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Calidad Institucional

Llegó la hora de la verdad

ÁMBITO FINANCIERO.- Finalmente, parece que está por suceder lo que era inevitable. Me refiero a la eyección de Grecia de la eurozona y el consiguiente default. Estos últimos dos años hemos sido espectadores de distintos actos de lo que en un artículo publicado en enero de 2010 denominé «una tragedia griega para el siglo XXI» (no fui el primero ni el único), y un año más tarde, «la muerte de los mil cortes». Creo que de todo lo que ha ocurrido en el mundo desarrollado desde mediados de 2007 (inicio de la actual crisis global), el colapso griego es el acontecimiento que menos debería sorprendernos.

Como escribíamos en marzo de 2011, aunque los problemas de los países de la periferia europea son de orden económico, su solución pasa por la política. Y la política tiene una dinámica que los mercados no siempre entienden o quieren entender. Aunque ya conocíamos el final de esta tragedia, no sabíamos exactamente cuándo iba a llegar. Hace más de un año escribíamos: «Las tragedias griegas se caracterizan no sólo por su final trágico (por algo son tragedias), sino también porque ese final es conocido por los espectadores desde el comienzo. Es decir, no hay sorpresas. En esta tragedia que comenzó en Grecia a principios de 2010 ya sabemos el final. El final tendrá varios actos. En el primero, todos los PIGS van a ser rescatados por la Unión Europea y el FMI. En el segundo, el plan de austeridad que se impondrá sobre estos países tendrá un costo enorme en términos de crecimiento económico y empleo, lo cual en vez de resolver el problema fiscal lo agudizará. Y en el tercero, va a haber una reestructuración de deuda en uno o más de los países en problemas (Grecia es el principal candidato)». Mi conclusión entonces: «La eurocrisis lleva más de un año y todo parece indicar que todavía no estamos cerca de su resolución. La dinámica de la política en la UE y la posibilidad de los rescates hacen que cada acto de esta tragedia se extienda hasta el máximo tiempo permisible por el mercado. A nivel de la economía real es como «la muerte de los mil cortes». De esta manera los PIGS sufrirán durante más tiempo los efectos de la recesión y los altos niveles de desempleo». Esta situación se hace cada vez más insostenible.

El voluntarismo y el cálculo político combinados con el calendario electoral (y la inestimable ayuda de los contribuyentes alemanes) lograron alargar al máximo cada uno de los actos de esta tragedia. Ninguno de los líderes europeos quiso confrontar la realidad y menos aún pasar a la historia como el responsable del ocaso del proyecto de la eurozona. Todos han seguido la estrategia de «patear la pelota al córner» y dejar las decisiones difíciles a sus sucesores. Pero después de los recambios de Gobierno ocurridos en España, Grecia y Francia nos acercamos inexorable y rápidamente a la hora de la verdad, o en términos escénicos, al final del tercer acto.

La salida de Grecia de la eurozona va a ser traumática, de eso no deben quedar dudas. Los tratados constituyentes de la unión monetaria europea no contemplan esta posibilidad (ni tampoco la expulsión). Desde el punto de vista legal, la salida de Grecia será una decisión unilateral tomada por el Gobierno griego. Y según algunas interpretaciones, esta decisión, y la inevitable cesación de pagos que acarreará, automáticamente significarán la expulsión de Grecia de la Unión Europea (lo cual es un tema mucho más serio). La permanencia en este último grupo en definitiva dependerá de una negociación política que a su vez estará estrechamente relacionada con la renegociación de las obligaciones contraídas con el resto de Europa. Creemos que ambas partes (Grecia y la Unión Europea) intentarán que esto no suceda.

En diciembre pasado nos preguntábamos cómo seguiría la «película» (o la tragedia) con relación a un default por parte de Grecia. Escribíamos entonces: «Si la historia argentina sirve de guía, podemos esperar un feriado cambiario, corralitos y controles estrictos a los flujos de capitales, ya que en su ausencia colapsaría el sistema bancario griego. Esto a su vez significará la salida forzada de Grecia de la eurozona y la reimplantación del dracma. Y si esto sucede, podemos esperar un ataque especulativo sobre Portugal, España e Italia». Reiteramos que si alguno de estos países (o Irlanda) se contagia y sigue el mismo camino que Grecia, las consecuencias pueden ser mucho más serias que las que provocó el colapso de Lehman Brothers. En tal escenario, estaríamos frente al colapso de la eurozona.

