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Este 2012 viene con dosis de incertidumbre

Desde el punto de vista económico el 2011 será recordado por su fuerte crecimiento del orden del 7,5%, con niveles muy bajos en desocupación y alto nivel de consumo y de inflación. Para este 2012, el panorama se muestra considerablemente distinto, por circunstancias locales concretas y por un panorama internacional realmente complicado.

En principio, distintos analistas económicos coincidieron en estimar que el 2011 culminó con un crecimiento que osciló entre el 7,0 y el 7,5, con una inflación acumulada importante, que varió entre el 23 y el 26%, con un dólar que registró un incremento del 7% anual y con una desocupación situada en alrededor del 7,3%.

Claro que el 2011 marca también otro importante punto de atención: la desaparición de los superávit gemelos, es decir, el comercial y el fiscal. En cuanto a la balanza comercial, la misma culminó con un resultado positivo que es un 30% inferior a lo obtenido en el 2010.

En cuanto a lo fiscal, se considera que el resultado financiero de las cuentas del Estado culminó el año pasado con un déficit global superior a los 12.000 millones de pesos.

Un punto de atención que queda de cara al inicio de este año es que en los últimos tres meses se vio una importante desaceleración en la evolución de algunos sectores, incluyendo la producción automotriz, la "niña mimada" del actual modelo económico de la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Los especialistas coinciden en que los desafíos para este 2012 son unos cuantos. En principio, enfrentar una situación internacional cada vez más complicada y sus consecuencias, tanto a nivel de inversiones, como de intercambio comercial.

Paralelamente, estiman que habrá que seguir muy de cerca la inflación, que el ritmo de la actividad económica va a ser más atenuado y que la situación fiscal será más estrecha.

Todo esto en un contexto quizás más complicado en algunas cuestiones puntuales, como por ejemplo, la relación tirante del gobierno con la CGT, la ola de reclamos salariales que se espera para marzo próximo y la excesiva cantidad de funcionarios que tiene el gobierno en el área económica, que podría generar mayores internas y complicar el panorama interno de la propia presidente.

Por lo pronto, en el Poder Ejecutivo han tratado de emitir señales positivas. Por eso, las pautas optimistas que se incluyeron en el Presupuesto 2012, donde se contempla una pauta de crecimiento del 5,1%, una variación anual del índice de Precios al Consumidor del 9,2%, una cotización promedio del dólar de 4,40 pesos y el uso de 5.674 millones de dólares de reservas para el pago de deuda. El presupuesto estima exportaciones por 90.833 millones de dólares e importaciones por 82.254 millones de dólares, con un superávit en la balanza comercial de 8.579 millones de dólares, entre otras cuestiones.

La recaudación de impuestos nacionales y de contribuciones a la seguridad social se calculó en 668.290,5 millones de pesos, un 23,2% mayor al 2011.

Proyecta que por Impuesto a las Ganancias se recauden 131.329,7 millones de pesos; por el Impuesto al Valor Agregado, 185.109,2 millones; por el impuesto al cheque, 43.927,1 millones; por el Impuesto sobre los Bienes Personales, 7.146,6 millones y por los Derechos de Importaciones y Exportación, 89.005,7 millones.

El gasto total previsto en el Presupuesto asciende a 505.103 millones, de los cuales un 60% será destinado a servicios sociales, un 18,8 a servicios económicos, un 8,9 puntos a deuda pública, un 6,5 a la administración gubernamental y un 5,8% a los servicios de defensa y seguridad.

Frente a este panorama trazado por las proyecciones oficiales, para el economista y consultor Camilo Tiscornia el panorama para 2012 lo definirá "lo que pase en la situación internacional".

"Por ejemplo, en un escenario donde no se agrave la crisis internacional, el crecimiento económico para el 2012 podría estar entre 3 y 4%, un nivel de consumo más acotado, una generación de empleo más baja, dentro una inflación similar a la del 2011,", resaltó el economista.

Tiscornia sostuvo que "es determinante lo que pueda pasar con los commodities y la situación fiscal puede llegar a agravarse si no se toman medidas de mayor austeridad.

"Creo que podría haber un escenario de una inflación del 24 o 25%, y habrá que ver que pasa en el comienzo de este año con las negociaciones paritarias", resaltó el economista.

