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No hay que copiar las estrategias de generar liquidez que usa la UE

- Entrevista con el programa de radio  Base de Datos (fm 107.1), publicado en Punto Biz-

Se anunció un salvataje financiero de la Unión Europea a Grecia para evitar su derrapte total y que otros países de la zona también caigan. El economista Aldo Abram, Director de la Fundación Libertad y Progreso dialogó con el programa Base de Datos (fm 107.1) para analizar la situación económica global.

¿Era lo que hacía falta para avanzar con la solución de la crisis?

Sí, a mi me parece que esta solución se viene demorando demasiado, fundamentalmente por las pretensiones de poner algún tipo de costo a los bancos que habían irresponsablemente prestado tanto dinero a los griegos. De todas maneras, es algo que también tendrían que haber tenido en cuenta los países más grandes de la Eurozona, y es su responsabilidad lo que pasó con Grecia.

Grecia los engañó y estafó a la gente, dibujando sus cifras fiscales y generando esta crisis de credibilidad que significó una desaparición del crédito para Grecia y comenzó a atosigar a otros países de la región. Pero lo cierto es que cuando uno hace una sociedad, responde también por lo que hagan los demás socios y los controla. Por eso la verdad es que si bien los Griegos hicieron el mayor sacrificio para salir de este sistema, el resto de los países de la región, que habían hecho las cosas bien dentro de sus fronteras, también son responsables.

Había países que no estaban de acuerdo en esta ecuación de salvataje, ¿quién “paga los platos rotos”?

El mayor costo sin lugar a dudas lo va a llevar el pueblo griego, que es lo que corresponde y eso puede significar que después de tanto champagne y caviar, haya que comer arroz. Lamentablemente los errores de los gobiernos y los políticos siempre los va a pagar la gente. Ahora decir que va a haber un costo muy alto que van a tener que enfrentar los demás países de la eurozona es bastante relativo porque en definitiva lo que le están dando es parte de su crédito.

Se está hablando sólo de la solución de la crisis griega, ¿y qué pasa con los otros países que también tiene inconvenientes, Irlanda, Portugal, España? Este salvataje genera también expectativas de que estas condiciones de flexibilidad se generalicen. El hecho de que hayan salvado a Grecia en estas condiciones, en definitiva es como un aviso, si no dejamos caer a Grecia por qué dejaríamos caer a Irlanda o a Portugal, y eso automáticamente aumenta un crédito del resto de los países. Se distiende la situación en Europa, y por otro lado se llegó a hablar de una suerte de mini default de Estados Unidos, hipótesis que ya se está alejando. ¿El segundo semestre desde el punto de la vista de los mercados, puede llegar a ser un poco más distendido? Seguro que hasta vamos a vivir algún auge, aunque estos no siempre desencadenan algo correcto. Uno de los problemas que podemos enfrentar es que algunos bancos centrales de países desarrollados sigan con esta estrategia por demasiado tiempo de generar grandes excesos de liquidez para dinamizar la economía, y nos guste o no ese es el tipo de estrategias monetarias, pueden provocar burbujas. En este caso, no va a tener un epicentro en los países desarrollados, sino en las economías emergentes para encontrar mejores rendimientos. Y lamentablemente corremos el riesgo de armar una nueva burbuja que por allá en el 2012 o 2013 estalle. Y debemos prepararnos, porque uno se entusiasma con buen clima, y después se desilusiona.
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Apuntes de un viaje a Gummersbach

Alemania tiene una población de poco más de 82 millones de habitantes (el doble de la Argentina). A diferencia de otros países no tiene megalópolis. Berlín es la ciudad más grande con 3,4 millones, le siguen Hamburgo con 1,8, Múnich con 1.3 y Colonia con casi un millón de personas. El resto es una multitud de ciudades de tamaño medio que pondrían feliz a Ernst Friedrich "Fritz" Schumacher quien sostuvo que el tamaño óptimo de una ciudad no puede superar el medio millón.

