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Debate sobre la realidad

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El tema que aquí abordamos es de extrema importancia puesto que, entre otras cosas, si no hay realidad objetiva la idea de “la justicia” la impone quien tiene más fuerza sin mojón de referencia extramuros de la norma positiva. Como escribe Emanuel Sieyes en Ensayo sobre el privilegio, en ese caso, no habrá defensa contra el “ansia insaciable de dominación” financiada “por estúpidos ciudadanos que pagan tan caro para ser insultados” ya que “se ha establecido la existencia del legislador, no para conceder, sino para proteger nuestro derechos”.

Ahora resucita un debate en medios académicos sobre si la realidad tiene o no existencia ontológicamente independiente. Ya en otra oportunidad escribí sobre el relativismo para intentar la clarificación de que las cosas son independientemente de lo que opinamos que son (además de la conocida conclusión en cuanto a que la afirmación del relativismo hace que esa misma afirmación sea relativa). Una cosa es el esfuerzo por descubrir verdades que se traduce en que el conocimiento es provisorio sujeto a refutaciones y otra bien distinta es el relativismo (epistemológico, hermenéutico, cultural y ético tal como puse de manifiesto en el mencionado trabajo titulado “Las contradicciones del relativismo”). En esta ocasión enfatizo en el primer punto señalado sobre la realidad, en relación a lo cual debatimos hace unos días en una reunión de colegas.

En este sentido, se dice que lo que no es percibido no es real, es decir, la tesis originalmente expuesta por Berkeley. Pero eso habría que extenderlo al mismo sujeto que observa, esto es, que no existiría si no lo percibe otro y así sucesivamente lo cual no termina en la Primera Causa ya que, paradójicamente, no tendría existencia real si no es percibida por otro, situación que conduce a la inexistencia de todo (incluso de la afirmación del no-realismo).

Por otra parte, hay cosas que se estiman percibidas como, por ejemplo, los espejismos, las ilusiones y las estrellas que creemos observar cuyas luces navegan en el espacio pero que pueden haber dejado de existir hace tiempo.

Por el principio de no-contradicción, una proposición no pude corresponderse y no corresponderse simultáneamente con el objeto juzgado (como queda dicho, el relativista toma como verdad su relativismo). También cabe destacar que, sin duda, todo lo que entendemos es subjetivo en el sentido de que es el sujeto que entiende, pero cuando hacemos referencia a la objetividad o a la verdad aludimos a las cosas, hechos, atributos y procesos que existen o tienen lugar independientemente de lo que opine el sujeto sobre aquellas ocurrencias y fenómenos que son ontológicamente autónomos. Lo antedicho en nada se contradice con el pluralismo y los diversos fines que persiguen las personas, dado que las apreciaciones subjetivas en nada se contraponen a la objetividad del mundo. Constituye un grosero non sequitur afirmar que del hecho de que las valorizaciones y gustos son diversos, se desprende la inexistencia de lo que es.

Cuando se dice que no puede tomarse partido por tal o cual posición debe tenerse en claro que quien eso dice está de hecho tomando partido por no tomar partido, del mismo modo que quien sostiene que no debe juzgarse está abriendo un juicio. Como explicita Konrad Lorenz, si no hubiera tal cosa como proposiciones verdaderas no tendría sentido ninguna investigación científica puesto que no habría nada que investigar.

Paul Watzlawick en su libro titulado ¿Es real la realidad? concluye que “la tesis básica del libro [el que escribe] según la cual no existe una realidad absoluta, sino solo visiones o concepciones subjetivas, y en parte totalmente opuestas [de lo que es] la realidad, de las que se supone ingenuamente que responden a la realidad ´real´, a la ´verdadera´ realidad”.

Nos parece que aquí se confunden planos de análisis. El juicio subjetivo en nada cambia la existencia de las cosas, sus propiedades y atributos. Ese juicio podrá desde luego estar más cerca o más lejos de describir al objeto juzgado puesto que la proposición verdadera consiste en la concordancia o correspondencia del juicio con el objeto juzgado. Pero nuevamente decimos que esto no significa que las dificultades de lograr el cometido se hayan disipado: el camino para captar la realidad es siempre uno sinuoso y lleno de obstáculos. Nunca el ser humano llegará a una situación en que pueda ufanarse de haber completado su faena de haber abarcado la totalidad de lo real ya que estamos hablando de seres imperfectos, limitados y sumamente ignorantes.