PROBLEMAS NUESTROS

Por su lado, Aldo Abram, economista y director de la Fundación Libertad y Progreso, enfatizó que "la variable más importante es determinar qué puede pasar con el contexto externo".

"Si se profundiza la crisis, podría afectar fuerte a nuestra economía con precios de commodities que podrían caer, mayor salida de capitales, precios de las materias primas más bajas. Es decir, hay condiciones macro que generan preocupación como las hubo en 2008 con respecto al panorama internacional", puntualizó Abram. Subrayó que "además hay condiciones locales que también complican como el incremento del déficit fiscal, la expansión monetaria, el incremento inflacionario".

"Entonces, por lo que podemos ver, en este 2012 vamos a seguir enfrentando algunos problemas estructurales como una elevada inflación del orden del 25 al 27% anual, un crecimiento mucho menor, en torno al 4% y un déficit fiscal que se podría ubicar en 3.000 millones de dólares", señaló.

En la misma sintonía se expresó el ex subsecretario de Comercio Exterior, Raúl Ochoa, quien advirtió que "en estos últimos dos meses hemos visto una fuerte desaceleración de la economía".

"Para los próximos meses es fundamental ver lo que pasa a nivel internacional, qué pasa con el precio de los granos, eso define mucho para la economía argentina, pero igualmente no creo que se logre un crecimiento superior al 5% y una inflación muy elevada", expresó.

Para este economista, la inflación de este año podría oscilar en torno al 27%, aunque hay un punto que le preocupa más.

"El tema es que el gobierno está teniendo una mala relación con la CGT y eso podría ser muy determinante a la hora de medir la evaluación de la economía en los próximos meses", agregó Ochoa.

Para el ex secretario de Hacienda y actual titular de la consultora Infupa, el panorama de 2012 "es considerablemente distinto al del año pasado".

"Aquí hay problemas graves que van a incidir directamente. Uno es la situación internacional. Otro es la inflación, acentuada ahora con la suba de las tarifas de servicios públicos. Todo esto hace predecir un 2012 realmente más complicado, con menor márgen fiscal, con un déficit público que se empieza a incrementar cada vez más y con un panorama quizás de mayor desgaste político del gobierno, ya que las caras son las mismas, prácticamente no hubo cambios para el inicio del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner", concluyó Manuel Solanet, consultor y economista.

*Por FERNANDO NOLE para RioNegro.com.ar.
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Habrá apuestas, pero no tan audaces

Gran parte del escenario de las inversiones para el año nuevo dependerá de lo que suceda con la Eurozona, afirma a LA GACETA el economista Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso. Y, en este sentido, sostiene que se vislumbran dos potenciales escenarios y claramente distintos: • Si en los próximos meses los líderes de la Unión Europea logran resolver el problema de confianza del bloque, podrá entonces pensarse que 2012 puede llegar a ser un año bueno para las inversiones en el mundo. "Y esto puede llevar a una suerte de veranito financiero como el que tuvimos desde el segundo trimestre de 2009 hasta fines de 2010", puntualiza. En ese contexto, puede llegar a subir el valor de los activos financieros, de los inmuebles y hasta del oro. "Los inversores, para volcar sus capitales, requieren de que el clima sea tranquilo, de cierta certidumbre, para volver a apostar por activos con riesgos", acota. Si este panorama se da, será una buena noticia para las economías emergentes, que pueden llegar a ofrecer a los inversores altos rendimientos y buenas tasas de crecimiento. • Si la perspectiva es mala, aclara Abram, el segundo escenario será negro y las monedas tendrán una tendencia hacia el alza. Contrariamente, los activos caerán y productos como el oro pueden llegar a ser muy vapuleados por el mercado. En ese escenario, indica el economista, la alternativa será indudablemente el dólar. "Habrá apuestas de riesgos, porque siempre hay alguien que ve oportunidades en la crisis, pero no serán demasiadas audaces, sobre todo en la Argentina, donde un inversor puede llegar a pensar que si ingresa dólares al país es posible que luego no pueda sacarlos", indica.
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El hombre que amaba la libertad

Fue como un cuento. En diciembre de 1989, súbitamente, Vaclav Havel se convirtió en presidente de Checoslovaquia. En pocas semanas, el escritor checo pasó desde de la más absoluta indefensión a la cúspide del poder. Todavía a mediados de noviembre la policía política continuaba aporreando a los disidentes y el Partido Comunista mantenía las riendas del control social.

