de la canasta básica- y en el rubro esparcimiento, la inflación volvió a dar señales de que el freno de los últimos meses respondió más que nada a un factor estacional -tradicionalmente el segundo trimestre del año muestra una desaceleración en el ritmo de aumento de los precios-. Y en los primeros siete meses del año, el costo de vida ya acumula una suba cercana al 14%, lo que convierte a la Argentina en el país con mayor inflación de América del Sur, desplazando a la Venezuela de Hugo Chávez.

"Esperamos que la inflación del Congreso termine el año por encima de 2011, con un promedio en torno al 2% mensual y una suba cercana al 27,5 por ciento. El panorama es más preocupante porque una aceleración de la inflación siempre es más notoria si se da junto con una caída de la actividad", explicó Milagros Gismondi, economista del estudio Orlando J. Ferreres.

"A pesar de la desaceleración económica, la inflación crece a mayor ritmo que en 2011. Según el índice de precios que releva el Congreso, los primeros seis meses del año muestran un aumento de precios del 12%, que, anualizado, alcanzaría un 25%, lo que implica una aceleración de más de 2 puntos porcentuales respecto del mismo período del año pasado", coincide Mario Sotuyo, economista de la consultora Economía & Regiones, que lidera Rogelio Frigerio.

ESCENARIO COMPLICADO

Los analistas privados sostienen que, a diferencia de lo que pasó en 2009 -cuando el freno de la economía ayudó a contener los precios-, en este año no se puede descartar un escenario de recesión con alta inflación.

"Comúnmente se piensa que la inflación tiende a ceder cuando se enfría la economía y empieza a caer la demanda, pero la Argentina ya tiene varios antecedentes de procesos de alta inflación, e incluso de hiperinflación, con recesión", señaló Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso.

"El problema es que, a pesar de que la actividad da cada vez más señales de estancamiento, el Banco Central continúa con un ritmo muy fuerte de emisión para satisfacer las necesidades del Tesoro nacional y de las provincias. En este contexto, hacia fin de año proyectamos que vamos a estar como mínimo en una inflación en torno al 26% anual, contra el 24 por ciento de 2011", explicó el economista.

EFECTO DÓLAR

Los expertos además advierten que, en este contexto de aceleración de la inflación, el cepo al dólar termina echando más leña al fuego.

"Las restricciones en el mercado cambiario atentan contra la utilidad del peso como reserva de valor, con lo cual terminan generando que la gente busque desprenderse de sus pesos, realimentando así a la inflación", explicó Abram.

Gismondi también alerta sobre el impacto del tipo de cambio paralelo en la economía. "El dólar blue es un precio más del mercado que está subiendo. Si bien es un mercado muy chico, tiene un impacto en la economía más que nada por el lado de las expectativas. El efecto no es vía costos, sino a través de algunos contratos que históricamente se pactaron en dólares y que ahora, si bien se pesificaron, lo están haciendo al tipo de cambio paralelo. Además, hay algunas empresas que también están mirando el blue a la hora de calcular los costos de reposición de productos importados. El problema con las expectativas es cuando todo el mundo intenta protegerse y anticiparse a una devaluación", advierte la economista.

En Economía & Regiones, también alertan sobre el manejo de las expectativas. "A medida que sube el dólar blue, se generan más expectativas de devaluación y crece la presión para que se actualicen los precios de algunos productos, en especial aquellos que tienen mayor poder de negociación", sostiene Sotuyo.

CIFRAS CLAVE

25/27% Anual

Sería la inflación acumulada en todo el año 2012, de acuerdo con las estimaciones de consultoras privadas que releva un grupo de diputados de la oposición. No se descarta que convivan alta inflación con recesión económica.

14% Acumulado

Es la inflación sumada en los primeros siete meses del año, lo que ubica a la Argentina como el país líder en el ranking regional en materia de aumentos de precios.

*Publicado en La Nación, Buenos Aires
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