Lo dicho no quita para nada lo certera de la observación de Watslawick en cuanto a la influencia del grupo en el individuo. En esta línea argumental, alude al experimento realizado por el psicólogo Asch en el que reunía un grupo de unos nueve estudiantes a quienes se les mostraba un par de tablas. En la primera se veía una línea vertical y en la segunda tres líneas también verticales de distinto tamaño y se les pregunta cual de las líneas de la segunda tabla coincide con la primera.

Para entrar en confianza se hacen varias rondas en las que hay unanimidad en las coincidencias (la línea del medio de la segunda tabla es idéntica a la de la primera). Luego viene el truco: a todos los estudiantes menos a uno se los instruye para que den una respuesta falsa. Se observa al disidente que en las primeras rondas opina con seguridad pero a media en que se repiten va perdiendo seguridad (esto se nota hasta en el tono de su voz cada vez más baja y poco convincente), hasta que finalmente en gran parte de los experimentos el sujeto en cuestión opina como los demás aun sabiendo que su respuesta es evidentemente falsa. Esto revela la influencia que ejerce el grupo sobre la opinión de los menos.

Pero esto no modifica nuestros comentarios sobre la realidad, solo que demuestra la enorme presión de la multitud sobre quienes opinan distinto, lo cual puede comprobarse a diario con personas que no se atreven a opinar lo que se considera “políticamente incorrecto” y, por ende, dejan de cumplir con sus obligación moral de comportarse de acuerdo con la integridad elemental y la honestidad intelectual por cobardía, y así los timoratos dejan cada vez más espacio a la corriente dominante para que imponga su visión.

Para poner el asunto de otra manera, una cosa es afirmar erróneamente que la realidad depende de la opinión y que, por tanto, no hay verdad objetiva y otra bien diferente es reconocer que cada uno tiene el derecho de interpretar, debatir, exponer y mostrar según su criterio cual es la realidad de tal o cual cosa. Precisamente, en esto consiste la posibilidad de progreso y acercamiento a la captación de diferentes realidades. Las sucesivas refutaciones parciales o totales permiten el avance en el conocimiento.

La duda (no de todo puesto que no dudamos que dudamos) y el racionalismo crítico son buenos ejercicios: ubi dubiun ubi libertas (si no hay duda, no hay libertad) puesto que en un mundo de dogmáticos no se requiere libertad ya que todo sería certezas. Pero lo contrario no significa escepticismo en el sentido de desconfianza en nuestra capacidad perceptual, sino que la conciencia del error nos da la pauta que somos capaces de distinguirlo de la verdad.

El realismo -también crítico- profesa la existencia del mundo exterior al sujeto que observa que es, por ende, distinto al sujeto que conoce. La ciencia se refiere a la expansión del conocimiento de ese mundo exterior que presupone para sus estudios y experimentos. La inteligencia, el inter-legum, apunta a expandir el conocimiento que no se refiere solo a lo que puede comprobarse en el laboratorio sino a fenómenos no verificables en la experimentación sensible sino en el razonamiento de procesos complejos.

John Hospers en el primer tomo de su Introducción al análisis filosófico explica que “una proposición verdadera describe un estado de cosas que ocurre; o en el caso de una proposición sobre el pasado, un estado de cosas que ocurrió; o en el caso del futuro, que ocurrirá” por el contrario “una proposición falsa da cuenta de un estado de cosas que no ocurre (o no ocurrió en el caso del pasado, o no ocurrirá en el caso del futuro)”, todo lo cual naturalmente alude a lo que existe o no existe en la realidad.

Por su parte, Nicholas Rescher en su obra Objetivity escribe que “La independencia ontológica de las cosas -su objetividad y autonomía de las maquinaciones de la mente- constituye un aspecto crucial del realismo” de lo cual no se sigue que la mente pueda captar toda la realidad del universo, por lo que “coincidimos con el realismo en el énfasis de la independencia del carácter de la realidad, pero sabiendo que la realidad tiene una profundidad y complejidad que sobrepasa el alcance de la mente”. Esto, nuevamente recalcamos, es debido a las limitaciones de los humanos: el esfuerzo por captar la realidad para nada elimina la posibilidad de captar fragmentos de lo que existe.

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Chile y la nueva mediocridad

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EL COMERCIO.- La presidenta chilena, Michelle Bachelet, continuó avanzando esta semana en su extensa agenda por agrandar el papel del Estado en la sociedad. La Cámara de Diputados aprobó una reforma educativa que eliminaría en gran parte la competencia en ese sector.