En la tercera semana de noviembre comenzó la asombrosa Revolución de Terciopelo. Las calles y las plazas se llenaron de miles de personas que, finalmente, se atrevieron a manifestar lo que creían del sistema comunista, pero no se aventuraban a decir: era un tormento horrible que debía terminar cuanto antes. Comenzaron las huelgas. El régimen se desplomó. El comunismo teórico era un disparate. El comunismo real, consecuentemente, se había tornado en una creciente pesadilla. Havel le llamaba “Absurdistán”.

Hubo algo sorprendente en el vertiginoso fin del comunismo checoslovaco. En febrero, los eslovenos –entonces una república adscrita a la federación yugoslava— crean un partido de oposición. Polonia, de la mano de Lech Walesa y con el impulso masivo del sindicato Solidaridad, había comenzado a derrotar la dictadura en las elecciones de junio. Los tres países bálticos, en agosto, pidieron la independencia de la URSS. En octubre, los comunistas húngaros habían cambiado de nombre y aceptaban el pluripartidismo. A principios de noviembre los alemanes derribaban el Muro de Berlín. El 25 de diciembre los rumanos fusilaron al dictador Nicolás Ceaucesu y a su pérfida mujer, la inefable Elena, para poder dar inicio a los cambios. Un mes antes lo habían elegido por unanimidad como líder del Partido Comunista.

Los checos, en cambio, parecían rezagados. De pronto, la libertad llegó como un relámpago. El29 de diciembre Havel era elegido presidente por un Parlamento que no veía otra salida a la crisis. Su figura se había agigantado al frente del Foro Cívico, una organización que agrupaba, esencialmente, a escritores y artistas disidentes. Era el primer país que rompía sin ambages la cadena moscovita e iniciaba el entierro de las supersticiones marxistas. Seis meses más tarde la inmensa mayoría de la sociedad le concedía sus votos a Havel.

Y aquí vino lo bueno. Los agoreros pensaban que un escritor poco conocido, sin experiencia política, y mucho menos burocrática, amante del jazz y del rock, bohemio y tímido, que había pasado casi toda su vida adulta preso o perseguido, sería incapaz de gobernar a un país que mudaba de sistema y se enfrentaba a la inmensa tarea de corregir las arbitrariedades, errores, abusos y estupideces cometidos durante algo más de cuarenta años de dictadura comunista.

Es verdad que no fue fácil y en el trayecto, al poco tiempo, checos y eslovacos se divorciaron por mutuo consentimiento (algo que hoy parece mucho menos traumático que entonces), pero, en general, el escritor inexperto resultó ser un gran estadista.  ¿Cómo sucedió ese fenómeno? Ocurrió algo primordial: Havel no conocía de leyes, pero había conocido la injusticia. No sabía economía, pero sí experimentó la escasez y la falta de oportunidades. No tenía experiencia gerencial, pero estaba dotado de sentido común, sabía delegar y escogía bien a sus colaboradores. Era, además, una persona inteligente.

Havel tenía un objetivo: devolverles a sus compatriotas el control de sus vidas. La libertad era eso: la posibilidad de tomar decisiones sin coerción ni miedo. Los checos, que una vez formaron parte del imperio austrohúngaro, habían visto cómo los austriacos libres se habían convertido en ciudadanos prósperos de una nación pacífica. Y habían comprobado que la Alemania libre era mil veces más feliz y rica que la Alemania comunista. La regla de oro era obvia: había que tomar decisiones y crear instituciones que fortalecieran la libertad individual. Havel gobernaría desde los valores y los principios. El pragmatismo casi siempre es el disfraz de los oportunistas y los inescrupulosos. El título de una de sus últimas obras resumía su concepción de la política: El arte de lo imposible.