Este escenario ya no es tan improbable. Los tesoreros de importantes empresas multinacionales están reduciendo silenciosamente su liquidez en países en problemas. Esto a su vez está contribuyendo a agudizar el desequilibrio en el Target2, el sistema de pagos y transferencias que vincula a todos los bancos centrales de la eurozona. Hoy bajo este sistema los bancos centrales de España, Portugal, Grecia, Italia e Irlanda le deben al Bundesbank casi 650.000 millones de euros. Si hubiera corridas bancarias en cualquiera de estos países, el desequilibrio se agravará (en la eurozona los depósitos en los bancos son garantizados a nivel nacional, por lo cual es inevitable una transferencia de fondos a bancos en los países más sólidos).

Como advertimos hace ya varios meses, no hay precedentes en la historia económica mundial que permitan imaginar qué sucederá si uno o más países abandonan la eurozona. Pero ninguno de los posibles escenarios es benigno. Y las consecuencias se sentirán tanto en la Argentina como en el resto de los países emergentes.

¿Cuándo ocurrirá el colapso griego? Según estimaciones oficiales, el tesoro griego se quedará sin fondos en junio (a menos que sigan llegando los fondos del rescate acordado con la Troika hace dos meses, lo cual parece improbable en las actuales circunstancias). Pero es posible que la crisis se detone antes por razones políticas. Dos escenarios se plantean para esta semana. En el primero, las negociaciones en curso fracasan y no surge un Gobierno de coalición. Esto significa nuevas elecciones, lo cual pospondría algunas semanas cualquier resolución. En el segundo escenario, el nuevo Gobierno de coalición repudia el acuerdo alcanzado y eso desencadena el default. En pocos días sabremos cuál de estos escenarios tendrá lugar.

*Publicado en Ámbito Financiero, Buenos Aires. 
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Una solución china para Malvinas

LA NACIÓN.- Si el pasado 2 de abril el 30° aniversario de la Guerra de Malvinas sacudió a los argentinos más que otros años, el tema continuará llamando su atención por más tiempo, ya que en 2013 se cumplirán 180 desde que el comandante James Onslow desplazó de las islas al gobernador Luis Vernet. Todo gobierno argentino saca a relucir el tema de tanto en tanto, más cuando están en problemas, pero es poco lo que han logrado. El principio de la soberanía originada en la primera ocupación se enfrenta con el de la autodeterminación de sus habitantes y no parece haber ninguna idea nueva que permita salir del atolladero.

Por eso, tal vez es un buen momento para plantear una idea osada, que a muchos parecerá ridícula o imposible, pero que, ante la falta de ideas nuevas y frescas, tal vez no lo sea más que el mero llamamiento a negociar cuando ya todo ha sido dicho y cada lado se aferra a sus argumentos.

Esa idea es aprender de Hong Kong, otra colonia británica. La isla quedó en manos inglesas a perpetuidad a partir de la Guerra del Opio. Tras la segunda guerra del Opio, en 1860 ese territorio se amplió a la península de Kowloon, y en 1889 se firmó un convenio de locación por 99 años por la isla de Lantau y territorios adyacentes que se llamaron Nuevos Territorios. Cuando se aproximaba la fecha de expiración del contrato, los gobiernos de China y el Reino Unido acordaron el traspaso a China de todo lo que ahora llamamos Hong Kong, que sería considerada una zona administrativa especial y mantendría sus leyes y un buen grado de autonomía por 50 años bajo una constitución llamada ley básica.

El primer elemento de la propuesta tiene que ver con el tiempo. La primera lección por sacar del ejemplo anterior es que hay que tener paciencia "china" y que ésta a la larga brinda sus frutos, sobre todo, porque alivia de las responsabilidades políticas a quienes se vean en la tarea de firmar los acuerdos. Pensemos en un acuerdo cuyo proceso final tenga una fecha dentro de 50 años, suficiente como para que ya no estemos aquí todos los que podamos discutir el tema ahora.

Pero el tiempo solo no es suficiente, ya que hay que generar intereses para que todas las partes estén dispuestas a llegar a un acuerdo, o por lo menos a no resistirse. Y es allí donde la idea de Hong Kong, o de la generación de una free city, puede resultar un aporte nuevo.