La mayoría de los estudiantes chilenos asisten a escuelas privadas o municipales escogidas por sus padres con ayuda financiera del Estado. La reforma aboliría ese sistema de “cupo educativo” y en vez destinaría esos fondos únicamente a escuelas públicas. Como lo explicó el ministro de Educación en un momento de franqueza, antes de luego retractarse, hay una “cancha enlozada” en que la educación pública anda descalza y su competidor anda “corriendo con patines de alta velocidad […]. Primero tengo que bajar al otro de los patines”.

Lo están logrando. Lo irónico es que bajo el argumento de reducir la desigualdad, se conseguirá lo opuesto. Chile tiene el mejor sistema educativo en América Latina y el rendimiento de sus estudiantes en las materias puestas a prueba es el mejor de la región. Y si bien tiene mucho que mejorar, es también uno de los países que más rápidamente lo está haciendo en las pruebas internacionales. La desigualdad entre ricos y pobres, tanto en la participación educativa como en el rendimiento escolar, ha caído significativamente en Chile, y esa última brecha es más chica en este país que en varias naciones desarrolladas como Francia y Alemania.

Al centralizar la educación en el sector público, aumentará la desigualdad. No serán los hijos de la clase alta que dejarán de asistir a las escuelas privadas de alta calidad; serán los estudiantes de clase media y baja los que se verán forzados a asistir a escuelas públicas que, a su vez, tendrán menos competencia. Si nos guiamos por la experiencia internacional, el mero hecho de gastar más en el sistema educativo público no garantizará una mejora de calidad, y muy probablemente lo empeorará al fortalecer el monopolio estatal.

La reforma educativa es parte de una agenda intervencionista más extensa que tiene a una creciente cantidad de chilenos y extranjeros inquietos sobre el rumbo del país. El “Financial Times” declaró que a siete meses del gobierno de Bachelet, Chile ahora representa “la nueva mediocridad”. El bajo crecimiento de 2% que espera Chile este año se debe en buena parte a la agenda de la mediocridad y las expectativas que está creando.

Bachelet no solo está tirando al lado el mejor sistema educativo en la región y reemplazándolo con un modelo que ha dado resultados pésimos en todo el continente. Su gobierno ha aumentado los impuestos a las empresas del 20% al 35%, ahora uno de los más altos entre los países avanzados, en tiempos en que la tendencia es a la baja. Propone reducir notablemente la flexibilidad laboral, una de las grandes ventajas de Chile en la región.

No solo está reduciendo las libertades económicas en lo que es una de las economías más libres del mundo, sino que propone reformar la constitución de la democracia más exitosa de la región. En la práctica, tal reforma promete, entre otras cosas, debilitar los derechos de propiedad privada y crear un Estado de bienestar altamente despilfarrador en momentos en que tal modelo está llevando a países europeos desarrollados a la crisis y la recesión crónica.

No sorprende que un ataque tan frontal a las políticas e instituciones que han probado estar entre las mejores del mundo y la región estén creando expectativas negativas. El ex ministro de Hacienda Hernan Buchi calcula que a 5 años el ingreso per cápita sera “casi 15% menor al que pudo haber sido” y el Estado “recaudará US$8 mil millones menos”. Pero de lo que pude observar de la sociedad civil durante una visita a Chile esta semana, aún hay tiempo y fortaleza institucional para que la nueva mediocridad no avance más.

Publicado en El Comercio de Perú

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La Asignación Universal por Hijo revela el fracaso del modelo

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El 29 de Octubre cumplirá cinco años la Asignación Universal por Hijo un seguro social que se abona por cada hijo menor de familias que no cuentan con cobertura social y se encuentren en situación de vulnerabilidad. La AUH también se abona en montos mayores para niños con habilidades diferentes. (A efectos de aclaración previa debo decir que sólo en estos casos puntuales considero adecuada la intervención del Estado)

El sistema cuenta con la virtud de exigir certificados sanitarios y escolares como condición previa a abonar los beneficios.

Actualmente 3,7 millones de niños son alcanzados por la AUH.

El monto estipulado actualmente es de 644 pesos un 350% superior a los 180 originales del 2009. El incremento se explica más por el ajuste por inflación que por la bondad de los gestores.

El gobierno exhibe la AUH como un logro. “El sistema más redistributivo y más justo porque paga por cada uno de los hijos sin distinción”. Así lo afirmó la presidenta Cristina Fernández al momento de anunciarlo.