Por eso Havel me honró con su trato solidario. Cuando era presidente me recibió en Praga, en el Castillo, públicamente, con toda la alharaca posible, para subrayar su respaldo a los demócratas cubanos y su repudio a la dictadura de Castro. Creía que lo sex satélites europeos tenían una obligación moral con las víctimas de la última tiranía marxista-leninista de Occidente. Los pueblos habían sido hermanos en el infortunio y debían salvarse juntos. Cuando dejó de ser presidente organizó un Comité Internacional por la libertad de Cuba y una tarde me convocó a Praga para que presentáramos juntos un libro del gran poeta cubano Raúl Rivero, entonces preso en la Isla. Lo hicimos en un café, como cuando él luchaba contra la dictadura checa. Ya estaba enfermo, pero los ojos le brillaban con fiereza. Era el fuego de la libertad.

*Publicado por Diario de América, Nueva York.
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El futuro de nuestros jóvenes

Hacia 1998, por cada graduado universitario en Chile se graduaban 2,4 en la Argentina, mientras que en Brasil se graduaban seis por cada uno aquí; estas diferencias no asombraban teniendo en cuenta la población de cada país. Pero el panorama cambia en la última década, ya que hacia 2009 (según datos del Ministerio de Educación de cada país), en Brasil se graduaron 827.000 profesionales; en la Argentina, 98.000, y en Chile, 67.000. O sea que ahora, por cada graduado argentino hay 8,4 en Brasil, y por cada graduado chileno hay apenas 1,5 en la Argentina.

La explicación de esta evolución es simple: mientras que entre 1998 y 2009 la graduación universitaria en nuestro país trepo 96%, en los otros dos aumentó mucho más: 175% en Brasil, en tanto que se triplicó en Chile. Cada 1000 habitantes hay anualmente 4,3 graduados universitarios en Brasil; 3,9, en Chile, y apenas 2,5, en la Argentina.

En una comparación internacional, nuestra graduación universitaria sale mal parada, ya que, según la Unesco, apenas se gradúa aquí el 14% de los jóvenes. Mejor no medirse con países como Australia (61%) o Nueva Zelanda (54%), sino con otros de América latina, como Panamá (25%), Cuba (21%), México y Brasil (19%) y Chile (15%). Debemos reconocer, de cualquier manera, que somos una nación con pocos graduados universitarios.

Además, la matrícula universitaria argentina está anclada en el pasado, ya que tienen poca presencia en la graduación (apenas 14%) las disciplinas científicas y tecnológicas, que son esenciales para afrontar los requerimientos laborales del siglo XXI.

Nuevamente es preferible no hacer la comparación con los países más avanzados en este sentido (según la Unesco, en Corea la graduación en las carreras científicas y tecnológicas representa nada menos que el 34% del total), sino hacerla en nuestro continente, con México y Colombia (26%), Chile (24%) y Panamá (20%).

Es interesante destacar que mientras en Chile por cada 100 abogados en 2009 se graduaron 207 ingenieros, nuestras universidades estatales graduaron, ese año, 49 ingenieros cada 100 abogados, en tanto las universidades privadas graduaron menos de ocho.

Señalemos que durante 2009 las universidades privadas argentinas graduaron 16.008 profesionales en las denominadas ciencias sociales, mientras que al mismo tiempo escasamente graduaban tres profesionales en física, 23 en matemática y 47 en química. El progreso de las naciones en las próximas décadas en este mundo del trabajo globalizado estará directamente vinculado a su capital humano y no a sus recursos naturales; pero este capital humano deberá estar vinculado a la compleja naturaleza de las transformaciones tecnológicas, que avanzan aceleradamente de manera exponencial.

Nuestro sistema universitario no sólo está anclado en el pasado, sino que, además, no ofrece a la nación un nivel aceptable de graduados, teniendo en cuenta el nivel de nuestro PBI per cápita en el escenario mundial y, particularmente, como hemos visto antes, en América latina.

Tenemos pocos graduados universitarios y, al mismo tiempo, somos una de las pocas naciones que no aplican exigencias estrictas para ingresar a la universidad, como es tradicional en muchas naciones desde hace ya mucho tiempo. Son numerosos los países que aplican exámenes generales a la finalización de la escuela secundaria, cuya aprobación es un requisito para poder ingresar en la universidad. Tienen este tipo de exámenes Alemania (Abitur), Australia (Senior Certificate), Corea (Test de Aptitud), Finlandia (Examen General de Matriculación), Hungría (Examen de Madurez), Italia (Exame di Stato), Polonia (Matura), Israel (Bagrut) y Francia (Baccalaureat).