La idea de las free cities tiene una larga tradición, pero una versión moderna comenzó con Paul Romer, profesor de desarrollo económico en la Universidad de Stanford, que las denominó charter cities. Su propuesta era permitir el origen de nuevas reglas que favorezcan el progreso a partir de acuerdos que podrían realizar los países para que una cierta región ofrezca reglas de calidad en el modelo de Hong Kong o Singapur. En particular, en relación al primero Romer entendió que hubo un acuerdo allí entre China y el Reino Unido, que dejó en manos de este último el establecimiento de esas normas en ese pequeño enclave en la costa de China.

Luego de la revolución maoísta, la frontera con el continente estaba cerrada y el comercio de esa pequeña ciudad languidecía. Hasta que apareció Sir John James Cowperthwaite. Escocés, graduado de Cambridge, había sido designado como un funcionario de menor grado en Hong Kong, en 1941, pero no pudo llegar por la guerra hasta 1945. Al poco tiempo de asumir, se dio cuenta de que los refugiados estaban progresando sin ninguna sombra por parte del gobierno. Fue nombrado secretario de Hacienda en 1961, cargo que ocupó por diez años. Mantuvo la tasa sobre el impuesto a las ganancias en un 15% y una cobertura del 100% de reservas en libras esterlinas para la moneda local, algo que nunca hizo público. Incluso rechazó elaborar estadísticas "por miedo a que luego se quisiera hacer algo con ellas".

Reformó el servicio civil y lo volvió tremendamente eficiente, limitándolo a unas pocas tareas. Hong Kong se volvió un lugar atractivo para desarrollar la iniciativa empresarial, sus habitantes comenzaron a desarrollar productos que luego harían famoso el made in Hong Kong, llegó la inversión y la economía comenzó a crecer al 9% anual. El PIB per cápita alcanzó en 2010 la cifra de 47.130 dólares, frente a los 7570 de China.

Romer tomó ese ejemplo para proponer algo similar en Guantánamo, sugiriendo que quedara en manos de Canadá o de una serie de países que fueran "accionistas", incluida Cuba, y se generaran allí normas similares a las de Hong Kong. La idea fue luego profundizada como free cities por la Universidad Francisco Marroquín en Guatemala ( www.freecities.org ), y terminó convirtiéndose en una ley en la vecina Honduras.

El futuro dirá cómo se desarrolla esta idea, que tiene una larga e interesante tradición. La ciudad de Lübeck, puerto alemán en el Báltico, fue fundada formalmente en 1143 por Adolfo II, que tuvo que ceder la ciudad a Enrique el León en 1158. Enrique limpió la zona de quienes la devastaban de tanto en tanto y diseñó una "carta" de derechos, se eliminaron pesados impuestos, aranceles y regulaciones, se prometió tratamiento justo bajo la ley y una acuñación de moneda independiente. Tras la muerte de Enrique, fue por unos años una ciudad imperial y Barbarroja le permitió designar un Consejo que, formado principalmente por comerciantes, perduró hasta el siglo XIX. En 1226, el emperador Federico II le otorgó el estatus de "ciudad libre", atrajo numerosos comerciantes y se convirtió en un importante centro comercial. Era considerada la "Reina de la Liga Hanseática", formada por un grupo de ciudades-puertos cercanos que adoptaron una estructura de reglas similar.

En el caso de las Malvinas podría pensarse en un acuerdo que fijara un plazo largo para el traspaso de su soberanía a la Argentina y que, mientras tanto, se acordara también una ley básica, que sería la ley fundamental de las islas. Según ésta, y siguiendo el modelo de Hong Kong, habría un impuesto muy bajo y una total libertad de inversión y comercio sin importar la procedencia de los capitales o las personas y libertad para usar cualquier tipo de moneda, incluso, por supuesto, el peso argentino. En tal sentido, el Reino Unido debería eliminar la barrera para que los argentinos compren propiedades en la isla o se trasladen a ella, igual trato que recibirían chinos o brasileños o británicos. Esta ley básica sería administrada por una tercera parte, digamos alguna que genere confianza tanto a los kelpers como a los inversores internacionales. Podría ser Canadá, Australia o Nueva Zelanda; al ser países del Commonwealth, no significarían tanto cambio para ellos. Tal vez para generar símbolos de unidad y paz podrían flamear allí las banderas de las islas, de la Argentina, el Reino Unido o Canadá o quien fuera el país tutor. Cualquier modificación de la ley básica tendría que ser acordada entre estos actores. Luego de vencido el plazo de 50 años, la soberanía pasaría a ser argentina, país que se comprometería a mantener esa ley por otros 50 años más, pero ahora ejerciendo la soberanía sola.