La oposición en su conjunto se ha manifestado en favor de la AUH, pese a algunas críticas menores de tono formal, dichos dirigentes se dividen entre quienes se consideran “padres de la idea” y quienes apoyan irrestrictamente guiados por las encuestas.

La vocación del populismo en todas sus formas es, aun considerando virtuosas intenciones, que los pobres la pasen lo mejor posible. Que sus condiciones de vida sean “dignas” pero que nunca dejen de ser pobres.

El populismo gubernamental y el opositor empujado por las encuestas no encuentra el camino, quizás por conveniencia política, para que los pobres abandonen tal condición.

Más grave aún, muchos líderes políticos ni siquiera creen posible que la pobreza pueda eliminarse mediante la creación individual de riqueza.

El milagro económico argentino por el cual entre 1853 y 1910 ha logrado que millones de inmigrantes (7 millones de migrantes netos) pasaran del más absoluto estadio de miseria a niveles de Pib/cápita de primer nivel en el mundo no pareciera ser posible de repetir, a la luz de los discursos oficiales y opositores.

La consolidación de la pobreza pareciera agradar al paladar de la elite de todo el arco político. (gubernamental, legislativo, opositor, cultural, sindical e incluso empresario).

Es razonable pensar que a los populistas la pobreza les agrada. Les es funcional. Nadie puede imaginar un peronismo sin pobreza. Ni un kirchnerismo sin bolsones de miseria en el conurbano.

Así como en los setenta cantábamos “cuando el pueblo sabe no lo manda un brigadier” hoy podríamos entonar “cuando un pueblo progresa no lo engaña la publicidad oficial”.

Es necesario asumir que la pobreza puede resolverse mediante la creación individual de riqueza por parte de los individuos más postergados de la sociedad.

No son las personas las que desean vivir de la dádiva del estado en condiciones de no superación. Son las políticas públicas las que condenan a dichas personas a la pobreza.

La reducción masiva de impuestos, la concentración de toda gestión estatal en funciones específicas, la apertura económica, las obras de infraestructura productiva, la desregulación de todos los mercados (incluyendo el laboral), la adopción de acuerdos de libre comercio y la inversión extranjera y por sobre todo la eliminación del impuesto inflacionario son condiciones necesarias mínimas para que el esfuerzo individual de los pobres no sea confiscado por un estado inútil.

La educación, la seguridad física y jurídica, la estabilidad macroeconómica y las oportunidades de inversión harán el resto.

Está probado recientemente en muchos países que han superado estadios de pobreza extrema (Polonia, Estonia, Irlanda, República Checa) pero por sobre todo en nuestra propia experiencia argentina entre 1853 y 1930.

Considero que la “asignación” no debe ser del estado a los niños sino de los padres a los hijos.

Educar para la libertad consiste en que los valores morales se transmitan de padres a hijos y no de estados hiperpresentes a niños obedientes y adoctrinados.

El incremento en la cantidad de beneficiarios, grado de cobertura y monto de la AUH debe verse como el fracaso de un modelo que no crea oportunidades y consolida a más gente en los umbrales de la pobreza. Duele decirlo pero si el estado reparte más es porque las familias producen menos. Y eso es un fracaso.

Un modelo será exitoso sólo cuando los políticos anuncien que hay menos asignaciones estatales y la mesa de los niños está llena del fruto del esfuerzo de los padres.

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Abram: “Semanas más o menos, la brecha cambiaria volverá por encima del 80%”

EL CRONISTA.- El economista Aldo Abram señaló que “no hay forma” de que la tensa calma del dólar paralelo dure mucho más tiempo, pese a las presiones del Banco Central (BCRA) y del Gobierno. Consideró que“semanas más o menos, la brecha cambiaria volverá a elevarse por encima del 80%”. Advirtió además, que si el Estado no toma las decisiones correctas para corregir los errores y encausar a la economía, se profundizará la recesión, habrá una inflación 50%, y crecerá la desocupación.

En diálogo con Cronista.com, el director Ejecutivo de Libertad y Progreso pronosticó que “una vez pasado el efecto anestésico de este tipo de medidas, dado que no se curó la enfermedad, el valor del dólar paralelo volverá a reflejar la fuerte depreciación del peso, generada por un Banco Central forzado a cobrarnos altísimos impuestos inflacionarios para financiar los excesos de gasto del Gobierno”. Aldo Abram_2

Abram advirtió que “semanas más o menos, hacia finales de año, la brecha cambiaria volverá a elevarse por encima del 80%. No hay forma de que esto no suceda; ya que se prevé que el Central deberá transferirle al Gobierno más de $110.000 millones en este último trimestre. De todas formas, el impacto pleno de este exceso de liquidez no se notará tanto ahora, como sí a principios de 2015”.