“While one cannot judge these things with precision, I think it is fairly safe to say that the upper limit of what is desirable for the size of a city is probably something of the order of half a million inhabitants. It is quite clear that above such a size nothing is added to the virtue of the city.”[1]

Apenas desembarco en Düsseldorf tengo la sensación de estar en el primer mundo, tal vez más que en New York, Londres o París. No es sólo que todo funciona bien, aunque te esfuerces no encuentras un papel en el piso o que  prácticamente nada está fuera de lugar; sino que cada vez que piensas que necesitas algo, alguien se anticipó y la solución está al alcance de la mano, en el lugar correcto, de manera simple, eficiente y lo hacen de manera que parezca natural.

Estamos en pleno verano, pero el clima no es excesivamente cálido. Los vientos que vienen del mar del norte recorren las planicies de los países bajos hasta elevarse por primera vez en las montañas Westfalia, al norte de Alemania, al encumbrarse concentran las nubes que luego se descargan sobre el húmedo paisaje. En ese lugar, seis aldeas se unieron para formar lo que hoy es Gummersbach, un poblado cuyos 50.000 habitantes la denominan “la pequeña París”.

En la cima de una de las colinas vecinas se encuentra la Theodor Heuss Academy, uno de los principales bastiones liberales de Europa. La arquitectura del edificio está en sintonía con el pensamiento del liberalismo y de la Bauhauss, espacios netos, con diferentes niveles que dialogan abiertamente, planos simples, eficientes, con grandes ventanales que dan una imagen de transparencia; materiales nobles, vidrio, ladrillo a la vista, acero inoxidable, sin adornos exagerados o revestimientos, a excepción de las pizarras que recubren las paredes exteriores. Birgit Lamm, la directora de la Academia que nos recibe esa tarde, nos cuenta que las pizarras provienen de las montañas vecinas y son típicas del lugar; revisten las paredes occidentales de todas las casas modestas para defenderlas de los vientos y las lluvias, y los cuatro costados de las paredes en las casas ricas…

Frente a un busto, y acariciando su cabeza, Birgit nos cuenta la historia de Theodor Heuss; político liberal germano, primer presidente de la República Federal Alemana después de la guerra, entre 1949 y 1959, junto al Canciller Konrad Adenauer. Fue reelecto y no buscó un tercer término para no tener que cambiar la Constitución. Su educación y cordialidad fueron muy útiles para restablecer la democracia en el país y las relaciones con otros países. Theodor estudió historia del arte, ciencias políticas y economía en las universidades de Munich y Berlín. Trabajó luego como periodista político en Berlín y presidio la revista Die Hilfe (“La ayuda”) publicada por Friedrich Naumann quien fuera su maestro e inspirador, y con quien se unió a la sociedad liberal “Free-Minded Union”, que luego se transformó en el Partido Progresista del Pueblo (Fortschrittliche Volkspartei) en el que participó hasta su desilusión en 1918.  Continuó como miembro del Partido Democrático Alemán que luego se llamara Partido Estatal Alemán (PEA), y fue miembro del Parlamento desde 1924 a 1928 y nuevamente desde 1930 a 1933.

Contrariando su forma de pensar y por subordinación a la disciplina partidaria, Heuss votó en 1933 en favor de entregarle poderes cuasi dictatoriales al canciller Adolf Hitler. Se arrepintió rápidamente, poco después Alemania se transformaba en un país con partido único, el PEA fue disuelto; Heuss fue destituido por decreto ministerial y pasó inmediatamente a realzar sus contactos con las redes liberales, unido a la resistencia hasta el fin de la guerra, aunque sin llegar a ser un miembro activo.

Apenas terminada la guerra, la Oficina Militar de EE.UU. lo nombró ministro de Educación y Cultura y luego fue miembro del parlamento estatal en los estados del Sudoeste (Landtag) desde 1946 al 1949. Además, fue profesor de historia y cofundador del Partido Demócrata Liberal (PDL). Propuso la unión de los liberales de derecha y de izquierda en un único partido y gracias a su habilidad para conciliar intereses triunfó junto con Adenauer sobre el partido Social Demócrata, desde 1949 hasta 1959. Siempre rehusó ser llamado excelencia y murió a los 79 años en Stuttgart.