¿Por qué les interesaría esto a los kelpers? En principio, les garantizaría a todos ellos un largo plazo de estabilidad con normas basadas en la libertad y el respeto a los derechos individuales y la propiedad. El país tutor sería confiable y el acuerdo refrendado por las partes y avalado por la comunidad internacional generaría seguridad jurídica para los inversores. La Argentina, además, como un gesto importante de amistad, recibiría todos los productos y servicios elaborados en la isla libres de trabas y aranceles, como si fueran provenientes de una provincia argentina más. Esto les daría a los isleños acceso al mercado más grande e importante que tienen cerca. Es más, los socios del Mercosur manifestarían una solidaridad dando a esos productos el mismo trato que se les da a los de un integrante de la zona. Algo similar podrían hacer los otros países de América latina, ya no sólo declaraciones de apoyo sino la efectiva apertura a estos bienes y servicios. Para los kelpers, sería la gran oportunidad de obtener paz y prosperidad sin ninguna nube que pueda empañar el horizonte.

¿Por qué interesaría esto al Reino Unido? Porque estaría resolviendo un problema espinoso que le trae más dolores de cabeza y gastos que otra cosa manteniendo el respeto a los derechos individuales de los kelpers, con la garantía de supervisión de un país aliado y amigo.

¿Por qué le interesaría a la Argentina? Porque obtendría la soberanía sobre las islas a largo plazo y varios símbolos importantes a corto plazo: acceso de los argentinos como propietarios, inversores o simples turistas, una bandera allí flameando y la transformación del tema en una mera cuestión de tiempo cuyo éxito le tocará a algún desconocido, esto es, no tenemos idea quién será el presidente que recibiría las islas ni siquiera si ha nacido ya. Es como acordar la realización de un Mundial de fútbol o unos Juegos Olímpicos: se acuerdan ahora, pero vaya a saber quién será el que los inaugurará.

¿Por qué les interesaría a los argentinos? Porque tal vez sería la llave para cambiar el país y que de una vez por todas recupere un camino de continuo progreso y crecimiento económico. Es el caso de China: si bien ésta recuperó el pequeño territorio, fue éste pequeño enclave el que cambió al gigante país continental. Los gobernantes tuvieron que darse cuenta de que su sistema no funcionaba, mientras que el de la pequeña isla era todo un éxito. Terminaron copiándolo y ahora son la gran historia de crecimiento del planeta. Primero crearon unas zonas económicas especiales que eran áreas como Hong Kong en sus comienzos, y luego extendieron el experimento a todo el país. En el futuro, con unas Malvinas prósperas como fruto de la libertad, tal vez, aprenderíamos también los argentinos qué es lo que nos conviene en el continente.

Y así, tal vez, el problema de las Malvinas no sólo terminaría solucionado, sino también siendo una solución que nos negamos a encontrar.

*Publicado en La Nación, Buenos Aires.
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El ocaso de la voz empresaria

LA NACIÓN.- Jamás los unió el amor. Y mucho menos el espanto. Los empresarios argentinos están dispersos, desunidos. Se muestran inquietos en privado, pero se calzan el traje de ovejita dócil cuando se los consulta en público. Especialistas en aplausos presidenciales, los hombres de negocios llenan cada uno de los anuncios oficiales sin importar demasiado cuál sea el motivo del llamado. Batir las palmas en la Casa Rosada, y si es posible desde las primeras filas, cotiza cada vez más.

El silencio le fue ganando terreno a la palabra y, a su vez, la palabra se fue vaciando de contenido. Fue un proceso lento de descomposición de la opinión empresaria. Cada cual trató de mantenerse en pie a cualquier precio y el individualismo se empezó a imponer.