Y agregó, “hacia finales de año, los argentinos tendemos a demandar muchos pesos para atesorar para las fiestas y las vacaciones; lo cual se ve facilitado por el cobro del aguinaldo. En la media que esos fondos se usan, vuelven al sistema financiero y es cuando terminan depreciando fuertemente el peso. Es decir, impactando en los precios de los bienes y servicios y del dólar paralelo”.

El consultor económico financiero explicó que “la actual calma es típica de los períodos en los que el Banco Central y el Gobierno salen a presionar a operadores del mercado o a forzar empresas o bancos a vender activos dolarizados. Lo único que logran es una merma coyuntural y terminar afectando la solvencia de aquellos que se vieron forzados a deshacer su cartera y, lamentablemente, afecta negativamente el aval de nuestros depósitos en los bancos y el de los seguros que cubren nuestras contingencias”.

Alertó en tanto, que pretender no subir el tipo de cambio oficial “implicará continuar retrasándolo e incrementando el desequilibrio entre oferta y demanda del mercado ‘cepo‘, que ya es fenomenal. Esto se volverá insostenible en el primer trimestre de 2015 y debería llevar a una nueva situación de estrés cambiario peor que la de principios de 2014. La corrección necesaria será mayor cuanto más se hayan resistido a reconocer la verdadera devaluación del peso”.

Abram consideró que “en la medida que no se elimine el cepo cambiario, dado que este significa que el dólar oficial reconoce cada vez una menor proporción de lo que se deprecia el peso, los sectores productivos de bienes, principalmente los exportables, seguirán viéndose asfixiados. Además, el cepo también afecta a los fondos que se traen como financiamiento o como inversión”.

“Si a esto se le suma que las exportaciones se verán mermadas por la asfixia del cepo cambiario y por la caída de los precios internacionales, tenemos el combo para una recesión que debería rondar una caída de 4% del PBI, como mínimo. En tanto, la presión de los excesos de gasto público sobre el BCRA garantizan una inflación que buscará estar alrededor de 50%. En este escenario, es esperable que la desocupación crezca; pero es cierto que la alta inflación suele licuar los salarios y, de esa forma, moderar el impacto en la pérdida de empleos”, agregó.

Al finalizar, el economista sugirió que “en primer lugar, sería necesario reducir el ritmo de crecimiento del gasto público primario, que hoy supera con creces el 40%, hasta porcentajes que ronden el 30%. De esa forma, se podría dejar de exprimir al Banco Central como se lo está haciendo hoy, con riesgo de terminar quebrándolo y, con él, a todos los argentinos. Controlar el incremento de las erogaciones, necesariamente, tiene que pasar por corregir las distorsiones de precios que se han generado con los subsidios indiscriminados a los servicios públicos, que en más de 70% van a gente que los pueden pagar”.

A partir de esto, dijo que “habría que tratar de equilibrar el mercado controlado oficial; para lo que será necesario una fuerte suba del tipo de cambio. Dado que se ha quitado a gran parte de la demanda de las personas y las empresas, no es necesario que el dólar oficial refleje plenamente el verdadero valor del peso; por lo que el ajuste no debería ser demasiado elevado. El objetivo sería dejarle al próximo gobierno una situación algo más desahogada y ordenada, para que pueda encarar una salida del cepo minimizando los costos sociales y económicos”.

Publicado en El Cronista Comercial

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Etchebarne: "Han sido 12 años de acumulación de errores"

AgustinEtchebarne-CNNDinero

Agustín Etchebarne, economista y Director General de LyP, fue entrevistado en el programa CNN Dinero por el canal hispano de la televisora CNN. Etchebarne ofreció su visión de qué ha hecho mal Argentina en comparación con sus vecinos, dado que se ha conertido en el país con menor crecimiento de América Latina desde 2012.

Esta es una acumulación de errores no sólo de este gobierno sino también del anterior. Son 12 años de privilegiar el consumo por encima de la inversión; de privilegiar al sector público por encima del sector privado; de privilegiar las políticas de redistribución del ingreso por encima de las políticas de producción. Y la acumulación de todo esto va llevando a una inevitable caída de la productividad que finalmente impacta a los salarios reales. Las correcciones que estamos empezando a ver en Argentina eran totalmente inevitables.

Mirá la entrevista completa aquí:

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