Heuss fue cofundador de la Fundación Friedrich Naumann que fue nombrada en honor de su antiguo maestro liberal. La fundación fue creada en 1958 y desde entonces está vinculada al Partido Democrático Libre. Su misión es promover las ideas del liberalismo a nivel internacional, fomentando la liberalización económica, el desarrollo de las libertades individuales y soluciones sociales mediante el libre mercado, el Estado de Derecho y las libertades individuales.

Siguiendo el ejemplo de estos grandes hombres, unas 25 personas provenientes de 22 países diversos nos reunimos en Gummersbach para formarnos como “agentes del cambio”. El curso de “Change Management” nos permitió comprender que el cambio no es sólo posible, sino que es inevitable. Podrá ser evolutivo o revolucionario, a veces caótico e impredecible, otras veces será impulsado por una persona o un pequeño grupo que logra transformar a los demás; pero siempre tendrá que enfrentarse a diferentes tipos de resistencias, para finalmente imponerse irresistible.

Tal vez, el mayor aprendizaje de esta semana de intensos estudios ha sido el resultado de la convivencia con 25 personas de diferentes edades, profesiones, países, culturas, razas y religiones. Una variada diversidad de personas que compartimos ideas, anécdotas, convicciones, almuerzos, cenas, y alguna que otra cerveza, durante ocho días de intenso entrenamiento. La perfecta armonía que nos unió durante esos ocho días nos permite decir que tenemos hoy nuevos amigos a lo largo de 22 países del mundo. Nos queda muy claro que esto fue posible porque nos une el amor a la libertad. Un grupo de liberales clásicos, libertarios, liberales sociales, liberales verdes, todos amantes de las libertades individuales, el estado de derecho, la verdad y la justicia independiente.

Mi principal conclusión fue reafirmar que el liberalismo es la ideología que permite la convivencia pacífica y armoniosa de una enormemente rica diversidad de personas que pueden intercambiar voluntariamente su creatividad, sus ideas, su producción y sus capacidades.

Al ver trabajar con alegría, sentido del humor y eficiencia a Noa junto a Yassine, Wajdi y Mahmud, árabes e israelíes en perfecta armonía, nos permitimos soñar con la paz en Medio Oriente que algún día surgirá al expandir el comercio y la libertad entre todas esas naciones que comparten una misma raíz, una misma tierra, y una misma historia de milenios que infortunadamente hoy se encuentran arrastradas por ideologías de odio y división nacionalista.

[1] Small is Beautiful (1973) http://www.ee.iitb.ac.in/student/~pdarshan/SmallIsBeautifulSchumacher.pdf pág. 43

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Conocimiento disperso, Escuela Austríaca y Reformas Educativas

Hace 6 años escribí que la imposibilidad de enseñanza del sistema educativo formal positivista era análoga a la imposibilidad de cálculo económico en el socialismo. Ahora Albert Loan, profesor de la UFM, afirma que la noción de conocimiento disperso es incompatible con el modo cuasi-dictatorial del formato de educación en el aula.

Evidentemente la Escuela Austríaca puede proporcionar luces en las reformas educativas, pero los partidarios de la EA parecen no darse cuenta. Son partidarios, sí, de la libre oferta y demanda de servicios educativos, y de la libertad de planes y programas de estudio, pero no sacan las consecuencias del conocimiento disperso para los métodos educativos concretos. Copio a continuación del link de Albert Loan y luego mi artículo, que fuera editado en un post electrónico de Eseade que ya no existe.

 

 [youtube https://www.youtube.com/watch?v=q5x0R-xjn1Y?rel=0&w=570&h=354]

DE LA IMPOSIBILIDAD DE CÁLCULO ECONÓMICO A LA IMPOSIBILIDAD DE LA EDUCACIÓN FORMAL POSITIVISTA

Por Gabriel Zanotti

Para “Mentes Abiertas” 22-3-2005.