Hace años que Brasil también aplica exigentes exámenes generales a la finalización del ciclo secundario, cuya aprobación es un paso previo al ingreso en la universidad. En el pasado octubre, este examen instrumentado por el gobierno de Brasil, conocido como ENEM, fue rendido por alrededor de cuatro millones de estudiantes secundarios; fueron dos días de cinco horas de examen cada día. En Chile, este tipo de examen general al finalizar el ciclo secundario, ahora denominado PSU, se aplica desde hace muchas décadas y fue también rendido en dos jornadas en diciembre. Estas dos naciones coinciden en instrumentar este tipo de exámenes, que son requisito para ingresar en la universidad y que permiten asignar los cupos determinados para cada carrera. Además, estos exámenes sirven de base para la adjudicación de becas en función de sus resultados y de la situación socioeconómica de las familias.

Días después de concluir estos exámenes, se otorga la máxima difusión a la nota obtenida por el grupo de egresados de cada escuela secundaria, estatal o privada y, de esta manera, toda la sociedad es transparentemente informada sobre el nivel educativo de los graduados de cada unidad escolar. Recordemos que esto está expresamente prohibido entre nosotros por la ley de educación en vigor (artículo 97). Somos un curioso caso excepcional en el mundo, ya que negamos el derecho a la información, que es clave para cualquier proceso serio de mejora de la calidad de la educación.

Un ejemplo interesante en cuanto a los exámenes de ingreso es Cuba, donde en el mes de mayo pasado rindieron el examen de ingreso 43.000 estudiantes; Juventud Rebelde (órgano de la Unión de Jóvenes Comunistas) ya había anunciado en abril de 2010: "Los jóvenes que aspiran a comenzar el próximo curso una carrera universitaria deberán realizar exámenes de ingreso de matemática, español e historia". Los resultados de estos exámenes sirvieron para asignar el cupo de ingreso a cada carrera, privilegiando cuantitativamente pedagogía, ciencias médicas y ciencia y tecnología. El cupo asignado a ciencias sociales se ubicó en apenas 5% del total.

Es notable que estas naciones latinoamericanas que aplican no sólo exámenes de ingreso, sino que, además, establecen cupos carrera por carrera, nos superen en graduación universitaria y además avanzan en el sentido de estimular las carreras requeridas por el siglo XXI.

No deja de ser una paradoja, claro que sólo aparente, que los países más estrictos en el ingreso muestran mejores resultados cuantitativos y cualitativos en el egreso. Mientras las universidades estatales argentinas gradúan apenas el 23% de los que ingresan cada año, en Brasil y en Chile esta graduación es más del doble mayor.

El mejor favor que les podemos hacer a los adolescentes de hoy es implantar sin demoras exámenes generales de graduación al finalizar el ciclo secundario, como hace casi todo el mundo; no se trata de limitar a nadie, sino de ayudarlos a ingresar en el difícil mundo laboral globalizado a través de la cultura del esfuerzo y la dedicación al estudio.

Con esto sólo no alcanza, es urgente mejorar la calidad y la inclusión de la educación secundaria e incorporar sin demora a los sectores sociales más postergados, que hoy desertan masivamente. Según la Unesco, apenas el 43% de nuestros adolescentes concluye el ciclo secundario (en Chile y Perú lo termina el 70%; en Colombia, el 64%, y en Bolivia, el 57%).

Estamos defraudando a las jóvenes generaciones, ya que no las estamos preparando adecuadamente para afrontar los enormes desafíos laborales que mañana les plantearán los jóvenes del resto del planeta que hoy estudian intensamente. Es hora que nos ocupemos del futuro de nuestra gente.