La voz empresaria está disfónica en la Argentina. Casi que no se escucha. Y claro está, la dirigencia lo siente. Las entidades gremiales que debieran representar a los hombres de negocios están desorientadas. Hay algunas que no encuentran la manera de expresar en público lo que piensan sus asociados sin molestar al Gobierno. Otras no dejan de apoyar todo lo que hace al modelo kirchnerista y jamás se permiten expresar la más mínima crítica. Varias callan y las menos se animan a dar una opinión algo más sincera de lo que sucede.

La última muestra la dio la confiscación de YPF. Apenas dos asociaciones empresarias tuvieron una visión crítica y se animaron a plasmarlo en un comunicado. Bien podría ser que todas hayan estado de acuerdo con la medida, pero no. Sólo es cuestión de hablar con algún empresario, muchos de los cuales firmaron los comunicados, para advertir que la postura de tantísimos pocos tiene que ver con las letras de las palabras públicas.

Quizás en medio de este cono de silencio empresarial hay algunos emergentes. Por un lado, las asociaciones que tienen algún guiño del Gobierno, como la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que dirige Osvaldo Cornide, o la revivida Confederación General Económica (CGE), que sintonizan las ideas que salen de la Casa Rosada. Por el otro, el campo. Cuatro años después de la protesta de 2008, los productores agropecuarios parecen estar más unidos que otros sectores.

¿Cómo se puede leer lo que sucede en la Argentina de aplausos vacíos? "El empresariado es percibido como un adversario político más, y en este marco es que la dirigencia empresaria -como sucede también con los políticos opositores- aparece desconcertada y dividida", dice Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría.

Justamente la bifurcación del discurso empresario quedó expuesta con los últimos anuncios oficiales en torno a la declaración de interés público del 51% de las acciones que Repsol tenía en YPF. "La estatización de la petrolera mostró sólo silencio o apoyo en la casi totalidad del empresariado. Las excepciones fueron la Asociación de Empresarios de la Argentina (AEA) y la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), que plantearon reparos. Esto sucedía al tiempo que una amplia mayoría de los empresarios expresaba en privado una posición crítica que después no se manifestaba en la posición pública de dirigentes y entidades", dice Fraga.

Juan José Aranguren, presidente de Shell, que soporta alrededor de 57 causas penales que se iniciaron después de que decidiera aumentar cinco centavos la nafta en marzo de 2005, dice que vivió la distancia de sus pares. Recuerda que alguna vez, cuando su empresa era víctima de un boicot al que llamó el ex presidente Néstor Kirchner y él, blanco de la furia oficial, hubo una reunión de petroleros. Fue entonces el representante de YPF el que se disculpó. Le dio apoyo en privado pero le advirtió que no habría ninguna manifestación pública. "Juanjo, estamos con vos. Pero no nos pidas que lo hagamos público", escuchó ese día el ejecutivo petrolero. "Cuando alguien no está en condiciones de hacer cumplir sus derechos es porque posiblemente no haya cumplido con sus obligaciones. Estamos en un momento en el que se privilegia lo conveniente por sobre lo correcto", dice Aranguren.

Por estos días, por caso, la Unión Industrial Argentina (UIA) navegó en la ambigüedad con el caso YPF. Ahora, en las reuniones internas, los empresarios están divididos. Por un lado, están aquellos que temen que esta confiscación no sea más que el inicio de un período en el que el Estado avance sin freno sobre el sector privado. Pero enfrente están otros, más prácticos: miran atentos qué negocios pueden hacer con la nueva YPF estatal. "Con semejantes visiones imagínese que es imposible tener una postura común y pública", dijo un dirigente de la entidad.

Los bancos no están mejor. En la Argentina hay cuatro entidades que los representan. Adeba agrupa a los bancos privados de capital nacional; ABA, a los de capitales extranjeros; Abapra, a los bancos públicos y cooperativos; y ABE, a la banca especializada. Sin embargo, ninguna lleva la voz cantante. Son varios los que aún recuerdan que en plena pelea por el uso de las reservas del Banco Central, Jorge Brito, presidente del banco Macro y de Adeba, mandó un comunicado lleno de aplausos sin consultar a sus colegas en el directorio de la entidad. El revuelo fue grande. Pero nadie si quiera quiso contemplar la posibilidad de que otro tuviera que salir a poner la cara y las palabras en público. Mejor el silencio.