Muchos recuerdan con énfasis el famoso artículo de Mises, luego devenido en uno de sus más importantes libros (“El Socialismo”, de 1922), donde el gran economista austriaco demostraba la imposibilidad de cálculo económico en el socialismo. La argumentación de Mises se concentraba en que, al carecer de precios libres, por carecer de propiedad privada, el socialismo no podía realizar el cálculo de costos y precios indispensable para la economización de recursos. La conclusión general de Mises, desafiante, era esta esencial paradoja: el socialismo pretende planificar y, al hacerlo, desordena. La paradoja de la planificación es que no planifica. El mensaje de Mises, dicho 83 anos atrás, aún no se ha entendido, pues ese extraño fenómeno llamado capitalismo global no es más que el intervencionismo parcial, que es un socialismo parcial que distorsiona permanentemente los precios de mercado.

Hace más de 83 anos, sin embargo, que en otro ámbito, el educativo, pretendemos planificar, con análogos resultados. No me refiero a la educación estatal. Me refiero al sistema de educación planificada con sistema de notas, siendo estas últimas los incentivos básicos del sistema y el eje central del sub-sistema de premios y castigos. Este sistema no es intrínseco a la escolaridad como tal, pero es la costumbre imperante en la educación formal occidental, especialmente después que el positivismo pedagógico tiene su auge a fines del s. XIX. A veces se ha intentado salir de ese sistema; a veces sus riendas son más flojas o no, a veces la humanidad de maestros y profesores le hace de contrapeso pero………. El sistema permanece implacable, ya sea en el sector privado o en el estatal, en todo lugar del mundo donde se pretenda tener un sistema escolar “evolucionado”.

Por supuesto, niños, adolescentes y adultos siguen sin aprender nada pero…. No creo que se vea cuál es el problema. Se levantan voces de conservadorismo pedagógico, llamando al rigor, a la disciplina, a la exigencia, como solución, sin ver, tal vez, que esas voces son análogas a la del planificador socialista que quiere planificar aún más cuando saltan por doquier los desastres de la planificación.

La analogía no es tan difícil. Las notas son análogas a los precios fijados por el planificador socialista o intervencionista. El ser humano, que responde a estímulos e incentivos normales, memoriza lo necesario para obtener el 9 o el 10 necesario, y los que creen en el sistema dicen “aprendió” y colocan el 10, mandan hacer el cuadrito de honor, conceden la beca, y el sistema se retroalimenta. Por supuesto, el aprendizaje implica la memoria, pero no al revés, pero no importa, el sistema está mal estructurado desde la base. De igual modo que el precio fijado por el estado da señales que dispersan aún más el conocimiento limitado (Hayek) las notas dan una ilusión de aprendizaje. Y no hay propiedad porque, si la hubiera, el alumno podría decir “no” a una “propuesta” educativa. Pero no, es un esclavo. Claro que a veces son niños, pero se los educa como esclavos porque se los educa para seguir siendo niños. De vez en cuando algunos alumnos se mueren de stress por la famosa nota o los profesores se angustian por la falta de interés del alumnado, pero no importa, así son las cosas y hay que seguir. De vez en cuando algún alumno quiere salirse del sistema pero el eficaz modo de castigos le pondrá coto o impedirá su creatividad o su genio. De vez en cuando algún profesor querrá salirse del sistema planificado pero algún superior, y no necesariamente el estado, le llamará la atención. El sistema, obviamente, es intrínsecamente corruptor. Todo tipo de engaños y simulaciones sin ideadas para obtener la sacrosanta nota, y profesores y autoridades deben convertirse en policías. Eso los corrompe a ellos pero, fundamentalmente, a todos los seres humanos que desde los 6 hasta los 17 han sido “educados” en cómo burlar un sistema autoritario…. Que ellos perciben como “autoridad”. A esas personas, a las 18, se les dice que deben ser buenos, que no deben ser corruptos, que no deben engañar, que deben hacer una buena opción con su carrera, que deben ser buenos padres….