Por Alieto Aldo Guadagni  | Para LA NACION©

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LA CAJA, LAS NORMAS Y LA AUTORIDAD

Desafortunadamente en gran medida en América Latina se vienen sucediendo gobiernos de izquierda estatizando todo lo que pueden, intercalados con sus primos hermanos, lo de derecha que, por una parte prefieren que los gobiernos manejen los flujos de fondos en lugar de estatizar y, sobre todo, se obsesionan con que la caja esté equilibrada, que se cumplan las normas (especialmente en materia tributaria) y pretenden reverencias a la autoridad, entendiendo por tal las investiduras de las burocracias gubernamentales. Personalmente me infunden más temor los segundos. Primero porque el peso del Leviatán puede penetrar con más profundidad envuelto en cáscaras de “sector privado”. Segundo porque el gasto público puede elevarse a niveles exorbitantes siempre y cuando los ingresos se equiparen a las erogaciones como si fuera una virtud que el aparato estatal expropie todos los patrimonios mientras no haya déficit fiscal. En tercer lugar estos derechistas tienen una noción por cierto atrabiliaria de lo que significa la ley. Para ellos es cualquier cosa que surja del legislativo aunque se trate de masacrar los derechos individuales. No distinguen una norma justa de una injusta. No creen en el sagrado derecho a la resistencia contra el gobierno opresivo (o en todo caso lo creen para gobiernos de izquierda pero no para ellos). En esta línea de pensamiento, constituye una defensa contra el abuso impositivo resistirse a su pago cuando no solo excede todos los límites de lo razonable sino cuando el gobernante no cumple con su misión específica de garantizar justicia y seguridad para, en cambio, inmiscuirse en la vida y en las actividades lícitas de los gobernados. Más aún, según la mejor tradición lockeana, es deber de la gente el destituir a semejantes gobernantes. Esto es lo que justificó, por ejemplo,  la rebelión estadounidense en el siglo xviii y las de Sudamérica en el siglo siguiente. Contemporáneamente, esto es lo que justificó la lucha violenta contra Hitler y lo que justificó la sublevación contra el comunismo y la demolición del Muro de la Vergüenza y lo que justifica la destitución de todo gobierno despótico que convierta al derecho de las personas en una parodia. En documentos clave como la Declaración de la Independencia de Estados Unidos se consigna la obligación moral de derrocar al gobernante que no proteja los “derechos inalienables” y que, por ende, “se trona destructivo a esos fines”. Por último, tienen una idea autoritaria de lo que significa la autoridad, palabra esta última que según el diccionario etimológico deriva de autor, de creador, con la consiguiente connotación de peso moral, es decir, en este contexto, la autoridad no puede escindirse de la conducta no importa la investidura ni la profesión de quien la detente. En este sentido, el autoritarismo es una degeneración de autoridad. El uso de la fuerza de carácter ofensivo siempre mina la supuesta autoridad de quien la ejerce. En este sentido, como queda dicho,  es deber del ciudadano libre el renegar de “autoridades” que se conducen como sátrapas, sea cual sea la posición que ocupen en la sociedad. A diferencia de lo que tradicionalmente ha ocurrido en el mundo anglosajón, en Latinoamérica se generalizó el uso de los “excelentismos” y otras sandeces y gansadas equivalentes para referirse a los mandatarios que siempre actúan como mandantes atropellándose a todo lo que se interpone a su paso. Es de interés recordar la inscripción de la Piedra Rosetta descubierta al norte de Egipto como una de las referencias arqueológicas más importantes de todos los tiempos, ahora depositada en el Museo Británico. Se trata de un decreto de Ptolomeo V en 196 antes de Cristo aboliendo muchos impuestos en vista de la situación lamentable que venía arrastrándose en Egipto debido a la creciente presión tributaria. Se toma como un símbolo de cordura frente al desmedido avance del Leviatán. El origen de la tradición de la Revolución Norteamericana -la más fértil en lo que va de la historia de la humanidad-  se sitúa en la rebelión fiscal contra los aumentos de impuestos al té establecidos por la corona británica. El historiador Charles Adams en su libro Those Dirty Rotten Taxes. The Tax Revolts that Built America señala que actualmente “el público norteamericano ha sufrido un lavado de cerebro de tal magnitud sobre las supuestas virtudes de los gravámenes y tal es su ignorancia de la historia de los impuestos y sus luchas que no sorprende que las consideraciones de los Padres Fundadores les parezcan extrañas y bizarras” puesto