En ABA optaron desde hace años por tener un presidente más técnico que político. Hoy, no son pocos los que se ilusionan con una entidad que agrupe a todos los bancos. Sería una manera de tener más fuerza. Pero las diferencias y los egos son grandes. Y nadie cede.

ASIGNATURAS PENDIENTES

Carlos de la Vega, presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), dice que las asociaciones gremiales empresarias deben tener buen diálogo con el Gobierno, ya que de otra forma no se podrían plantear las inquietudes sectoriales. "Si no, las asociaciones no tendrían razón de ser", dice. Claro que también hay cierta autocrítica. "El movimiento empresario no ha sabido ni ha podido continuar con el esfuerzo y el trabajo del Grupo de los Seis [una asociación que unía a la CAC, la UIA, Adeba, la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural y la Cámara de la Construcción]. Eso es una asignatura pendiente", agrega.

Aranguren dice que muchos empresarios no hacen pública su postura, porque finalmente no confían en la Justicia. "En la Argentina, la Justicia tarda pero llega. Nosotros llegamos a tener 57 causas y en 38 que fallaron estamos absueltos. La Justicia funciona", sostiene.

La comprobación empírica de este fenómeno de discurso desdoblado suele llegar a ser tragicómica. La Nacion mantuvo una larga charla con el CEO de una importante multinacional. El hombre no dejó de poner sobre la mesa decenas de ejemplos de empresas y empresarios que tenían serios problemas con la importación de productos y con la compra de divisas. "No va a encontrar a ninguna cámara o asociación que exprese esto en voz alta. ¿Sabe por qué? Porque los empresarios ya no quieren saber nada de posturas conjuntas. Las represalias son tremendas. Y como todos los meses hay que verle la cara a [el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, lo mejor es salvarse solo", reflexionaba.

Del otro lado del arco están las asociaciones que tienen algún guiño del Gobierno o que, por una cuestión ideológica, concuerdan con el modelo kirchnerista. En el tope de estas entidades están CAME y la CGE.

"No sé si hay un guiño o no. Nosotros nos sentimos consustanciados con el proyecto nacional, popular y democrático", dijo Guillermo Gómez Galizia, de la CGE. El dirigente de la histórica central empresaria dice que el apoyo del Gobierno tiene que ver con que su gente está consustanciada con el mercado interno. "Pero ahora ya no alcanza con un gran discurso. Hay que tener algo más que eso, hay que tener apoyo técnico y entrada al gobierno de turno", agrega.

Cerca de la CGE se ilusionan con tener una Mesa de Empresarios Nacionales, en la que se reúnan varias de las cámaras más afines a la política de Gobierno. Pero parece que la CAME está rebelde para sentarse a conversar.

Una investigación del Foro CEO del IAE detectó la existencia de 826 cámaras o asociaciones con superposiciones a nivel sectorial, regional y por producto. Todo un universo en el que pocos tienen representatividad. Y si no que lo diga Moreno, que esta semana, mientras un poderoso dirigente que tiene problemas para encolumnar su tropa tomaba un café en San Pablo, lo increpó: "Si no sos capaz de conducir, ¿qué hacés ahí sentado?". Y siguió, riendo.

ARANGUREN, LA ESCUELITA Y MORENO

Juan José Aranguren, presidente de Shell, fue uno de los pocos empresarios que se animaron a expresar en público su posición. Tuvo que defenderse, y aún lo hace, en 57 causas penales; la mayoría iniciadas por la Secretaría de Comercio Interior, que maneja Guillermo Moreno. Justamente, el funcionario es el que ha impuesto una nueva manera de relacionamiento para los empresarios. Muchos sostienen que los tiempos cambiaron y que ahora es más redituable asistir a las convocatorias del secretario o sumarse a algún viaje que pertenecer a organizaciones importantes. Por caso, "la escuelita", una reunión a la que convoca Moreno los viernes, cada vez gana más adeptos que se interesan por los postulados económicos del secretario.