Hay grupos de personas que no son afectadas por el sistema. Están los que quieren aprender, libremente, y lo hacen y entonces obtienen el 9 o el 10 pero no porque sea eso lo que les interese. Están los genios que estudian lo que quieren y se aburren y sin problema repiten lo que el sistema quiere escuchar. Ninguno de los dos casos refuta al fracaso de la educación formal positivista. Hay también ciertos paradigmas técnicos cuyo manejo requiere memorizar primero y aprender después, o sea, “entrenamiento”. Y están los millones y millones que se han pervertido de por vida, y están los millones y millones de genios creativos a los cuales el sistema aplastó desde el principio. Claro, esa millonaria pérdida no puede ser registrada por el sistema de notas.

Ante esto, qué hacer? Por lo pronto, no desanimarse, porque en ese sistema estamos. Pero aquellos que, y no por el sistema escolar, saben algo de la crítica en Popper, de las condiciones de diálogo en Habermas, del conocimiento disperso en Hayek, del conocimiento tácito en Polanyi, de los horizontes en Gadamer, del pensar no calculante en Heidegger, del diálogo en Buber y Lévinas, del amor a Dios en Sta Teresa y San Juan de la Cruz, todos ellos deben saber que el sistema escolar nada tiene que ver con todo ello. Si tenemos la “mente abierta”, pensemos en esto, que es un drama que hace siglos está matando nichos desconocidos de creatividad. Y si me he equivocado, aquí estoy, abierto a la crítica. Cosa que el sistema formal de enseñanza no alienta ni permite…

Bibliografía:

[1] Zanotti, Luis J.: “El cuestionamiento de las instituciones escolares” [1974], en IIE, Educación, Ideología y Política, Ediciones de la Revista del Instituto de Investigaciones Educativas, 1975. [2] Zanotti, Luis J.: Los objetivos de la escuela media, Kapeluz, Buenos Aires, 1980. Prólogo. [3] Lakatos, I.: La metodología de los programas científicos de investigación, [1965]Alianza, Madrid, 1989. [4] Zanotti, Gabriel J.: “Los orígenes epistemológicos del estado contemporáneo”, Laissez Faire, (2002), Nro. 16-17. [5] Feyerabend, P.K.: Tratado contra el método [1975], Tecnos, Madrid, 1981, cap. 18, y Adiós a la Razón, [1981] Tecnos, Madrid, 1992. [6] Zanotti, Luis J.: La misión de la pedagogía, Columba, Buenos Aires, 1967. [7] Zanotti, Luis J.: « La desinstitucionalización del sistema educativo”, en IIE, Revista del Instituto de Investigaciones Educativas (1980), nro. 26. La obra completa de Luis Jorge Zanotti se puede encontrar en www.luiszanotti.com.ar

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Un 'default' de tipo argentino marginaría a Grecia del sistema

- Entrevista con AFP, publicado en Terra -

Una moratoria de la deuda de Grecia similar al 'default' récord que declaró Argentina por 100.000 millones de dólares en 2001 implicaría renunciar a la confianza y al sistema financiero, según un analista argentino.

"Un 'default' de tipo argentino generaría un 'shock' fenomenal sobre la región del euro y sobre el sistema financiero", afirmó a la AFP el economista Aldo Abram, director de la consultora Exante.

P: Una reestructuración parcial de la deuda griega similar a la de Argentina, es una de las posibles soluciones que podría imponerse en Europa después de la reunión cumbre de este jueves en Bruselas. ¿La receta argentina es aplicable a Grecia?

R: El 'default' argentino yo no se lo recomendaría a nadie. Tomamos cinco años en salir y ni siquiera lo hicimos completamente, porque, como impusimos las condiciones, tuvimos que hacer una reapertura para lograr niveles razonables de adhesión de los acreedores.

Hoy Grecia no tiene moneda, es el euro: no tiene la alternativa de la Argentina de seguir emitiendo su propia moneda. Lo único que es comparable en Argentina y en Grecia es una vocación por dibujar (manipular) las cifras. Los griegos maquillan sus datos fiscales. Nosotros dibujamos los del INDEC (estadísticas oficiales).