que la carga fiscal excesiva la calificaban de “robo legal” y que “buscaban la libertad, pero no cualquier libertad sino la libertad de los impuestos [abusivos]”. Este es el sentido por el que los Padres Fundadores repetían una y otra vez que “el precio de la libertad es su eterna vigilancia” precepto que naturalmente ignoran tanto las izquierdas como las derechas cuyo enemigo común es el liberalismo que tiene una mirada sustancialmente distinta del poder que apunta a limitar para que el gobierno “haga el menor daño posible” tal como reza la conocida fórmula popperiana. En esta misma dirección argumental, escriben veintidós autores en el libro titulado The Ethics of Tax Evasion editado por Robert W. McGee donde se incluyen también detalladas perspectivas religiosas de antaño (cristianas, musulmanas y judías) que fundamentan la defensa propia a través de la resistencia a pagar impuestos abusivos, lo cual espantará a los que aluden al aparato estatal como “la majestad del Estado” y otras bellaquerías de tenor similar puesto que la antedicha resistencia atenta contra la posibilidad de continuar con  la succión impune al fruto del trabajo ajeno. En esta instancia del proceso de evolución cultural, un tributo es indispensable para cubrir los gastos de justicia y seguridad del monopolio de la fuerza, pero, de un tiempo a esta parte, la participación de los gobiernos en la renta nacional ha pasado del tres por ciento al cuarenta por ciento en los llamados países libres (y algunos alcanzan al sesenta por ciento con lo que la gente debe trabajar la mayor parte del año para alimentar la burocracia estatal que cada vez más invade actividades propias de la esfera privada). Con la intención de revertir este abuso, en la literatura liberal el llamado “punto óptimo” de la curva Laffer se sustituye por el “punto mínimo” de la misma representación (tal vez con dos tributos proporcionales descentralizados en provincias y municipios: el IVA que tiene la ventaja de cubrir la mayor base imponible y que su metodología de “impuestos a cargo e impuestos a favor” ahorra controles, y uno territorial que también alcanza a las personas de existencia física que no viven en el país, dejando sin efecto el “principio de nacionalidad” en materia fiscal ya que la responsabilidad de protección no abarca patrimonios colocados en el exterior). Personalmente me aterran los gobiernos derechistas que dicen que vienen a ajustar los indudables descalabros izquierdistas porque sus recetas consisten en equilibrar las finanzas públicas incrementando tributos, el combate a la evasión fiscal y el cumplimiento a rajatabla de normas inauditas en el contexto de nuevos embates a las libertades individuales en nombre del orden con lo que, en definitiva, se hace más adiposo el gobierno que es, a su vez, reemplazado por uno de izquierda en vista del fracaso anterior y así sucesivamente en una competencia macabra por el encorsetamiento y estrangulamiento del ciudadano. Todo esto sin solución de continuidad hasta que algún día se comprenda la tesis liberal de pensadores de fuste como Juan Bautista Alberdi, resumida magníficamente en cuatro pensamientos tan citados y tan poco comprendidos: a) “El ladrón privado es el más débil de los enemigos que la propiedad reconozca. Ella puede ser atacada por el Estado, en nombre de la utilidad pública”, b) “Si los derechos civiles del hombre pudiesen mantenerse por sí mismos al abrigo de todo ataque, es decir, si nadie atentara contra nuestra vida, persona, propiedad, libre acción, el gobierno del Estado sería inútil, su institución no tendría razón de existir”, c) “Después de ser máquinas del fisco español, hemos pasado a serlo del fisco nacional: he aquí todo la  diferencia. Después de ser colonos de España, lo hemos sido de nuestros gobiernos patrios” y, en resumen,  d) “¿Qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro: que no le haga sombra.” Alguna vez “se tomará el toro por las astas” y se producirán reformas de fondo para liberar al ciudadano de tanta malaria, con un poder ejecutivo todo reunido en un solo edificio vendiéndose todos los “palacios” de ministerios, secretarías, direcciones y reparticiones absolutamente inútiles e improcedentes en una República, se fortalecerá la Justicia con rigurosos exámenes de derecho para los candidatos a jueces oficiales con el suculento apoyo de arbitrajes privados, y el legislativo se limitará a la administración y el contralor de las finanzas gubernamentales sin entrometerse con ingenierías legislativas altamente inconvenientes y decididamente  insolentes.
*Publicado por Diario de América, Nueva York.
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