*Publicado en La Nación, Buenos Aires.
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Se hace permanente el faltante de productos que controla Moreno

LA NACIÓN.- En el supermercado Disco que funciona a dos cuadras de la quinta de Olivos tienen limitada la venta de yerba y aceite a una unidad por compra. En el Carrefour de Rivadavia y Carabobo, en el barrio de Flores, las góndolas de arroz y yerba están raleadas y sólo venden dos marcas de aceite. En el Coto ubicado a dos cuadras de la cancha de All Boys, en Floresta, no se consigue prácticamente ninguna de las marcas líderes de yerba -Nobleza Gaucha, Amanda, La Unión, Taragüi- y para completar la góndola de artículos importados, que se destaca por las banderitas de Estados Unidos, Francia e Italia, tuvieron que incluir productos nacionales como el café Segafredo, los tés Inti Zen y los alfajores Cachafaz (la versión nac & pop de Havanna).

Con algunos alivios temporarios y cambios muy puntuales -cuando se normaliza la entrega de aceite y yerbas, llegan los faltantes de azúcar o lácteos-, los consumidores argentinos se están acostumbrando a encontrarse con góndolas semivacías en productos de primera necesidad, compras limitadas a una o dos unidades y una oferta en materia de marcas y presentaciones cada vez más reducida, a contramano de lo que ocurre en cualquier supermercado de Brasil, Uruguay o Chile.

A la hora de explicar estos faltantes, se combinan varias razones -problemas en la producción, discusiones en la cadena industrial y comercial, falta de productos por exportaciones, trabas al ingreso de productos importados- y un solo factor en común: Guillermo Moreno.

La política de controles de precios, las amenazas a los productores y la restricción de la oferta vía el cierre de las aduanas que impulsa la Secretaría de Comercio Interior trajeron como consecuencia no sólo una inflación que en el rubro de alimentos supera el 30% anual, sino también un proceso de desabastecimiento que, si bien está lejos de ser generalizado para todos los productos, ya parece una constante. "Claramente las estrategias de control de precios terminan provocando el desabastecimiento, ya sea porque la producción deja de ser rentable, como parece pasar con la yerba mate, o porque en el tiempo la producción de un bien no alcanza a seguir la evolución de la demanda, que es artificialmente impulsada. Al no existir incentivos a la inversión se termina produciendo menos, como ya pasó con los lácteos, la carne y los combustibles", señaló Aldo Abram, director de la fundación Libertad y Progreso.

El economista Jorge Todesca advierte que los problemas en el abastecimiento tienen antecedentes no demasiado lejanos en la economía argentina. "Lo que estamos viviendo es un proceso con algún parecido con el desabastecimiento de los 80, a partir de una política de fijación de precios y una capacidad de negociación que es muy asimétrica. Los diferentes eslabones de la cadena industrial y comercial tienden a retener el producto, porque no tienen la certeza de cuál será el precio de reposición", explicó Todesca.

Los analistas además advierten que los problemas en el abastecimiento también están empezando a impactar en los niveles de consumo, que muestran una marcada desaceleración en los últimos meses. "Hay un freno en las ventas que se explica básicamente por la inflación, pero también comienza a influir el proceso de desabastecimiento que se siente en yerba mate, aceites, azúcar y algunos productos importados", explicó Martha Giraldo, directora de Nielsen Argentina.

PRECIOS EN ALZA

Los comerciantes destacan que en el caso de los artículos con más problemas en el abastecimiento, los faltantes son acompañados por una reducción en los márgenes de ganancia, que se ven muy acotados. "En la yerba, el margen bruto máximo autorizado por el Gobierno bajó del 20 al 15 por ciento, lo que implica una ganancia final para el comercio inferior al 3 por ciento", señaló Yolanda Durán, presidenta de Cedeapsa, la cámara que agrupa a los supermercados chinos.

Las asociaciones de consumidores, por su parte, alertan que en los comercios más chicos -adonde no llegan los controles oficiales- la oferta sólo se normaliza cuando los precios en las góndolas superan ampliamente los autorizados por Comercio Interior. "En los negocios del conurbano faltan productos y marcas de aceite y yerba, y cuando aparecen, es a precios mucho más altos que los acordados", precisó Osvaldo Bassano, presidente de la Asociación de Defensa de los Usuarios y Consumidores (Adduc).