Pero no teníamos en 2001 un socio con espaldas para soportarnos y ayudarnos a salir de la crisis. La canciller alemana Angela Merkel ha tenido ultimamente posiciones intransigentes que ya no se justifican. Demorar tanto la ayuda es no asumir las propias responsabilidades: si yo me asocio con alguien debo controlar a mi socio.

P: ¿Cuáles son las lecciones del 'default' argentino 10 años después? Argentina paga aún hoy las consecuencias en términos de confianza de los mercados y de inversiones?.

R: El costo que pagó la Argentina es altísimo. Hoy probablemente no se note porque tiene un escenario extremadamente favorable gracias al precio récord de las materias primas. Pero nuestro riesgo país es uno de los más altos de la región (después de Venezuela y Ecuador).

Uno de los grandes errores de Argentina, que espero Grecia no cometa, fue salir de la convertibilidad. No había un problema de moneda, sino un problema de endeudamiento que llevó al 'default' del 2001. Al salir de la convertibilidad, el gobierno argentino mandó al 'default' a todo el mundo. Se pesificaron los ahorros en dólares de la gente: le devolvieron sólo el 50% de lo que tenían ahorrado en dólares en los bancos. ¿Quién puede desarrollarse sin sistema financiero?

En Argentina, a partir del 'default', hemos perdido la confianza del sistema financiero. La inversión existe sobre todo en el sector de la construcción y tiene alta participación del Estado, que es ineficiente.

P: En definitiva ¿un 'default' de tipo argentino le parece una posibilidad en la crisis griega o estima usted que la situación puede volverse, en ese caso, rápidamente incontrolable para la zona euro?

R: Un 'default' de tipo argentino generaría un 'shock' fenomenal sobre la región del euro y sobre el sistema financiero. Llegado este caso extremo, que debería evitarse, Grecia tiene que mantenerse en la zona del euro y restructurar su deuda lo más rápidamente posible. Es fundamental, para poder salir de un proceso de 'default', hacer pie sobre un cimiento de estabilidad monetaria y cambiaria.

Lo peor que uno puede hacer es perder eso. La zona del euro debería financiar a Grecia, sin aceptar pérdidas, dando el aval a la deuda que emitan los griegos. Países como Francia o Alemania son capaces de emitir bonos a 30 años a tasas razonables. La eurozona debería avalar el capital de la deuda griega de los bonos que se emitan a 30 años. Grecia tendría tiempo de hacer los ajustes y salir adelante. Lo peor que uno puede hacer es asumir el 'default'

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Es verdad, el IPC no es inflación

-Publicado en Ámbito Financiero-

Un alto funcionario del INDEC destacó que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) es distinto de la inflación, el costo de vida o el valor del «changuito». Afirmación que todos apoyaríamos, sobre todo si estaba hablando del ficticio índice que elabora el organismo oficial. Sin embargo, más allá de esta ironía, cabe reconocer que tiene razón.

