Chau cepo: y ¿qué hacemos ahora?
CLARÍN Por Aldo Abram - El Gobierno anunció el fin del cepo y con un esquema que es creíble; porque lo hace con un tipo de cambio flotante con bandas amplias y con un buen respaldo en divisas que van a entrar a las reservas. Probablemente, veamos que el tipo de cambio de este mercado, verdaderamente, único y libre suba tendiéndose a acercar a los paralelos; pero luego va a bajar. Ahora, ¿qué hay que tener en cuenta para el futuro manejo de la política monetaria en un sistema como al que estamos yendo?
Lo más importante es saber que el único instrumento que tiene el Banco Central (BCRA) es el manejo de la oferta de pesos y, por ello, sólo puede tener un objetivo.
Un tirador que tiene una bala, puede darle sólo a un blanco. Si intenta darle a más de uno, no le dará a ninguno. Sin duda, la prioridad de cualquier BCRA que se precie es mantener el valor de la moneda estable y, como hacen los países normales, darle un dígito de inflación anual a su gente.
Para eso, hay que producir sólo algo más de pesos que los que la gente demanda, para que la moneda se deprecie muy poco. Aclaro que los países que tienen un dígito de inflación anual son la mayoría en el mundo, incluso todos los que nos rodean.
Así que no es un milagro, sino que nosotros nos resignamos a décadas de anormalidad sustentadas en la mentira y la ignorancia de muchos de los que nos gobernaron en el pasado.
Por otro lado, si vamos a mantener una moneda estable, eso quiere decir que no se pueden fijar otras metas, como la tasa de interés, que no es el precio del dinero como algunos dicen; ya que éste es el valor de la moneda. Dicho de otra forma, su poder adquisitivo. La tasa de interés es el precio del crédito.
Si hay más gente que demanda préstamos que quienes quieren ahorrar, subirá la tasa de interés para incentivar dicho ahorro y desincentivar parte de la demanda de financiamiento, hasta equilibrar el mercado.
También funciona a la inversa, si hay muchos que ahorran y pocos que quieren créditos, bajará la tasa de interés para desincentivar a los primeros y alentar a los segundos a que tomen financiamiento más barato.
Es cierto que algunos bancos centrales fijan tasas de referencia como señal de qué harán con la oferta de moneda. Cuando dicen que los intereses deberían ser más altos; porque su divisa se está desvalorizando mucho.
Entonces, si avisan que subirán las tasas, nos advierten que emitirán menos o que achicarán su oferta. Eso llevará al alza de la tasa de interés, porque modera la liquidez; pero también ayuda a fortalecer el valor de su divisa, porque su oferta será menor.
A la inversa, si hay riesgo de una desinflación, que es cuando se observa una caída generalizada de precios, quiere decir que la moneda está aumentando su valor. Eso pasa cuando su demanda sube más que lo que provee el banco central; por lo que deberá ofrecer más hasta que su divisa deje de subir.
Al emitir está subiendo la cantidad de liquidez en el mercado de crédito; por lo que la tasa de interés deberá bajar para que los que ahorran tengan menos ganas de hacerlo y los que quieren créditos pidan más, porque se abarata.
Así que, cuando el banco central quiere señalar que buscará una moneda menos fuerte, anuncia una baja de tasa de interés que será el resultado de aumentar su oferta.
Hemos tenido la desgracia de sufrir 23 cepos, incluido, el que se acaba ahora. Esperemos que haber aprendido lo absurdo de querer fijar el valor de la moneda y, también, el tipo de cambio. Este último es la relación entre el valor de las divisas extranjeras y el de la propia.
Cada una tiene una oferta y una demanda que determina su precio. Por lo tanto, una vez que el BCRA decide cuál va a ser el valor del peso, acaba de determinar cuál es el tipo de cambio; porque no puede fijar el precio de las monedas extranjeras.
El valor de éstas lo establecen los bancos centrales que las emiten. Por eso, quienes hacen eso, terminan colocando cepos para poder fijar valores oficiales de su moneda que no reflejan todo los que ellos la han depreciado emitiendo de más. Esto termina en catástrofe si se lo mantiene en el tiempo, como los 21 que tuvimos y terminaron en crisis cambiarias; incluso, tres de ellos, en las tres hiperinflaciones que sufrió Argentina.
De sólo dos hubo voluntad de salir ordenadamente, el que se va y el de Cristina Fernández el 17 de diciembre de 2015, con el gobierno de Cambiemos. No sin costo, porque cuando uno se manda una macana es humanamente imposible resolverlo sin sacrificio. Así que tratemos de no repetir esta historia nuevamente.