CLAVES DE LOS FALTANTES

  • Retención de productos Los diferentes eslabones de la cadena industrial y comercial tienden a retener los productos, porque desconocen cuál será el precio al que podrán reponerlos.
  • Desincentivo a la inversión La producción no acompaña la evolución de la demanda, al no existir incentivos para favorecer la llegada de nuevas inversiones.
  • Oferta reducida Los controles sobre la importación acentúan la relación cada vez más asimétrica entre oferta y demanda en una gran cantidad de rubros de consumo masivo.
*Publicado en La Nación, Buenos Aires.
   
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La economía K está en su momento más difícil

 POR JORGE OVIEDO

[C]omo al inicio de su primer mandato, el auge económico que la llevó al triunfo electoral se le ha esfumado a Cristina Kirchner. Su discurso de anoche reconoce las enormes restricciones de divisas, la falta de inversiones, la ausencia de clima de negocios, la desconfianza de los empresarios, las demandas de los sindicatos frente a una inflación que no se detiene, la apremiante situación fiscal de la provincia de Santa Cruz. Todo ello acumulado en un momento en que, como bien dijo la Presidenta, el escenario internacional continúa siendo favorable para los países emergentes.

La gran pregunta es por qué a la Argentina se le van los dólares, mientras que otros países de la región, como Chile y Brasil, no saben qué hacer para que no entren más divisas que les aprecian la moneda. Insólitamente, mientras Cristina Kirchner pone toda clase de restricciones para la salida de divisas y reclama inversiones, subsiste el control sobre la entrada de capitales, con la esterilización que se implantó en épocas de Roberto Lavagna, cuando el superávit comercial era suficiente para financiar todo el pago de deudas, la remisión de utilidades, la acumulación de reservas y hasta la dolarización de carteras, y todavía sobraban dólares.

OTRO PANORAMA

Las cosas son bien distintas hoy, pero la Presidenta no quiere cambiar de políticas, sino imponerle todo el ajuste necesario al sector privado. Los ahorristas y viajeros no pueden comprar moneda extranjera o se les autoriza mucho menos de lo que desean o necesitan. Las empresas tienen fuertemente restringidas las exportaciones. Los exportadores tienen un plazo muy reducido para liquidar sus ventas y entregar los dólares al Banco Central.

Los sindicalistas tienen que moderar sus reclamos, no hacer paros y aceptar incrementos salariales para sus representados que no compensen la inflación, al contrario de lo que ocurría hasta hace poco en varios gremios.

La Presidenta parecía a fines de diciembre último dispuesta a hacer un ajuste. Pero como triunfó la postura de Guillermo Moreno de no volver a los mercados y tomar algo de deuda para financiar parte del esfuerzo, el recorte debía ser más profundo. Aparentemente el vicepresidente Amado Boudou era partidario de la moderación de los recortes con financiamiento externo, pero públicamente Moreno llamó "pajarones" a quienes sostenían esa postura, que está expresada en el presupuesto 2012. Hace poco el viceministro Axel Kicillof sostuvo algo parecido. Pero la explosión de graves protestas en Río Gallegos ante el intento de recortes a apenas dos meses de que triunfó allí con el 64% de los votos pareció convencer a Cristina Kirchner de intentar otro camino. Con la apropiación de las reservas, como reconoció la presidenta del BCRA, Mercedes Marcó del Pont, se intentó evitar un "ajuste salvaje" como el ensayado en Santa Cruz.

Pero las medidas que se tomaron han llevado al enfriamiento de la economía. El corralito cambiario está relacionado con la caída de las operaciones inmobiliarias, las restricciones a las importaciones están afectando la actividad industrial, han creado un clima poco propicio para invertir y aumentar la producción y han reducido ventas en el comercio.

Además, dos factores que no controla el Gobierno pasaron de muy favorables a desfavorables. Uno es la fuerte caída de cosecha gruesa por la sequía, que parece haber generado más daños que los inicialmente esperados en la soja. En maíz, que al problema climático suma las intervenciones del Estado, las pérdidas son más grandes todavía. El otro es Brasil, cuya economía no logra recuperar los niveles de actividad de 2010 y demanda menos.

Cristina Kirchner no apuesta a moderar el déficit fiscal y la inflación. Necesita entonces que los próximos meses sean inusualmente cálidos para moderar el déficit energético y que la próxima cosecha gruesa marque récords de precios y cantidades. Pareció querer decir que "hay que pasar el invierno".

*Publicado en La Nación, Buenos Aires.
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