En primer lugar, la medición del IPC está basada en una canasta de consumos promedio que resulta de un relevamiento realizado en algún período de tiempo. Por lo tanto, su evolución difícilmente refleje el aumento del costo de vida de cada argentino, cuya composición de gasto solamente por casualidad podría ser igual. Por otro lado, el IPC tampoco es el costo de llenar un changuito, ya que el primero incluye otros gastos, como los servicios. Sin embargo, la «sensación» de aumento de costo de vida percibida por la gente en el carrito del supermercado es muy similar al verdadero incremento que experimentan los sectores más pobres. Vale la pena aclararlo para poder reflexionar sobre la racionalidad de la afirmación del ministro Boudou, acerca de que la inflación perjudica principalmente a los más ricos. Podemos ir más lejos aún. La suba del IPC, bien medido, no es inflación, sino que solamente nos brinda una idea de hacia adónde está yendo esta última y no porque, como dicen los economistas, sea «la suba generalizada de los precios», ya que esta última definición no tiene sentido. Implica decir que, sin motivo aparente, millones de consumidores y miles de productores de todos los bienes y servicios se volvieron locos o se complotaron para que los valores de éstos suban. Un absurdo. La respuesta surge rápidamente cuando uno se pregunta qué tienen en común todos los mercados que puede estar andando mal y provocando esa suba generalizada de precios: la unidad de medida, en nuestro caso, el peso. Muchos economistas parecen haber olvidado que la moneda es un bien, como cualquier otro. Es decir que la gente lo demanda porque le es útil, como unidad de medida, reserva de valor (permite atesorarla para realizar una compra futura) y medio de pago. Del lado de la oferta, tenemos un único productor, monopolista, que es el Banco Central. Entendido esto, podemos aplicar el principio básico de la economía, la teoría de la oferta y la demanda. Si el productor ofrece (emite) más bienes (pesos) de lo que la gente demanda, su precio tiene que bajar. El problema es que la moneda nacional es la unidad de cuenta de todos los bienes y servicios de la economía. Si nos imaginamos un metro que se achica, veremos que todo lo que midamos con él tenderá a aumentar, aunque realmente siga teniendo el mismo tamaño. A nadie se le ocurriría decir que el problema es la suba generalizada de las medidas de todo lo que me rodea, ya que la causa es la reducción del metro que se está utilizando. Conclusión: inflación es la disminución del precio del peso y lo que apreciamos es una suba generalizada de todo lo que valoramos con él. El único responsable de la inflación es el Banco Central, que determina el precio de la moneda nacional, dada la demanda de la gente. Si vemos que los precios suben en forma generalizada, sabemos que el BCRA está depreciando la moneda para cobrarnos el impuesto inflacionario que necesita para comprar divisas, transferir recursos al Gobierno para que gaste o para incentivar el crédito interno. Otra confusión generalizada es que, al sostener el tipo de cambio, se mantiene el valor del peso. Esto sólo sería cierto si la moneda de referencia, generalmente el dólar, mantuviera su precio. Sin embargo, desde 2002, y con muy breves descansos (por ejemplo, la crisis de 2008), la Reserva Federal ha estado depreciando su unidad monetaria. Por lo tanto, cuando el Banco Central evita que su valor en pesos caiga, lo que está haciendo es bajar, en la misma medida, el precio de nuestra moneda. Esto lo logra comprando divisas con emisión y, por ende, con el impuesto inflacionario, generado por el exceso de oferta de pesos sobre la demanda. Ahora podemos evaluar por qué, si en Brasil el tipo de cambio ha caído más del 30% desde la reversión de la crisis en el segundo trimestre de 2009 y, en la Argentina, subió más del 20%, es nuestro país el que se queja de la inundación de importaciones brasileñas. La inflación de nuestro vecino ronda el 6,5%, y la argentina se ubica alrededor del 23%. Es decir que el impuesto inflacionario en nuestro país es muy superior al que abonan los vecinos, por lo que no debería extrañarnos que nuestros productores (ya que no solamente lo pagan los consumidores) sientan una tremenda carga que reduce su competitividad. Es cierto, subir el tipo de cambio mejoraría la situación de los empresarios que producen bienes que sustituyen importaciones o se pueden exportar. Sin embargo, para lograrlo, el Banco Central debería comprar más divisas y, para ello, cobrar un mayor impuesto inflacionario. Lo malo es que el resto de los argentinos no solamente deberá afrontar el aumento de la carga «inflacionaria» que le corresponde, sino lo que dejen de pagar los empresarios beneficiados. No parece una solución muy justa. La solución es bajar la inflación y la única forma es que el Banco Central modere el ritmo de emisión de pesos para: a) incentivar artificialmente el crédito interno; b) financiar el gasto público, dejando que el Estado enfrente con sus propios ingresos el pago de sus pasivos; y c) comprar divisas, aunque esto traslade al mercado local parte de la merma internacional del valor del dólar. Lástima que los economistas siempre complicamos las cosas y que, además, no hay peor sordo que el que no quiere oír.
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